Pleito insular y mediático

Creo que, pasado el sarampión, dará igual que exista declaración institucional del Parlamento o del Cabildo condenando la entreverada enajenación mediática o la simple demencia periodística. No ocupará ni una sola línea en los futuros libros de Historia. Más interesante me parece que no se abandone el seguimiento informativo de esta breve locura, porque en su afán por lograr lectores ?y me confieso uno de sus más entusiasmados seguidores? el repertorio, lejos de agotarse, va encontrando cada día nuevos recursos. Fue un error no haberlo galardonado: para evitar el aburrimiento periodístico no hay nada más socorrido que el panfleto, el ditirambo o el libelo. Por eso estoy en contra de la “politización” de este “pleito” mediático, pues entonces perdería su rasgo humorístico más característico y se convertiría en asunto serio e institucional, con lo que la curiosidad se desvanecería. Este asunto me parece infinitamente más original que si aquel Pepito o Manolito se dan masajes con sus jóvenes secretarias o si un tal López o Pérez salen en defensa de sus amantes para que conserven sus puestos de trabajo. Y no digamos los asuntos de cuernos, por muy alta que sea el asta. Si este pleito mediático empezó por Cubillo y va ya por Franco, creo que Almodóvar, recalado recientemente por estas alejadas tierras, va a encontrar un inagotable filón para el futuro y la economía canaria aún no se ha apercibido de ello...

Federico Utrera