Espacio de opinión de Canarias Ahora
De San Valentín a Santa Basilisa
- ¡Ay, que risa, Basilisa!- solían comentar, todas ruborizadas.
Y alguien reirá, efectivamente, en esa fecha cada vez más cercana, en tanto en el bando contrario al de los vencedores serán tristezas y lamentos. Sin embargo los dos candidatos a la presidencia del gobierno con posibilidades de serlo podrán presumir a día de hoy de haberse acordado en sus programas de los enamorados, porque a los enamorados siempre se les imagina jóvenes, como si no hubiese pasiones tardías y romances incluso entre los usuarios de las residencias de la tercera edad. Zapatero ha facilitado a las juveniles parejas el alquiler de sus niditos de amor. Un chollo. Rajoy promete que en ocho años todas las sonrisas de los amantes serán perfectas gracias a los servicios de odontología gratuita que, si gana, implantará progresivamente. Ahí, ya ven, sonreirán antes que los jóvenes los ancianos, porque la promesa alcanzará primero a los niños y, luego, a los ciudadanos de edad provecta y dentadura hecha un desastre.
Uno observa con atención a la ciudadanía y detecta en el personal una suerte de estupefacción ante las características de esta peculiar campaña que, dadas las circunstancias económicas que atravesamos, cada vez se parece más a un concurso de charlatanes y en la que el voto, literalmente, se compra, se intenta comprar, en lugar de hacer un esfuerzo por lograrlo a través del convencimiento y de la oferta de un programa político diferenciado. Cierto que todas las promesas no son económicas, pero la mayoría de las que no lo son directamente, lo son desde luego de manera indirecta.
Pero, les hablaba de San Valentín y de Santa Basilisa. No creo en signos premonitorios, pero, ojito, porque si hubiese distingos políticos en el santoral, podría decirse que el patrón de los enamorados era liberal y progresista (creía verdaderamente en el amor y llegó a prendarse él mismo, siendo obispo, de la hija de su carcelero ciego, mientras esperaba martirio en las mazmorras romanas), en tanto que Basilisa fue canonizada por mantener una relación virginal y platónica con su marido, San Julián. Hay una diferencia entre lo uno, gozoso, y lo otro, frustrante. De las premoniciones, no, Pero, amigo de las simbologías sí que es uno. Qué se le va a hacer, oigan.
José H. Chela
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