Espacio de opinión de Canarias Ahora
La torpe envidia
Las actitudes y los gestos burlescos de Soria en el Parlamento para provocar a López Aguilar dan vergüenza ajena. Procura sacar al psocialista de sus casillas, de cabrearlo con desprecio a la dignidad de la cámara,; si es que le queda alguna después de los manejos y sacudones a que la sometió el propio Soria y sus socios en la legislatura pasada. Lo que no me sorprende pues nadie ha dicho que el líder pepero sea entusiasta de la democracia. Más bien le molesta y sus golpes bajos a los medios de comunicación que no le ríen las gracias apuntan a que está más cerca del facherío que de la derecha moderna. El que no cambiara de proceder vistos los resultados electorales abunda en el valor que le da a los votos.
No les digo nada nuevo, pero me llamó la atención que sus cancaburradas a cuenta de la vuelta de López Aguilar a la primera fila de la política nacional, en la que nunca dejó de estar por cierto, provocara el terminante comentario de un lector hastiado: al menos López Aguilar tiene adónde volver mientras que Soria no tiene ya adónde ir, vino a decir.
Se le nota mucho la envidia a López Aguilar. Siempre pretendió Soria dar el salto a la política nacional y buen dinero nos ha costado su afán de promocionarse en Madrid; ahí está El Mundo que lo diga. Pero en Génova le cogieron la matrícula y la frustración, unida a su mediocridad política, devino, por último, en envidia miserable ante la relevancia de su rival. No soporta verlo entre los primeros espadas del Estado, lo que hace aún más patéticas sus payasadas en el Parlamento y en los periódicos para desprestigiar a quien resulta ser, le guste o no, un valor salido de las islas que puede llegar muy lejos. Soria cometió la torpeza de adoptar posturas y actitudes que hacen de cualquier éxito de López Aguilar grave contratiempo para él.
Es privilegio de la edad hablar en estos términos y como comprenderán no voy a renunciar a él.
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