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El silencio de los cómplices

Carlos Juma / Carlos Juma

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Se recuerda y conmemora, y puede que algunos celebren, el Holocausto perpetrado por los nazis no solo de los judíos, sino recordémoslo también, sobre otros pueblos y discapacitados. ¿Para no caer en el mismo error, quizás? Reflexionemos cuán poco se ha cambiado desde el punto de vista médicopolítico desde entonces a la fecha. Querían seres puros y hoy seguimos queriendo bebés puros, no queremos bebés con defectos, discapacitados, enfermos graves, o portadores de genes enfermos. No nos gusta los viejos, que no controlan esfínteres y se van “por el palo”. Miramos con desdén a los discapacitados y no se sigue en el empeño de adecuar la ciudad para los minusválidos. ¡Pues si que estamos buenos para criticar! Nos falta autoridad moral y altura ética, seguimos siendo unos enanos mentales, cretinos por falta de yodo.

Admiramos como simplones el fisioculturismo, y anhelamos llegar a ser rubios, altos, guapos y de ojos azules. Craso error el de Menguele y craso magnicidio (por su amplitud y tamaño) el de nuestros días.

Contemplamos la muerte violenta a diario como un fenómeno normal. Para qué seguir con asuntos escalofriantes como la guerra de Iraq, Afganistán, Pakistán, Kurdistán, la trata de niños, el “secuestro” de los que son víctimas de las balas para “donar” generosamente sus órganos.

Sé que hay un mundo doliente, que sufre, que conoce la vejación y humillación, que es víctima de la bota militar más cruel dada la inteligencia de la que presumen sus portadores. Incapaces de reflexionar, de criticar; nadie sabe más que ellos, la perfección pura, el pueblo elegido nada menos que por Dios,-pícamelo menudo que lo quiero pá cachimba-.

Nada menos que el pueblo que más premios Nóbel posee. También el que más asesinos selectivos y no selectivos tiene. El que más enfermedades hereditarias sufre. Todo tiene su anverso y reverso. Y para que no les falte de nada, padecen una enfermedad terminal, la palestinidad.

El 11 de noviembre se cumplen tres años del envenenamiento y muerte de Arafat. Y he aquí el desolador panorama de un pueblo que se empeña en vivir enraizado en sus olivos, mirando al frente, eligiendo democráticamente a sus gobernantes,- que no son del gusto de la occidentalidad-.

Partidos por la mitad, con un presidente mediocre e incapaz de plantar cara al sionismo, la máxima expresión actual de racismo, condenado por la ONU. Cientos de miles de palestinos en condiciones infrahumanas, pagando el altísimo precio de la defensa de sus derechos inalienables, el de ser un pueblo libre y vivir con dignidad y con capacidad de regir sus destinos, si a Occidente le gusta, claro.

Hace tres años que se nos fue Arafat, pero no se ha ido la Palestinidad. No hay que llorar por el líder que fue encarcelado en la Muqata por su más cruel y sanguinario enemigo. El Viejo descansa en su tumba al calor de su pueblo y en nuestra memoria palestina. Su enemigo Sharon sigue atravesando el túnel sin fin de la “no vida-no muerte”.

La frustración produce melancolía. Yo apuesto por la lucha por la libertad, por la Paz, la que proviene de la acción de la Justicia. Nos han robados nuestros viñedos y olivos y nos llaman terroristas, es la estrategia de siempre: culpabilizar a la víctima. Aplicar la política del palo y la zanahoria a los palestinos durante décadas, jugando con las manos tendidas de Arafat es de sobra conocido.

A quienes se les debe exigir que abran el puño es a los sionistas porque, en palabras de Ghandi “ no se puede estrechar una mano con el puño cerrado”. Mi Viejo, mi amigo, mi Abú Ammar, mi Patria y mi Pueblo del que eres símbolo, sigue en pie, en nuestra memoria y sobre todo en nuestros corazones. Saldremos adelante, pero a este mundo que guarda silencio hay que gritarle su complicidad en el Genocidio Palestino y los premios por el Holocausto o por su Museo no deja de ser un inexcusable manoseo de tantos cadáveres.

Los pleitos no se resuelven con premios ni etiquetando esqueletos, sino con la Justicia, y esa es nuestra Esperanza. Palestina vive en Canarias y seguirá por generaciones.

* Carlos Juma es expresidente de la Comunidad Palestina en Canarias

Carlos Juma *

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