Yes, we Camps

El autor analiza esta curiosa relación entre galenos y escritura en toda la historia literaria, y ha leído mucho y bien para hacerlo, pero me he quedado con un párrafo memorable, referido a Ventura Ramírez Doreste. En “El médico en casa”, uno de los 30 relatos que Víctor Doreste incluye en “Narraciones Canarias. Recuerdos de Niñez y Juventud” (1965), habla de este auténtico e irrepetible médico canario: “Muere sin dejar un libro este hombre que siempre tenía algo que decir, porque no dejaba un momento de pensar. En un punto lo conocí intransigente en cuestiones de justicia social. Implacable también con la corrupción administrativa... La niña que atormentaba a la vecindad con el machaqueo del piano; el ciudadano que prevaricaba; el dolo encubierto; el negocio amañado; el soborno del funcionario... eran comentados ”sotto voce“ y sus autores vapuleados con agudos y punzantes comentarios”. Quiere esto decir, que pese a las apariencias, en las Islas hay una larga tradición regeneracionista, ética y de limpieza en el manejo de los caudales públicos y la moral ciudadana más extendida, precisamente por ello, no mira para otro lado cuando afloran denuncias sobre corruptelas. De ahí los problemas que tiene el PP, con sus 17 dirigentes imputados, según “La Provincia”, por no hablar de la propia sociedad civil que los ampara, cuyos desafueros deben denunciarse y algo tendré que hacer también yo mismo para poner mi grano de arena. Nos cuenta hoy la prensa madrileña que el PP de Valencia ha sustituido el “Yes, we can” de Obama por un “Yes, we Camps” tras el escándalo de los trajes de su presidente Francisco Camps, que afeó a su adversario interno Eduardo Zaplana ?el amigo de Soria? su anómala conducta administrativa cuando lo destronó. Resulta decepcionante ver a un partido tan necesario para la gobernabilidad española amparar conductas que antes abominaba, al grito de “Fuenteovejuna”. Esto tardará años en olvidarse. Y en Canarias, por las mismas razones, también.

Federico Utrera