El sistema financiero

El culpable ya es, oficialmente, al fin, el sistema financiero que el premier británico, Gordon Brown, y no sólo él, quiere reformar porque esto ya no puede ser.

Dado que hay información suficiente sobre lo que está pasando y acerca de las medidas estatales para salir del hoyo, me limitaré a señalar que actúan como si no hubiera gobiernos, parlamentos, grandes trasnacionales, individuos poderosos y toda la pesca a los que señalar como responsables del desaguisado; como si el sistema financiero fuera un ente con voluntad y designios propios al estilo de los ordenadores de ciencia ficción que desde Kubrick acá se reviran contra sus creadores y les hacen la puñeta. Por lo visto, nadie tomó las decisiones ni autorizó las prácticas que convirtieron las finanzas internacionales en un casino. Todo se debe, pues, a que el sistema financiero es una fuerza de la naturaleza tan ciega como los ciclones o las erupciones volcánicas. Pero no debe serlo tanto cuando el otro día, en la CNN, pudieron verse las ganas del Senado USA por cortar cabezas durante la comparecencia de los ejecutivos de Lehman. Claro que también fue el Senado quien autorizó buena parte de la política origen del problema.

No entro más en el tema porque, aparte de la información y las opiniones que circulan, es de notar el bajo grado de entendederas de nuestros prohombres políticos y económicos. Si los políticos siguen con sus cosas de Zapatero malo y tú más, los económicos buscan el modo de aprovechar la oportunidad para solicitar reducciones salariales y dar un pasito más hacia el sueño de los despidos a coste cero que, es fama, lo solucionan todo. Su mentalidad de especuladores enriquecidos no les da para mucho y hablan, madre mía, de una “reinvención del mercado” consistente en machacar mejor a los asalariados.