Espacio de opinión de Canarias Ahora
Las remesas de los emigrantes por Pedro Hernández Álvarez
Lo que sabemos. Caída de los beneficios por el margen financiero, diferencia entre ganancia por dinero tomado y dinero prestado, que se sustituye por el margen comercial que te cobra comisiones y comisiones y más comisiones por decir buenos días, por mandarte tarjetas que no quieres, por ofrecer planes e inversiones, por apertura, por cancelación, por mantenimiento, por abrir el paraguas, por cerrarlo. Hay hasta quien dice que, sin embargo, sus beneficios progresan, geométricamente, cada año a lo bestia. Calumnias por supuesto.Una de los principales ingresos de nuestro país durante los años que tantos paisanos se fueron a trabajar a Argentina, Cuba, Venezuela, Inglaterra, Suiza, Holanda, Alemania y demás, fueron los envíos de divisas fuertes de emigrantes. Por supuesto todos sabemos que son las únicas que permiten pagar las importaciones y los préstamos exteriores. A este dinero convertible previa conversión a pesetas, ya que entonces el Gobierno mantenía un control de cambios que no nos permitía que los ciudadanos de a pie tuviéramos divisas, se le unieron las partidas por turismo, que nos pusieron en uno de los primeros lugares del mundo en el ranking de naciones con reservas de divisas. O sea que remesas de emigrantes y turismo nos han ayudado de forma decisiva a la mejora de nuestro nivel de vida. A estar en la situación de bienestar en la que ahora estamos. Al día de hoy España recibe de los trabajadores españoles diariamente unos 13,1 millones de euros, o lo que es lo mismo en un año 4.782 millones de euros que se anotan al haber de nuestra balanza de pagos bajo el epígrafe de remesas de emigrantes. Para que lo sepamos, los inmigrantes extranjeros en España en el año 2005 transfirieron al exterior 4.614 millones de euros. En nuestro planeta y también en el año 2005, los emigrantes mandaron a sus casas una cifra de 131.000 millones de euros. O sea que hemos pasado a ser punto de atracción para todo el que desde su tierra, su país quiere venir aquí a trabajar y con sus ahorros enviar euros de vuelta a su familia, a su gente. En nuestro caso concreto de los cayucos y de las pateras, los que intentan llegar aquí jugándose la vida, y muchos de ellos la pierden, no lo hacen para aprovechar las rebajas de los grandes almacenes, la asistencia a nuestros carnavales, o cualquier otro equivalentes de nuestros chocolates para el loro, sino para poder sobrevivir y poder encontrar una razón para su existencia, ya que las condiciones de su tierra de origen o la rapiña de sus gobernantes les privan de todo. Ahora que se está en campaña electoral, es tan fácil hacer demagogia con este asunto y según se pretenda una u otra cosa poner el énfasis aquí o allá. La comparación más usada es la de nuestros años de emigrantes, sobre todo de los canarios. Cada tiempo tiene su circunstancia. Ahora estamos en donde estamos y hay que poner remedio y solución a algo que está pasando en este momento. Y aquí si que no se pueden hacer experimentos para salir del paso. Corresponde de verdad, una política de inmigración planificada, seria y responsable. Sin extremismos de ninguna clase. Es la única forma de que todos podamos convivir en la mejor armonía. Pedro Hernández Álvarez
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