El programa ambiguo de Rajoy

Pues bien, ese adelanto quedó en un triste quiero y no puedo. O más bien, en un ni puedo, ni quiero. Porque lo menos que hizo Rajoy fue explicarse. Ni entró en detalles, ni se mojó, como se suele decir.

Tocó todos los temas importantes, la reforma laboral, los impuestos, la educación, posibles reducciones en la administración pública e incluso habló sobre el aborto y sobre ETA. Pero sin decir absolutamente nada.

Para empezar, no entró en detalles sobre la reforma laboral. Dijo que simplificará los tipos de contrato pero en el programa no se habla de un contrato único. Eso sí, en la reforma de la negociación colectiva dejó claro que los empresarios tendrán las puertas abiertas para negociar bajadas de salarios.

Sobre los impuestos, tema estrella en cualquier campaña electoral. Rajoy aseguró que el PP promete bajar el IRPF. Ahora, porque hace un mes él mismo afirmaba lo contrario durante una entrevista radiofónica. No plantea ningún nuevo impuesto o subida alguna para aumentar los ingresos del Estado. Aunque él mismo ha dicho en diversas ocasiones que le parecen muy preocupantes dichos ingresos.

El programa también promete una importante reducción de costes de la Administración y la eliminación de empresas y organismos públicos, pero no aclara cuánto empleo público piensa que se destruirá como consecuencia de esta medida.

En materia educativa, pretenden cambiar el modelo de selección de los maestros. Pero no explican en qué va a consistir esa selección.

Uno de los temas en el que los populares sienten más presión por parte de sus simpatizantes es el del aborto. Rajoy huyó de cualquier tipo de polémica en este sentido. No habló de derogarlo, pero dejó esa puerta entreabierta para no enfadar a nadie. Prometió una ley de protección a la maternidad, pero no dijo qué hará con la ley de plazos y en qué sentido la modificará.

Sobre terrorismo, el programa hace una promesa genérica de no negociar con ETA pero tampoco aclara nada de qué hará con los presos.

No sé si esta estrategia llevada a cabo por Mariano Rajoy para contentar a una parte de su electorado realmente funciona. Lo que sí sé es que se puede hablar durante horas sin decir absolutamente nada y esto a Rajoy se le da estupendamente.