Espacio de opinión de Canarias Ahora
'59 segundos' de temeridad y mala fe
Cuando una persona, quien sea, se querella con otra tiene que tener motivos más que fundados, motivos que se puedan demostrar con pruebas, pero Soria ha cogido la costumbre de querellarse sin pruebas, lo que es grave, y más grave aún es que lo haga por revancha, parapetado en su condición de aforado, y no por limpiar su nombre y su honor, que han quedado todavía más manchados después de dos sentencias que le definen como un rencoroso temerario.
Una querella pone en marcha toda una maquinaria judicial que obliga a abrir diligencias para indagar qué hay de cierto y qué no. Obliga a trabajar a jueces, secretarios judiciales, funcionarios y fiscales, y de verdad que les gusta muy poco que se les use de una manera tan sucia.
Llevo haciendo información de tribunales desde hace once años, tengo entre pecho y espalda más de mil juicios penales y 78 juicios con jurado, además de un puñado de juicios de lo Social, y les prometo que son contadas las veces que he visto a un magistrado condenar en costas. Por supuesto que alguien puede sentirse dañado y luego resultar que estaba equivocado. Un denunciante puede estar convencido de que tiene razón pero la justicia al final le dice que no, que las cosas no son cómo creía. En ese caso, las costas las pagamos entre todos, centimito a centimito, pero cuando se pleitea sólo por fastidiar, por ser más chulo que nadie, por intentar joder a quien se atreve a colorearnos la cara, cuando el “te voy a empurar” deja de ser un derecho para ser un ataque, la justicia obliga a pagar tanta “mala fe”.
Ricardo Peytaví, columnista de El Día, no debe tener los mismos conceptos sobre la justicia. Este martes, en 59 segundos, la confundió con un patio de recreo. Hasta dijo que Soria no había sido condenado a nada y que daba lo mismo que tuviera que pagar las costas de dos procesos penales que de cuarenta. Pues está equivocado. Pagar las costas es un castigo judicial en toda regla, y en el caso del vice, un castigo reiterado que da una idea de su catadura moral. Ya sé, Peytaví, que lo legal no tiene nada que ver muchas veces con la ética y la moral pero, mire por donde, hay ocasiones, como esta, en que coinciden de pleno.
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