Espacio de opinión de Canarias Ahora
Siempre los Soria
La trama eólica, que acabó en el Parlamento con unas grotescas conclusiones de una de comisión de investigación de vergüenza, se va a quedar en lo penal en la condena que pueda recibir un director general del PP. Nos perderemos, por lo tanto, el alcance jurídico que pudieron tener las intervenciones de los dos políticos que mandaban en la Consejería de Industria (Luis Soria) y en el Cabildo de Gran Canaria (José Manuel Soria). El concurso de ambos era fundamental para que funcionara el pelotazo que se montó en torno a los hermanos Esquível, uno de los cuales, Javier, alojó en su casa en versión liberal a José Manuel Soria mientras se construía el lujoso chalet del que disfruta ahora.
Luis llegó a viajar a Magdeburgo (Alemania) en compañía de los Esquível, que organizaron el viaje, a ver las megaturbinas que pensaban montar en Arinaga en una concesión portuaria ilegal, al tiempo que José Manuel desactivaba una empresa pública bajo la tutela del Cabildo (Megaturbinas de Arinaga) para que los empresarios amigos concursaran en solitario. Desde la Autoridad Portuaria, el presidente del PP hizo también sus tareas, y hasta se permitió mentir a la comisión de investigación eólica sobre su participación en un consejo de administración. Detrás vendría el TSJC a archivarle el presunto delito en una de las dos resoluciones judiciales más escandalosas de los últimos tiempos en Canarias. La otra, ya saben, decir que Adán Martín, Berriel y Santana Cazorla quedaban para echar un dominó.En 2005, José Manuel Soria viajó a Salzburgo y a Noruega en el jet privado del empresario Björn Lyng, propietario del Grupo Anfi al 50% con Santiago Santana Cazorla. Antes del viaje, Lyng había iniciado la tramitación de un expediente en el Cabildo -que presidía entonces Soria- para que le declararan de interés general 3.500 camas en Tauro. Era el requisito indispensable para que el Parlamento pudiera autorizarle una excepción a la moratoria. La empresa consiguió sus objetivos, a pesar de los informes negativos de los técnicos del Cabildo y del Gobierno y gracias a todas las trapisondas conocidas ahora en la operación Góndola y que han costado la imputación incluso al empresario.
Pero si José Manuel desempeñó un papel fundamental en las camas para Anfi, su hermano Luis aparece en esa urbanización haciendo un trabajo de intermediario para el que, teóricamente, estaba legalmente incompatibilizado. Cobró una comisión tras haber fracasado en una gestión en defensa de una cadena de supermercados. Santana Cazorla llega a afirmar en una conversación telefónica que el mayor de los hermanos le presionó para que cumpliera con Luis Soria.
De todo esto lo único que consta en los tribunales son dos querellas de José Manuel Soria contra el ingeniero Francisco Cabrera y contra este periodista. Contra el primero, por lo que dijo en la comisión de investigación. Y contra el segundo por relacionar, en un artículo de opinión publicado en 2006, el chalet de los Esquível con el trato de favor que pretendió darse a esos empresarios. Que nadie espere una conspiración de los aparatos del Estado para imputar a los Soria delitos de cohecho, tráfico de influencias, negociaciones prohibidas a funcionarios, prevaricación ni otras zarandajas.
Sobre este blog
Espacio de opinión de Canarias Ahora