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El regreso de Oaxaca
En realidad, tanto el presidente Fox como el sucesor ilegítimo Calderón no dejan de hostigar a los representantes de la APPO. Uno y otro creyeron que este organismo de representación popular pasaría al olvido, entre la represión del gobernador Ulises Ruiz y el cansancio de la gente. Oaxaca soporta un control desmesurado de las fuerzas policiales, acompañadas por una especie de guerra sucia. Ninguno de los principales problemas de Oaxaca ha sido siquiera abordados: exclusión social, pobreza, ausencia de democracia, corrupción y cacicazgos endémicos. Como editorializó el diario La Jornada, gobernar significa atender y resolver problemas, no aplastarlos con la fuerza del Estado para aparentar que han desaparecido.La Guelaguetza es una fiesta que se realiza en Oaxaca desde 1938. Representantes de las dieciséis comunidades indígenas de la región muestran parte de sus costumbres, tradiciones, actividades que desarrollan, bailes. En zapoteca, el término Guelaguetza significa intercambio recíproco. Los ciudadanos venían rechazando la orientación turística que las autoridades pretenden dar a estos festejos, desnaturalizándolos y transformándolos en otra cosa. De ahí que la APPO decidiera organizar la fiesta unos días antes de lo habitual, al margen de la prevista por el gobernador Ulises Ruiz y el sector turístico del lugar.Los empresarios turísticos estarán descontentos con la actuación de este gobernador, cuya dimisión es una exigencia casi unánime de la población desde hace un año. Porque provocar brutalmente a las 10.000 personas que aspiraban a celebrar aquella festividad en los lugares habituales ha supuesto un duro golpe a sus intereses. Según declaró Sergio Bello, presidente de la Asociación de Hoteles y Moteles, el enfrentamiento significó un tiro de gracia en contra del sector turístico de Oaxaca. Parece impensable que el presidente Felipe Calderón movilizara al ejército, la policía federal preventiva y la agencia federal de investigación, en el llamado operativo Guelaguetza 2007, sólo para impedir una fiesta paralela a la oficial. Pero así es. Policías y soldados ya comenzaron a patrullar de noche las calles de la capital, mientras la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca promete movilizaciones contra la Guelaguetza oficial que empezará el próximo día 21. La situación puede agravarse.Hay torpeza de dirigentes políticos obcecados con el orden como Ulises Ruiz y Felipe Calderón. Pero se trata de algo más y de más calado. La comuna de Oaxaca movilizó en su día a toda la población, organizándola, contra Ulises Ruiz y por determinadas exigencias. Esta experiencia amenazó con extenderse a otros rincones de México como forma de poder alternativo y así permanece en la memoria colectiva. Cundió el pánico entre los políticos tradicionales de la derecha, que empeñaron su sabiduría en destruir la APPO por todos los medios a su alcance. Y en esa tarea andan. Sin demasiado éxito, dicho sea de paso. Rafael Morales
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