Espacio de opinión de Canarias Ahora
La temeridad de seguir apostando por el turismo de masas en La Palma
Nunca el turismo ha sido un sector que aporte estabilidad a la economía y mucho más vulnerable, aún, cuando es la actividad que más contribuye al PIB, como ocurre en las islas de Gran Canaria, Tenerife, Lanzarote y Fuerteventura. Ahora, con la crisis climática y sus manifestaciones meteorológicas extremas, olas de calor, sequías, incendios, emergencias hídricas, microalgas, … aparecen nuevos contenidos que incrementan esa vulnerabilidad de las economías insulares que dependen del sector turístico.
En este sentido, la apuesta de la clase política palmera y empresarial por el turismo de masas (1) como motor de la economía de la isla es para preocuparse. La incapacidad para abandonar las infraestructuras del pasado desarrollista los ata a la vieja inercia que ha mantenido bloqueado durante décadas el futuro de la isla. No están entendiendo el contexto de emergencia climática y descapitalización en el que se encuentra la isla como lo confirma el Pacto del Turismo, iniciativa del sector empresarial y la consultora Corporación5, donde en los seis folios del texto, ni una sola vez se cita el cambio climático.
-Dejad de hacer lo mismo para que otro modelo de isla sea posible-
¿Quién decidió convertir a La Palma en una isla para el turismo?
Pero hacen un gran descubrimiento, conseguir que el turismo de masas deje de serlo, con una planificación de las grandes infraestructuras a través de una sobredosis de sostenibilidad, porque hablan de una sostenibilidad integral y que definen como aquella que va más allá de las dimensiones económica, social y medioambiental. Pregunta, ¿cómo hacemos sostenible el campo de golf de Breña Alta en la zona agroganadera de La Pavona con respecto a los recursos naturales escasos de agua y suelo agrícola cultivable, al mismo tiempo que estamos importando papas de Egipto, Israel, Reino Unido y que convierte al transporte en el sector de la economía palmera de mayor huella de carbono?
Nadie pone en duda que el turismo sustentable es uno de los pilares, no el pilar, de la economía insular, como están defendiendo actualmente el Cabildo y el sector empresarial, porque seguir proyectando las infraestructuras del pasado desarrollista como los campos de golf en el 2023 en un ecosistema insular pequeño y frágil, con recursos limitados, como el de La Palma, es no haber entendido que nos encontramos ya con un calentamiento global, cuarta ola de calor en este verano, circunstancia climática que va a continuar en los años venideros y que introduce incertidumbres a los inversores cuando ya los turistas, alemanes e ingleses, principalmente, están eligiendo otros destinos huyendo de las olas de calor de Canarias. Además, hay otras variables como la inflación, el encarecimiento de los precios de los billetes, una pandemia, una crisis volcánica, una guerra, etc., que, desde siempre y, más ahora, con la crisis climática, que aporta más inseguridad a las economías que dependen de este sector.
El cambio climático antropogénico va en serio. – Los datos que aporta la ciencia sobre lo que está ocurriendo con el clima son contundentes, han dejado de tocarnos en la puerta y están entrando en la casa común. El calentamiento global y su impacto en el clima no es una broma y los responsables políticos de los grupos de gobierno de las administraciones insulares deben tenerlo en cuenta en su gestión, más pronto que tarde, porque estamos tratando un problema complejo, posiblemente de los mayores retos a los que ha tenido que hacer frente la humanidad y donde las islas son especialmente vulnerables.
Berlín, plaza Gendarmarkt en 2011
No podemos seguir de brazos cruzados ante la inacción de los responsables de las políticas climáticas en Canarias. La organización ciudadana comunitaria y las entidades locales públicas debemos ponernos en marcha para una transición energética y de lucha contra el cambio climático desde abajo hacia arriba.
Decía, antes de la pandemia, Javier Arístegui 1 , catedrático de ecología de la ULPGC, …tenemos que adelantarnos al cambio climático… pues estamos ante una situación que lo va a cambiar todo y de consecuencias imprevisible y nos preocupa la inacción de los gobiernos. Lo vimos en 2020 en la primera evaluación de los compromisos del acuerdo de París, con el incumplimiento generalizado por parte de los estados de dichos acuerdos, no pasar en el 2050 de 1,5ºC a partir de la etapa preindustrial. Hay muchos intereses de las grandes multinacionales y fondos de inversión energéticos que controlan las políticas climáticas de los estados, no es una casualidad que estas entidades sean las financiadoras de las cumbres climáticas.
Centro de Investigación Atmosférica de Izaña
Aprovechando las investigaciones del observatorio meteorológico de Izaña (1916) mostramos los datos del CO 2 el principal de los gases de efecto invernadero. Los datos que nos ofrece el Centro de Investigación Atmosférica de Izaña de la evolución de la concentración de CO2, (desde 1984 que es cuando se inician los registros), que es el responsable, junto al metano y otros gases de nitrógeno y azufre, del calentamiento global y el cambio climático que ya lleva unos años manifestándose con incrementos de temperatura por todo el planeta y en las islas con cuatro olas de calor en lo que llevamos de verano.
En mayo de 2023, las medidas tomadas en el Observatorio de Izaña dan una concentración media mensual de 423,86 ppm (partes por millón). Un récord de la serie de registros de Izaña que representa un incremento de 2,91 ppm con respecto al registro anterior máximo de 421,95 ppm de abril de 2022.
En el Observatorio de Mauna Loa, Hawái, cuya serie de registros se inició en 1958, otro de los lugares de referencia mundial, la media mensual de mayo 23 fue de 424,00 ppm unas 14 décimas de diferencia, a pesar de estar separados unos 13.000 km.
La información de los datos del IZO en la gráfica no pueden ser más claros y la tendencia que marca la línea azul más contundente, con un constante incremento del CO 2 y consecuentemente, cada verano, aumentan los episodios meteorológicos extremos, la sequía, los incendios, las olas de calor y el impacto económico, cada vez, alcanza a más sectores: turismo, agricultura, sanidad, energía y, también, en la repercusión en los ecosistemas marinos con incrementos sorprendentes de la temperatura del agua del mar. Los datos que nos aporta Izaña tanto en los relativos a la huella de carbono como en el de las temperaturas no se pueden negar ni continuar actuando sobre los territorios insulares y sus recursos como si no existiesen, constituyen un sólido indicador de la grave crisis climática en la que ya nos encontramos y que se complica cada año que pasa.
Los combustibles fósiles del carbón, petróleo y gas natural han sido los principales responsables del calentamiento global a través de los gases que producen en la atmósfera el efecto invernadero, por lo tanto, el objetivo de la transición energética es un cambio de modelo donde la sustitución de esos combustibles fósiles por energías renovables se haga mediante procesos de participación ciudadana, democratizando la energía.
Con respecto a las temperaturas tenemos las evidencias científicas del calentamiento global en la siguiente gráfica del observatorio meteorológico de Izaña con las variaciones de las temperaturas medias anuales a lo largo de más de cien años. La tendencia del incremento de temperatura es clara y la temeridad del Cabildo, también, cuando mira para otro lado teniendo la responsabilidad de gestionar el territorio y sus recursos desde la perspectiva de la descarbonización de la economía insular, compromiso que la institución insular tiene firmado, del grupo de gobierno anterior, dentro de la agenda del proyecto europeo de “Energía limpia para las islas de la UE” que coordina La Palma Renovable.
Centro de Investigación Atmosférica de Izaña 1916.
¿Qué consecuencias del cambio climático se están observando?
Hagamos una reflexión sobre lo que ha pasado en este mes de agosto con el incendio en la isla de Tenerife entre los días 16 a 25 de agosto. Para empezar a constatar la relación entre cambio climático y economía. La coincidencia del incendio en la corona forestal con la cuarta ola de calor del verano, al mismo tiempo que teníamos el afloramiento en las zonas costeras de baño de las manchas de microalgas, cianobacterias (Trichodesmium erythreaum) y la contaminación de playas con aguas fecales (Escherichia coli) en varias playas del sur de Tenerife. Los accesos al Teide y a las playas cerrados y la ola de calor convertía a los hoteles en los refugios climáticos donde encontrar confort térmico que las islas ya no están dando.
Nunca como en este verano las portadas y cabeceras de los medios de comunicación se ocupaban de las diferentes manifestaciones meteorológicas extremas, sequías con problemas de abastecimiento de agua, con declaraciones de emergencias hídricas en muchos municipios de (Lanzarote, Fuerteventura, La Palma y Tenerife), cuatro olas de calor, incendios en La Palma y Tenerife fuera de la capacidad de extinción y contaminación de playas con microalgas (2), con una ola de calor en el mes de octubre que parecía agosto, con noches tropicales (>20ºC) y ecuatoriales (>25ºC) y, terminando este artículo, vemos unas declaraciones del director del Centro Oceanográfico de Canarias informando que este año la temperatura más alta del mar ha sido a mediados de octubre y no en agosto o principios de septiembre que era lo habitual. Ya los datos empiezan a reflejar cambios de destino en el turismo: incremento de un 23% de turistas en los países nórdicos huyendo del calor y la disminución de turistas ingleses y alemanes con respecto al mismo periodo de 2019.
No es muy complicado darse cuenta de que cuando las islas empiezan a dejar de ser las de la “eterna primavera” para convertirse en la de los interminables veranos de las olas de calor y las noches ecuatoriales (>25ºC) de que muchos turistas, para las siguientes vacaciones, cambien de destino como así lo demuestran el estudio del proyecto Soclimpact, un proyecto europeo de investigación del cambio climático en espacios insulares liderado por la ULPGC, que evalúa los riesgos del cambio climático para la actividad turística en Canarias, en el que aporta, entre otros, el siguiente dato como resultado de una encuesta, “…Más del 68,3% de los turistas que visitan el archipiélago cambiaría de destino ante una pérdida de confort térmico causado por altas temperaturas…” Con esta perspectiva y la evidencia del cambio climático dándonos en las narices, la apuesta del Cabildo y los empresarios es convertir a La Palma en una isla para el turismo con el objetivo de que este sector sea el motor de toda la economía insular, es una irresponsabilidad para una administración pública que no está a la altura de las circunstancias.
Además del efecto invernadero, los incrementos en el mar del CO 2 , tanto de origen volcánico (Punta de Fuencaliente) como atmosférico y los aumentos de la temperatura están alterando los ecosistemas marinos afectando a la salud de algunas especies a través de la cadena alimentaria.
El calentamiento del mar, incremento de nutrientes, la calima y aguas tranquilas suelen ser los ingredientes que activan el desarrollo de determinadas comunidades de bacterias y algas como se ha demostrado en el proyecto Bioacid, en el que participa Javier Arístegui, catedrático de ecología de la ULPGC, en el que se ha demostrado como el incremento de CO2 en los océanos favorece el desarrollo de algas tóxicas (Vicicitus globosus) de la misma manera que la que ha causado la muerte de un grupo de delfines en Canarias, la primera vez que se confirma en las islas, debido a una “brevetoxicosis”, toxina natural derivada de una microalga (Karenia brevis) que afectado a los delfines a través de la cadena alimentaria, que son diferente a las cianobacterias de los afloramientos de microalgas que no son tóxicas (Trichodesmium) que se han producido en la última quincena de agosto en diferentes zonas costeras de varias islas.
Después de las evidencias científicas de la nueva realidad que el calentamiento global está produciendo en las islas, es una temeridad que la gobernanza de La Palma mire para otro lado al vincular su futuro económico al turismo de masas como ha quedado confirmado en el “Plan de recuperación económica y social de La Palma” y en el “Pacto por el turismo”. Un sector que consume recursos escasos como es el suelo y el agua, imprescindibles para la agricultura, y riqueza para unos pocos. Como dice la Fundación Telesforo Bravo, “nos negamos a un modelo turístico donde los canarios nos convertimos en los extras de una película, donde además ponemos los exteriores, el decorado, la energía, el agua, los baños y nos encargamos de los residuos y … la taquilla se la llevan los de fuera…”. Hoy la planificación insular, que no puede olvidar la emergencia climática desde la vulnerabilidad de un espacio insular, pasa por una nueva cultura del territorio y sus recursos con el norte puesto en la soberanía alimentaria y energética, movilidad sostenible y priorizar el carácter público de los servicios esenciales como principal lección de la crisis sanitaria de la COVID-19 y, todo ello, en el marco de una economía circular, social y solidaria con la Fundación Isonorte como ejemplo a seguir.
En este sentido, apostamos por la recuperación de la planta alojativa que destruyó el Tajogaite y por un turismo sustentable de alojamientos distribuidos por todas las comarcas de la isla, respetando el suelo rústico y que no incrementen los alquileres, vinculado a las economías locales y su patrimonio cultural, creando riqueza y empleo para ayudar a fijar la población al territorio fortaleciendo la economía insular en su conjunto.
Y queremos terminar estas líneas con las palabras que Michael Ben Eli pronunció el 1 de agosto en Los Llanos de Aridane en la clausura del Programa de Agentes de Sostenibilidad Global quien, después de una estancia de unas dos semanas y al observar el potencial de la isla dijo, como un ruego: “Por favor, no conviertan a La Palma en algo de lo que todo el mundo está huyendo”. Parece que intuía el peligro de la tendencia dominante del actual poder político y económico cuando añadió: “La Palma puede, y debe, ir mucho más allá del discurso de boquilla sobre el desarrollo sostenible y comprometerse a establecer el concepto de sostenibilidad como principio organizador de la isla”.
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(1) Coordinador del Grupo de Oceanografía Biológica del Instituto de Oceanografía y Cambio Global, también fue miembro del Grupo Intergubernamental de expertos sobre Cambio Climático, grupo que fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 2007, junto a Al Gore, por su labor en el estudio de los impactos del cambio climático en los ecosistemas oceánicos, costeros, polares y de montaña.
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