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Los saharauis olvidados
Dos días después de la cumbre entre la Unión Europea y Marruecos en Granada, el ministro Miguel Ángel Moratinos aplaudía en la comisión de Asuntos Exteriores del Congreso de los Diputados los avances por parte del gobierno de Marruecos en el respeto a los derechos humanos. Como ejemplo puso la puesta en libertad por motivos de salud de una mujer del grupo de los 7 detenidos en Casablanca cuando venían de los campamentos de Tinduf. No dijo Moratinos que quedan seis en la cárcel y que pueden ser condenados a penas de muerte. Pero el ministro español hizo un solemne ridículo cuando destacó “el regreso con toda normalidad este domingo de otro grupo de activistas procedente de Tinduf”.
Y el ministro acertó. Marruecos aplicó su “normalidad” horas después. Una brutal carga policial en varias ciudades saharauis ocupadas culminó con decenas de heridos. Los rostros de las víctimas de la represión pueden verse en Internet. Las nuevas tecnologías han llegado ya a Latinoamérica. Los congresos de Chile y Perú, y organizaciones de Derechos Humanos de Panamá y Argentina ya han condenado la brutal represión marroquí a las manifestaciones pacíficas de esta semana. Sin embargo parece que Cuba está mucho más cerca del Parlamento europeo y del canario. Los ordenadores de los diputados del PSOE y del PP sólo tienen conexión con blogs de los disidentes cubanos, las fotos de los saharauis apaleados con las cabezas ensangrentadas no salen en sus ordenadores, por eso ni hay ni se espera ninguna moción condenando a Marruecos por la brutal represión.
Los principales dirigentes de la Unión Europea acaban de estrechar la mano del responsable político de la represión, el primer ministro de Marruecos, Abbas el Fassi. El autor intelectual, el rey Mohamed VI, no acudió a la cumbre de Granada porque sabía que iba a provocar manifestaciones masivas en su contra. Pero Abbas el Fassi leyó un discurso del monarca donde quedaba claro que si Europa quiere tener a Rabat feliz debe aceptar que el pueblo saharaui no tiene derecho a decidir su destino, que hay que enterrar todas las resoluciones de la ONU.
La cumbre de Granada es un paso más para mantener al reino de Marruecos como socio privilegiado de la Unión Europea. Cuando hablamos de “reino de Marruecos” nos referimos a Mohamed VI y a su familia, no al pueblo de Marruecos. Porque los acuerdos de Granada plantean la privatización de los servicios públicos y la apertura de Marruecos a las empresas europeas, lo que significa más explotación de los trabajadores marroquíes, que no tienen derechos sindicales. Más beneficios económicos para las empresas europeas y para las empresas marroquíes que controla la familia de Mohamed VI.
“Business are business” decían los ingleses. Europa y Marruecos aplican a rajatabla este lema. Cuando los grandes negocios entran por la puerta los derechos laborales y sociales saltan por la ventana. Lo sabe la población marroquí, pero lo aprende golpe a golpe, porrazo a porrazo, la población saharaui, los grandes olvidados de la cumbre de Granada.
Juan GarcÃa Luján
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