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Alba y la Justicia

Rafael González Morera

Las Palmas de Gran Canaria —

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Soy uno de los que creen en la Justicia de España porque hay jueces buenos, regulares y malos, como en el periodismo, en la Iglesia Católica, entre los arquitectos, ingenieros, astronautas, y hasta en la hostelería, primera “industria” de Canarias pero en donde no es todo oro lo que reluce, y no hablemos de empresarios y trabajadores turísticos que meten la pata. En la Justicia española he tenido una experiencia con una querella que me puso Jaime Mayor Oreja en donde le argumentaba en tres artículos que no tenía presuntamente mucho interés que desapareciera ETA porque era dueño, y sigue siéndolo con sus hermanos, de varias empresas de seguritas y de guardaespaldas, y ya se sabe, si la ETA sigue en su lucha armada hacen falta muchos seguritas y guardaespaldas de empresas privadas. Me ganó Mayor Oreja en el primer juicio en la Audiencia Provincial de Madrid, pero le empatamos en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, y el Mayor recurrió nada menos que al Tribunal Supremo, y en un alarde jurídico y una exhibición de abogacía, mi abogado defensor Luis Val consiguió el desempate ganando la querella, y eso que jugábamos en campo contrario, en los madriles. La querella que me puso Jaime Mayor Oreja era de 30.000 euros, y celebré la victoria con cava catalán.

Pero no debo relatar cosas personales como me decía mi primer director, Pedro Perdomo Acedo en el viejo “Diario de Las Palmas”, sino cuestiones generales, y en este sentido la Justicia también ha tenido aspectos negativos con la concejala de Madrid, Rita Maestre, y su compañero concejal Guillermo Zapata, con los titiriteros, con el artista Abel Azcona, porque el vasco en una exposición recurrió a las hostias consagradas en plan vacilón y como en el asunto/trasunto de las tetas de Rita Maestre parece que los jueces se olvidaron que España es un estado aconfesional y que no debería haber ninguna capilla católica en ninguna institución pública, o el caso de los raperos granadinos que por publicar un video crítico con la policía un juez los imputó, y tantos otros que harían una lista interminable, víctimas además de la Ley Mordaza del Ministro del Interior y del Opus Dei, Jorge Fernández Díaz, un fascista de extrema derecha peligroso, tales y cuales.

Decía todo esto porque he seguido desde el alba las actuaciones del juez Salvador Alba, y si les dijera que estoy asombrado les mentiría, partiendo de la afirmación anterior que para mí hay jueces y juez@s. Unos buenos, otros regulares, y otros malos. Pero como lego y profano en la materia, sólo puedo decir que me mosquea grandemente y presuntamente las relaciones de José Manuel Soria, exministro y expolítico, con el Fiscal Jefe de la Audiencia Provincial de Las Palmas, Guillermo García Panasco, con el abogado Eligio Hernández, y a su vez con el juez Manuel Marchena, para terminar el recorrido con otro juez, Salvador Alba, que no parece que haya estado muy acertado en sus interrogatorios al empresario Miguel Ángel Ramírez, al cual citó en plan amiguete en el Juzgado y llegando por los accesos específicos sin control, tales y cuales, actuaciones que remató además con sus ataques a su colega Victoria Rosell, que dicen mucho de sus efervescencias.

Son demasiadas incógnitas para un profano y lego en materia de justicia. Pero parece claro que Manuel Marchena, presidente de la Sala Segunda del Tribunal Supremo, es muy amigo del ex ministro y político que ya no pinta nada en la res pública, y que a su vez Eligio Hernández, el exPollo del Pinar, haya sido un valedor del tal Marchena, y que cuando fue exfiscal del Estado ilegal, impulsó su carrera, y además dijo de él cosas tan sabrosas y enjundiosas como que “siempre he opinado que los jueces deben ser conservadores”, y de ahí que al exfiscal ilegal no le haga ninguna gracia los juec@s progresistas, líbreme Dios de tales elementos que quieren hacer de la Justicia algo justo. Dixit Eligio que “he conocido jueces llamados ”conservadores“ que cumplen sus deberes profesionales con ecuanimidad y elevado nivel técnico y ético. Mi experiencia en el Consejo General del Poder Judicial y en la Fiscalía General del Estado revela que las asociaciones de jueces y fiscales consideradas como progresistas eran las más beligerantes con los gobiernos del PSOE”. El exPollo del Pinar, que sigue siendo miembro del Partido Socialista, y de forma vergonzosa vicepresidente de la Fundación Juan Negrín, (¡Pepe Medina, expúlsalo!) siempre ha estado arrimado a la derecha más rancia y cavernícola. Como debe de ser por la gracia de Dios, diría el tal Eligio. Claro que como este personaje fue exfiscal ilegal del Estado, y ahora abogado, tengo el derecho de ponerme en guardia con estos elementos.

De momento el juez Alba está imputado (investigado) por prevaricación y el de negociaciones prohibidas a funcionarios públicos. Hay que tener en cuenta que las penas por prevaricación en la Administración de Justicia pueden suponer desde prisión hasta la inhabilitación para empleo o cargo público de seis a veinte años, mientras que el delito de negociaciones prohibidas a funcionarias está tipificado con multas de seis a doce meses y suspensión del cargo entre dos y cinco años. Al alba.

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