La voz de CC en Madrid

Pero lo relevante no es que Oramas o Perestelo pasen la legislatura encadenados en la lúgubre celda mixta con Rosa Díez o Uxue Barkos ni que a Belda o Narvay se les aparezca la Candelaria y alumbre un Senado bajo las riendas del centro-derecha. Lo transcendente, a mi juicio, es que Esquerra Republicana e Izquierda Unida se están moviendo ?y mucho- para crear un nuevo grupo alternativo a CiU y PNV donde pudiera caber el Bloque gallego e incluso Nafarroa Bai, pues Gaspar Llamazares no desdeñó al principio los contactos ni con Barkos e incluso con CC para este fin. Perestelo, en cambio, piensa que las ayudas vendrán por sí solas de los socialistas -“tampoco tenemos por qué tener prisa”-, caerán del cielo como un maná y les ayudarán a salir de esa prisión cuando requieran sus votos para la investidura porque “un Grupo Mixto tan variopinto, con 11 personas, creo que es un tema que afecta negativamente al funcionamiento de la Cámara”. Mi experiencia, en cambio, me dice que ese exceso de confianza puede costarles caro. Si no mueven el trasero ?y rápido- se creará ese grupo de ERC, IU y BNG sin los canarios ?ya están produciéndose contactos-, el PSOE logrará la investidura sin sus dos votos y en el Senado perderán también el grupo propio de la pasada legislatura mientras CiU pasa a endulzar las huestes parlamentarias que apoyan a Zapatero desde fuera a cambio de nuevas prebendas. Camarón que se duerme se lo lleva la corriente, dice el aforismo gaditano, y en esto el hoy tan recordado Mauricio fue un maestro: ofreció los votos de CC a Aznar antes que Arzallus y Pujol, forzó la negociación y consiguió al menos lo que hasta entonces nadie había alcanzado: tener voz, voto ?y bastante peso- en Madrid. Con todos sus defectos, equilibrismos y perversiones, que fueron al final muchos, la historia deberá reconocérselo y yo ?que fui uno de sus más feroces críticos, según dice él creo que exagerando mi influencia- no tengo empacho alguno en echarle hoy... de menos.

Federico Utrera