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Premio a la peor gestión

Román Rodríguez / Román Rodríguez

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En efecto, los datos que arroja el reciente Barómetro Autonómico II del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) no pueden ser más contundentes. Paulino Rivero figura como el presidente peor valorado de los 17 presidentes autonómicos, con un nivel de desaprobación del 36,9% frente a una aprobación del 30,1%. Respecto a la valoración en concreto de su gestión como presidente, un 30,2% de los encuestados la considera mala o muy mala frente a un 19,5% que la considera buena o muy buena.

Por otra parte, un 34,9% de los encuestados considera mala la gestión que ha venido realizando el Gobierno de Rivero y Soria, frente a un 52,5% que opina que lo ha hecho regular y un 8,5% que la aprueba. Por el contrario, opina que tiene eficacia en la gestión sólo un 17% de los encuestados frente a un 72,6% que considera que se produce escasa eficacia en la gestión. Asimismo, un 57,3% piensa que el Ejecutivo que preside Rivero no defiende adecuadamente los intereses de Canarias frente a un 31,4% que opina que sí.

La valoración ciudadana está bien sustentada en la pésima gestión del Ejecutivo canario en estos tres años de legislatura. El mismo Ejecutivo que desde enero anuncia el futurible de 80.000 empleos, mientras que la realidad nos ha hecho llegar a los 300.000 parados que señala la EPA mostrando el total fracaso de las políticas del Ejecutivo canario en este área. Pero los descalabros del Gobierno de Rivero se multiplican en todos los ámbitos. Canarias es la peor comunidad en la aplicación de la Ley de Dependencia; la peor valorada por sus ciudadanas y ciudadanos respecto a la calidad de la atención sanitaria; la de mayor fracaso y abandono escolar temprano; la que menos ha desarrollado las energías renovables, pese a sus excelentes condiciones, y la que impulsa leyes contra su patrimonio natural, como el nuevo catalogo de especies, para facilitar proyectos hiperdesarrollistas.

Junto a ello, una nula defensa de los intereses de Canarias, como ha quedado demostrado en el Plan Canarias convertido en un ejercicio de propaganda y que en modo alguno va a suponer las cifras anunciadas; en los Presupuestos Generales del Estado y, especialmente, en un acuerdo de financiación autonómica que deja al Archipiélago 250 euros por persona y año por debajo de la media, según reconoce el consejero Soria, lo que supone una pérdida de 500 millones de euros al año.

Desmembramiento

Pese a esa consideración tan negativa que los canarios hacen de la gestión de Rivero y su gobierno, pese a lo desastrosa que ha sido su gestión, ATI-CC no ha tenido otra opción que volver a presentarlo como candidato presidencial. El proceso de desmembramiento y descomposición de la que en su momento fuera la casa común del nacionalismo canario, ha evitado cualquier tipo de sorpresa y de posibilidad de plantear alternativa alguna a quien alardeó de “podar” el original árbol nacionalista. Una poda que le ha hecho pasar de los 26 diputados obtenidos en 1999 a los 19 actuales, augurándole las diversas encuestas realizadas en el último año un nuevo retroceso que les dejaría en torno a los 13-14 escaños. Es decir, dilapidando casi la mitad de su presencia parlamentaria y con todas las opciones para convertirse en tercera fuerza en votos y en escaños.

Las congratulaciones de su presidenta sobre la superación de la alternancia no son de recibo y no resisten el menor análisis. Lo que ha quedado demostrado es que, prácticamente inexistentes en Gran Canaria y con fuertes conflictos internos en Lanzarote o en La Gomera, el dominio de ATI sobre la organización es absoluto. La única alternancia posible, la única que pueden y quieren aplicar es la de sustituir a un candidato de ATI por otro de ATI, como hicieron en 2007.

Por ello, la ratificación de la candidatura de Rivero, lejos de mostrar que la organización vive momentos menos convulsos que en el pasado, confirma que esta se encuentra completamente agotada, sin perspectivas de futuro; y bajo la hegemonía absoluta de ATI, subordinando al resto de las islas y especialmente a Gran Canaria cuya organización no pinta nada desde hace bastante tiempo.

La presentación de Rivero supone, además, la preparación del terreno para cerrar la reedición del pacto de gobierno con el PP, tal como hicieron en 2007. A pesar de que Soria y Rivero ahora escenifican sus diferencias porque se disputan el mismo espacio de centro-derecha, lo más probable es que se vuelvan a entender tras las elecciones autonómicas, siendo el problema pendiente quién ostentará la presidencia. Esto dependerá del número de diputados que obtenga cada cual, de ahí que ya hayan iniciado sus campañas personales y estén en continua confrontación pública en el Gobierno y desde sus partidos para obtener más votos que el otro. Aunque esa precampaña electoral anticipada resulte impresentable; más impresentable, si cabe, con la gravedad de la crisis que afecta a las Islas y a su gente.

Independientemente de quién gane lo único claro es que cuatro años más de ATI-CC y PP serían lo peor que le pueda pasar a los ciudadanos canarios. Otra legislatura de Rivero y Soria o de Soria y Rivero significará seguir anclados en la crisis económica, la pervivencia de los desequilibrios presupuestarios y territoriales, la profundización en la pérdida de calidad de los servicios públicos esenciales, el maltrato a cabildos y ayuntamientos. Y más, mucho más, desgobierno. Por eso, considero trascendental continuar trabajando para que esos comicios posibiliten un cambio político que Canarias precisa para poder afrontar con garantías su futuro.

*Presidente de Nueva Canarias

Román Rodríguez*

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