Espacio de opinión de Canarias Ahora
El tipo duro que lee poesía
La última novela de Alexis Ravelo, Los tipos duros no leen poesía, nos confirma que el universo de personajes creado por el escritor grancanario ya tiene vida propia, son seres creíbles que habitan siempre los lugares donde las fronteras no se ven pero se sufren, da igual si eres el abogado y amante de una dama millonaria, si te dedicas a blanquear dinero sucio o si tu rutina cotidiana transcurre en la mejor librería de tu ciudad, la marginalidad también está en un chalet de lujo o en un barco lleno de mercenarios que surcan el océano para recuperar el dinero que un gran ladrón estafó a otro que era más ladrón todavía.
La vida es eso que te va ocurriendo mientras te empeñas en hacer otros planes. Lo dijo John Lennon, pero lo sabe Casimiro cada vez que señala a Eladio Monroy cuando un desconocido llega al bar Casablanca preguntado por Monroy. También lo sabe Gloria porque su novio Eladio se lo ha enseñado a golpe de golpes, de trabajos para criminales que hasta el final no sabemos si son verdugos sin alma o víctimas dignas de nuestra compasión.
Después de Los días de mercurio, que algunos vimos como la mejor novela de Alexis Ravelo, la demostración de que estamos ante un escritor maduro (el entierro definitivo de la expresión “joven promesa literaria”), Alexis regresa a la serie de Eladio Monroy y el escritor maduro ha logrado también ya la madurez de sus personajes. Eladio tiene carácter, chungo, pero carácter, Gloria tiene carácter, paciente, pero Gloria ya existe, el Chapi y Dudú ya son una pareja de hecho que tienen ganado un espacio propio en el escenario de esta ciudad amable y odiosa en la que se mueven unos seres que sospechamos que se manejan solos, que existen sin pedir permiso al escritor. Para mí que Alexis Ravelo ya no podrá explicar en los clubs de lecturas los comportamientos de sus personajes porque se le escaparon del control, el escritor se limita a seguirlos, a darles forma, a introducir sus ideas cuando puede, a dejar caer en muchos de ellos la socarronería, la poesía, el pesimismo, la curiosidad y las pasiones que Ravelo lleva dentro y va inoculando en esos seres odiosos y entrañables con la jeringuilla del teclado de su ordenador.
Si usted está en una librería frente a un ejemplar de Los tipos duros no leen poesía y tiene ganas de evadirse, si usted quiere narcotizar la mente, si usted pretende dormir las neuronas un fin de semana cualquiera, si usted quiere ignorar lo que pasa en los rincones sórdidos de nuestra ciudad, si a usted no le interesa lo que puede haber detrás de las sonrisas artificiales de un abogado enchaquetado o de su amante y cliente, si usted no quiere creer los titulares de los periódicos?entonces no compre el último libro de Alexis Ravelo. No se lo recomiendo.
Este Monroy maduro nos aparece en esta tercera entrega más filósofo que nunca. Sus reflexiones sobre la crisis “Mira, Déniz, no me toques los huevos con lo de la crisis. Eso d ela crisis es un rollo de ricos. Para los que siempre hemos comido mierda, un poco más de mierda no importa”, son producto de un hombre que sabe donde está, un hombre que desde abajo sabe cómo se llega allá arriba:“No estaba limpio, eso seguro. No podía estarlo, porque nadie medra tanto y tan rápidamente sin pisotear unos cuantos cráneos”.
Para mí, que no llego ni a aprendiz de crítico literario, el arte de Ravelo está en que es capaz de hacernos creer que estamos ante una novela cuando en realidad lo que escribió es un reportaje de la actualidad del último año. Supo el escritor hablarnos de la trama Gürtell sin que nos diéramos cuenta, Manolo el librero sigue siendo el mismo pero esta vez se transforma en una especie de Julian Assange que maneja wikileaks desde la libreía Ei2.
Tengo que reconocer que cada vez me cae mejor Eladio Monroy, cuando se toca el mentón y cuando lee a José Hierro, cuando escucha a Lou Reed o cuando saca el bolígrafo del bolsillo para clavárselo en las partes al tipo duro con el que comparte los gustos literarios. Este Eladio tacaño con los enemigos y generoso con los que conquistan su corazón, que es capaz de no perder los nervios cuando se arrastra entre cadáveres pero que se le derrumba el mundo y los esquemas cuando ve que en un sistema donde todo es mercancía un oso peluche puede rezar el padrenuestro. Y me paró aquí, porque bastante delito tengo con haber recomendado hace un par de párrafos que no lean este libro a las mentes ávidas de escaparse de nuestra realidad, como para ponerme a contarles toda la novela. Así que vayan a la librería, compren Los tipos duros no leen poesía, que Alexis Ravelo, como Eladio, tiene que ganarse la vida con cosas tan sucias como escribir una novela que (aunque en los grandes almacenes la pongan en la estantería “canaria” entre el libro de recetas de mojo y el de refranes isleños) estoy seguro que ganará más lectores todavía.
PD: La novela Los tipos duros no leen poesía se presenta esta tarde a las19.30 en la Biblioteca Pública del Estado de Las Palmas de Gran Canaria
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Juan GarcÃa Luján
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