De la transición y el tripartidismo

Creo que no es caer en la vanidad si recuerdo que desde hace años vengo criticando a la transición nada democrática de 1975/78, y al tripartidismo formado por la Monarquía franquista/borbónica, al Partido Popular y al PSOE. No creo necesario volver a incidir en los enormes errores del pasado, y que resumo en la aceptación por parte de Felipe González y Santiago Carrillo de las propuestas impuestas por Adolfo Suárez y Manuel Fraga Iribarne. De aquellos polvos vienen todos estos lodos, y el más importante aparte de la cuestión territorial, el de la forma del Estado entre la monarquía y la república, que ahora más que nunca empieza a discutirse con absoluta libertad y sin miedo por los españoles, especialmente por los jóvenes que ni siquiera podían votar en aquellos años en los cuales la incipiente democracia española estaba amenazada constantemente por el golpismo del Ejército español.

De momento del tripartidismo el que más tiene que perder a corto plazo es el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Creo que los problemas de credibilidad no se acabarán cuando Alfredo Pérez Rubalcaba deje la secretaría general, y su sustitut@ se va a encontrar con una situación muy delicada. En las filas socialistas hay quienes consideran que lo peor está aún por llegar, y que en las municipales de 2015 todavía la pérdida de votos continuará, agravándose la crisis interna si el nuevo líder no imprime un cambio de rumbo y convierte al alma republicana en corazón, cerebro, vísceras, manos y pies. Sus rivales por la izquierda es evidente que van a seguir utilizando el apoyo ppsocialista a la monarquía ahora representada próximamente por Felipe Borbón, el que PSOE y PP son iguales, y además recordando la querencia de exdirigentes influyentes como Felipe González, José Bono, Rodríguez Ibarra, Joaquín Leguina, y otros, favorables y dispuestos a una gran coalición entre el PP y el PSOE.

Los problemas internos del PSOE se agudizan cada día que pasa, diría que cada hora que transcurre, y hay que recordar en este punto la conferencia política del pasado noviembre en donde se reflejó un importante movimiento entre las bases a favor de la república, hasta el punto que el organizador de la conferencia, Ramón Jáuregui, se vio contra las cuerdas y temiendo una ruptura del consenso sobre la monarquía y las enormes críticas al “pacto constitucional”, escuchándose una sonora pitada de los delegados cuando se constató por parte de la dirección “la tradición republicana, pero el apoyo a la monarquía”. De aquella pitada de noviembre pasado ha surgido ahora un movimiento que cobra cada día más peso entre la base del partido y las Juventudes Socialistas, favorables a un referéndum que clarifique los deseos del pueblo español entre Monarquía o República. Dirigentes de Galicia, Navarra, Baleares, Cataluña, Euskadi, varias agrupaciones de Madrid, una gran parte de las bases y juventudes, junto a Izquierda Socialista, reclaman cada vez con más fuerza un referéndum sobre la forma del estado. Con todo esto, dentro de pocos días la imagen de sintonía con el Partido Popular en el respaldo a la ley de sucesión de Felipe Borbón les volverá a situar en el foco de los que le acusan de ser lo mismo que los conservadores de Mariano Rajoy.

Por si fuera poco todo este panorama, Izquierda Unida va a poner al PSOE en otro brete, y es el de priorizar los servicios públicos frente al pago de la deuda, y reformar el artículo 135 de la Constitución que acordaron con nocturnidad y alevosía, pactado con urgencia por el PP y el PSOE en agosto de 2011. El texto se debatirá próximamente, y contempla priorizar los servicios públicos frente al pago de la deuda exigida por los mercados y por el IBEX 35.

El PSOE se ha visto desbordado por la izquierda que ahora mismo representan Izquierda Unida y Podemos, y aunque logró el segundo puesto en las votaciones europeas del 25-M, la sangría de votos ha sido un aviso a navegantes que ahora asoma como una losa, como una tremenda amenaza de cara a los próximos comicios locales del próximo año. Y es una lástima ver a un partido socialista que indudablemente hace falta en España, a los pies de los caballos...y de la derecha más cavernícola.