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La vivienda baja más de lo que admiten las estadísticas oficiales

José García Abad / José García Abad

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Ciertamente el mercado de la vivienda es un tanto atípico y los precios no reflejan de forma inmediata los efectos de la ley fundamental del mercado, sobre todo por la resistencia a veces numantina del vendedor a bajar los precios, pero el mercado termina imponiendo su lógica. El dato será valorado de forma contradictoria como es natural: para unos, la inmensa mayoría, que son ya propietarios, las caídas representan una pérdida sensible de su patrimonio. No hay que olvidar que la vivienda es un bien necesario para la vida pero también es concebida como una inversión y para muchas familias representa su única propiedad. Para otros, aquellos que aspiran a tener un hogar propio, el abaratamiento es una bendición que se suma al descenso del euribor que finalmente también ha tenido que ceder, transmitiendo a los destinatarios finales, las rebajas de los tipos de interés decretadas por el Banco Central Europeo.

En todo caso y pensando en la economía en su conjunto es bueno que los precios se ajusten a la realidad pues, mientras semejante ajuste no se produzca, pinchando la burbuja del autoengaño, persistirá la desconfianza, y el sector del ladrillo y lo que este arrastra en la demanda de todo tipos de bienes, no encontrará un firme camino de recuperación.

La caída de los precios - ha sido mucho más fuerte en la de segunda mano que en las nuevas lo que tiene una explicación. El mercado de segunda mano es más transparente y más “real” que el de la vivienda nueva. El primero está formado por las decisiones individuales de millones de propietarios que no pueden confabularse para mantener un determinado nivel de precios. Sin embargo en el de vivienda nueva se dan dos hechos diferenciales. Por un lado hay que constatar que está controlado por un reducido número de grandes promotores que pueden ponerse de acuerdo con más facilidad. Tienen incluso unos cuantos lobby dedicados a ello: la Asociación de Promotores y Constructores Españoles (APCE) y el G14 que agrupa a los trece constructores más importantes. Curiosamente los presidentes de sendas agrupaciones, Guillermo Chicote y Fernando Martín tuvieron que dimitir porque sus respectivas empresas, Condal de Viviendas y Martinsa-Fadesa, estan en suspensión de pagos.

El segundo hecho diferencial es que una gran cantidad de las promociones de viviendas están en manos de los bancos y cajas como garantía de los préstamos otorgados con notable alegría y las entidades financieras se resisten a rebajar sus precios para que no afloren pérdidas en sus balances.

Afortunadamente, la vivienda no es el único que baja y el descenso de la inflación que estamos viviendo es una buena noticia, por el momento, pues de forma inmediata aumentará el poder adquisitivo de todos. Es verdad que el descenso del IPC, que es un bien en si mismo, pudiera degenerar en la indeseada espiral deflacionista pero no creo que este peligro sea algo más que una aprensión sin datos efectivos que la sustenten. La bajada del IPC se explica en razones poco alarmantes como el abaratamiento del petróleo, el referido de la vivienda y el de algunos productos alimentarios.

Según los datos que se conocieron también ayer, España es donde más han bajado los precios de la Unión Europea por primera vez en ocho años lo que se debe a que la bajada del petróleo, como ocurrió con su subida, impacta más en nuestra economía que tiene más dependencia del crudo. Es esta una ventaja no del todo saludable.

* Colaborador de

elplural.com José García Abad*

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