Espacio de opinión de Canarias Ahora
La transición de Felipe Borbón
No les voy a dar de nuevo el coñazo a los amigos lectores con el rollo de la transición nada democrática de España entre la muerte del dictador en noviembre de 1975 y la puesta en marcha de la Constitución monárquica franquista borbónica en diciembre de 1978. Si recordar en mi modesta opinión que fuimos muy miedosos, que le tuvimos pánico al Ejército franquista, que acechaba desde los cuarteles al pueblo español, y que tanto Felipe González como Santiago Carrillo transigieron a las imposiciones de Adolfo Suárez y Manuel Fraga con la amenaza de los poderes fácticos detrás de lo que luego sería la Unión de Centro Democrático y Alianza Popular.
Hubo miedo, mucho miedo, y no sería sincero sino reconociera que también lo sentí porque las fuerzas de la reacción eran todavía muy poderosas. Recuerdo una reunión en la sede del PCE de la calle Prudencio Morales en la cual José Carlos Mauricio, que venía de otra celebrada en Madrid del Comité Ejecutivo nacional al cual pertenecía, nos metió más miedo en el cuerpo por la amenaza “del Ejército y los poderes fácticos”, y nos relató una reunión del periodista José María Armero, un hombre clave en la transición poco democrática, con Santiago Carrillo, y las advertencias de Suárez al PCE sino renunciaban a la República y aceptaban la bandera monárquica. Pocos meses después se produjo la votación de la Reforma Política, con la que no estaba de acuerdo, y voté en blanco porque decidí ir a las urnas ya que Franco me lo había impedido hasta esos momentos.
Les dije que no les iba a enrollar con la transición, que todos los iniciados conocen y algunos mejor que el que suscribe, pero si quiero recordar que en la reunión de Prudencio Morales dije que no había que tener tanto miedo, que ahí estaba la experiencia de Grecia, que tras la dictadura de los coroneles apoyada por el rey Constantino Grecia, hermano de Sofía, cayó dictadura y monarquía y se proclamó la república. Sólo había durado desde 1967 hasta 1974, y estaba reciente el advenimiento de la III República helénica que nos entusiasmaba a todos los republicanos. Pero recuerdo que Mauricio se pegó un discurso/filípica que casi me obliga a meterme debajo de la mesa, y algunos pocos asistentes balbucearon ciertos reparos. Pero pocos, porque la capacidad dialéctica de Mauricio era muy grande, y años más tarde la utilizó para engañar al pueblo.
Han pasado cuarenta años, y entre Franco y Juan Carlos Borbón, se nos ha ido toda una vida, y lo más que siento a nivel personal es que mi padre, republicano como mis abuelos, no creo que vaya a disfrutar con la proclamación de la república, porque a sus 97 años es difícil que vea abdicar a Felipe Borbón. La monarquía franquista/borbónica sigue ahí, ahora con Felipe Borbón Grecia, y para ser honesto digamos que me cae mucho mejor que su padre Juan Carlos Borbón, pero cuando los monárquicos franquistas/borbónicos repiten como papagayos que “Felipe Borbón está muy bien preparado”, pienso en los miles de jóvenes españoles muy bien preparados que han tenido que emigrar porque en España no encuentran trabajo, algunos como un canario amigo de mi hija con dos títulos universitarios.
Su discurso fue bastante coherente desde el punto de vista de la continuidad de la Monarquía, pero no me gustó que fuese al Congreso vestido de militar, y que el Gobierno no permitiera la exhibición de banderas republicanas, reprimiendo a palos a quienes se atrevieron a hacerlo. No voy a entrar en consideraciones sobre las bondades de una monarquía y una república, pero me produjo náuseas cuando leí hace poco un artículo de Javier Cercas en El País, y una de las frases que utilizó era que prefería una monarquía sueca a la república de Siria. No puso como ejemplo la República de Alemania, ni la de Francia, sino a la de Siria, obviamente para seguir engañando a gente poco preparada. Tampoco dijo que la monarquía sueca no había tenido un dictador asesino durante cuarenta años, y que fue el mismo dictador quién puso a Juan Carlos Borbón en la Jefatura del Estado.
Mi abuelo Pepe Morera me ponía dos ejemplos sencillos por los cuales prefería una república a una monarquía y me decía: “Imagínate que el hijo del Rey, el Príncipe, sale bobo y mala persona, ¿nos lo tenemos que tragar toda la vida?. Además, al presidente de la República se le elige, lo elegimos el pueblo, y en la monarquía el futuro rey llega a Jefe de Estado por la vía hereditaria, sanguínea”. Con todo, le deseo a Felipe Borbón Grecia una transición positiva, pacífica, social, que influya en los gobiernos en la medida de sus posibilidades para que el pueblo mejore en todos los aspectos de la vida, pero que no impida la III República si así el pueblo democráticamente lo decide. Siempre he creído que los hijos no tienen que pensar igual que sus padres, de ahí que desde el punto de vista pragmático, deseo un cambio de actitud, de forma de ser, de Felipe con respecto al cazador de elefantes.
Por desear, tengo ilusión que Izquierda Unida y Podemos lleguen a una confluencia, a una coalición, porque sino como dicen muchos amigos de izquierda, serían unos toletes. Por desear, tengo la ilusión de que el PSOE vuelva a ser un partido de izquierda después del próximo congreso, como mínimo de centro-izquierda, que tenga un Comité y una Ejecutiva Federal realmente progresista, en donde Izquierda Socialista tenga una buena representación. Y como deseo y también ilusión, a ver si la Unión Deportiva Las Palmas sube a Primera División. Tenía que terminar con este último llamamiento amarillo, que me excusen los que no sean futboleros. Si hoy no lo digo parecería que a este artículo la faltaría algo de actualidad.
Sobre este blog
Espacio de opinión de Canarias Ahora