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Suomen Lelumuseo

Eduardo Serradilla Sanchis / Eduardo Serradilla Sanchis

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Por fortuna, no todas las sociedades piensan igual y, en algunas de ellas, el juguete constituye una parte importante en el desarrollo de las personas. Esto es palpable tanto en la cultura anglosajona ?donde fue un presidente el que popularizó el osito de peluche- como en la cultura francófona y en los países del norte de Europa. La figura del juguete como algo más que un elemento asociado a la niñez es tal que, en muchos lugares, hay museos dedicados a contar la historia del mismo en una determinada sociedad.

Éste es el caso de Suomen Lelumuseo ?Museo finlandés del Juguete- situado en la ciudad de Espoo. Dicho museo forma parte de un enorme conjunto de museos llamado WeeGee Exhibition Center, lugar donde también se puede encontrar el museo EMMA ?Museo de Arte Moderno de Espoo- entre muchos otros.

La idea que impulsó el Museo finlandés del Juguete fue mostrar a las nuevas generaciones cuáles fueron los juguetes con los que jugaron tanto sus padres como sus abuelos, desde los años 30 hasta la actualidad.

Bien se podría decir que mirando las enormes y cuidadas vitrinas que conforman el museo, uno termina por viajar en el tiempo mientras observa con qué jugaban los niños finlandeses hace varias décadas. Muñecas Lotta -a imagen y semejanza de aquellas mujeres que, de forma voluntaria, ayudaban en las labores no bélicas de la lucha del país contra la URSS- , junto con ositos hechos de virutas de madera o las primeras Barbies que entraron en el país, a semejanza de unas muñecas alemanas, se pueden encontrar mirando a través de las vitrinas con un claro gesto de complicidad.

Lo mejor de todo es que, para una persona nacida en las Islas Canarias, éste viaje es casi diríamos que cotidiano, dado que los juguetes comercializados en Finlandia en los años 50 y 60 eran los mismos que se podían encontrar en las jugueterías de la calle Triana de Las Palmas de Gran Canaria o de las Ramblas de Santa Cruz de Tenerife, por citar algunos lugares, algo que no ocurría en la Península.

No obstante, el mayor acierto del museo es tratar de reproducir las habitaciones de un niño de cada una de las épocas. Así, el papel pintado de los años 30 da paso a las fotos de los artistas del celuloide de los años 40 y 50, para después volvernos a ver las caras con el sensual Elvis y otros cantantes de aquellas décadas. De los 60 también datan las primeras casas de cartón de Barbie, junto con trenes y pistas de carreras, y los inconfundibles juegos de mesa. En los 70 hacen furor los ídolos televisivos, las series de animación, las sagas espaciales y bordeando los 80, los videojuegos.

A partir de entonces, los ordenadores empiezan a competir por el tiempo de los niños y junto a personajes de cómic y de series televisivas, tales como Spider-man, He-Man o Las Tortugas Ninja, se encuentran aparatos tan conocidos hoy en día como las consolas Game Boy o PlayStation.

El museo también organiza distintas exposiciones temáticas, basadas en juguetes, las cuales pretenden profundizar más en un determinado juguete o colección. Hasta el 10 de enero del 2010 está abierta la exposición Barbie ?Still Going Strong, organizada con motivo del 50 aniversario de la famosa muñeca. La exposición está centrada en los años 1959-1965, aunque también hay espacio para décadas posteriores.

Lo primero que sorprende al entrar en Barbie?Still Going Strong es la cantidad de muñecas originales de los primeros años, la evolución de tanto el rostro como el peinado de la muñeca ?acorde con la época de salida al mercado- así como accesorios y play-set de juegos que raramente se ven expuestos. Al ver estos últimos confeccionados en cartón pintado y sin mayores detalles que aquello que hubiera dibujado cuesta imaginar a un niño de esta década jugando con ellos, si bien resultan absolutamente atractivos.

Para una persona poco familiarizada con la historia de la muñeca Barbie puede resultar curioso enterarse de que, entre las muchas profesiones, ésta llegó a ser astronauta, algo que choca con la imagen edulcorada que se tiene de la misma. También podrá descubrir que Barbie no solo tiene una hermana, Skipper, sino que ha tenido más familiares y novios. Sí, novios en plural, tal y como demuestra el árbol genealógico que cuelga de una de las paredes del museo.

En la exposición, para los amantes de la historia, se encuentra los diseños originales de la muñeca ?idea comprada a un fabricante alemán- además de su registro en la Oficina de Patentes y Marcas norteamericana, por parte de la empresa Mattel.

Junto a dichos documentos también es posible observar una selección de postales dedicadas a la muñeca, así como una colección de recortables de papel, idénticos a los que se podían encontrar en los años 50 en toda España.

Además de esta retrospectiva acerca de la historia de Barbie, en la exposición se puede encontrar una selección de Barbies vestidas por una coleccionista y diseñadora finlandesa que, durante su tiempo libre, cuando no está trabajando de directora artística en un teatro, se dedica a personalizar Barbies, como si de actrices teatrales se tratara. Con unos resultados realmente sorprendentes, Barbie se viste de princesa egipcia, sacerdotisa griega, ninfa del bosque o bailarina del Moulin Rouge sin que por ello deje de ser Barbie. Es más, sería bueno que Mattel tomara nota de esta idea, sobre todo para sus colecciones dedicadas a un público adulto coleccionista.

La última vitrina de la exposición está dedicada, precisamente, a este tipo de Barbies, pensadas para quienes van buscando un producto mucho más cuidado, limitado y, normalmente, costoso. Barbie Cher, Barbie Sandy, de la película Grease, y Ken Elvis, junto con Barbie típica rusa y Barbie princesa celta entre otras ponían el punto y final a la exposición.

Para el año que viene hay anunciada una exposición dedicada al Espacio Exterior y los alienígenas, todo en versión juguete, con lo que la diversión está asegurada.

Al final, lo que el museo demuestra es que los juguetes pueden ser un objeto tan interesante como instructivo y que no hay un límite de edad para disfrutar de ellos.

Si quieren conocer más acerca de Suomen Lelumuseo: www.leikkilinna.fi

Nota del autor: Especial agradecimiento a Tuomas Myren la visita guiada que nos ofreció por el espacio del museo.

Eduardo Serradilla Sanchis

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