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Arriesgando más de lo necesario: prospecciones petrolíferas en Canarias

Jonathan Gómez Cantero

Las Islas Canarias son uno de archipiélagos más singulares del mundo, y sin lugar a dudas un paraíso de excepción para nuestro país. Las Islas Afortunadas, como también se las conoce debido a su climatología y espacios naturales, bien sean estos terrestres o marinos, son un territorio a proteger, un espacio que debería ser el orgullo geológico, ecológico y etnográfico de toda Europa.

Desde hace meses nació la arriesgada de idea de pretender realizar una serie de prospecciones petrolíferas frente a las costas de Lanzarote y Fuerteventura, lo que hizo saltar las alarmas de todo el mundo ecologista, social y también político ya que por una parte el Gobierno central estaba y está plenamente dispuesto a llevarlas a cabo en pro de un beneficio escaso, y el Gobierno Canario se ha opuesto férreamente al igual que una gran parte de los canarios que así lo han demostrado en multitud de manifestaciones y firmas recogidas en contra de los sondeos.

La actividad que se pretende tiene un alto riesgo ambiental como ya se viene comentando y poniendo de manifiesto desde hace muchos meses; un riesgo que probablemente sea innecesario correr ya que como se respondió en una Sesión de Control al Gobierno en el Congreso de los Diputados el pasado 2013, tan sólo una pequeña parte de los beneficios que se consigan (en el improbable caso que hubiera petróleo) iría a parar a la nación y prácticamente nada iría directamente a Canarias. Por otro lado, en otra respuesta del Ministro Soria a cuántos puestos de trabajo se generarían tampoco supo responder, ya que en este tipo de trabajos, se suelen necesitar perfiles muy cualificados que en muchos casos ya pertenecen a la empresa anteriormente. Además de todo ello, según algunos informes, en el caso que existiera petróleo, tan sólo habría para unos meses de extracción, lo que todo ello supone un riesgo ambiental innecesario para tan poco beneficio.

Los riesgos ambientales de los que se hablan son muchos y variados: contaminación acústica que podría desviar las rutas de cetáceos, ahuyentar los bancos de peces, probabilidad de vertidos que podrían dejar a Lanzarote sin suministro de agua potable en poco más de 48 horas debido a la cercanía de las plataformas… y todo ello, como es lógico podría acabar derivando en una brusca caída del turismo que haría sin lugar a dudas aumentar las tasas de paro de la región.

Pero ¿qué pasa con los riesgos geológicos? La Declaración de Impacto Ambiental que aprueba las prospecciones tiene una seria carencia en cuanto al estudio de los riesgos geológicos se refiere: sismicidad inducida, vulcanismo… toda la zona en la que se pretenden hacer los sondeos es una gran desconocida desde el punto de vista sísmico y volcánico por lo que de nuevo, estaríamos ante un riesgo que podría ser más probable de lo que se cree. La normativa ambiental española no incide en los estudios ante estos fenómenos, lo que hace que en muchos casos se construya sin seguir las normativas sismorresistentes (como ocurrió en Lorca, Murcia el 11 de mayo de 2011) o que en otros casos, se llevan a cabos grandes proyectos en los que se induce a una sismicidad que lleva a la activación de los planes de alerta sísmica, como ocurrió con el Proyecto Castor, en el Golfo de Valencia durante los meses de septiembre y octubre de 2013, haciendo saltar todas las alarmas ya que la inyección de gas que se estaba haciendo en el subsuelo marino provocaba que una gran falla geológica de la que no se tenía constancia, se moviera, provocando algunos terremotos que llegaron a sentirse de Tarragona a Castellón de la Plana, hoy en día, con su actividad paralizada.

Desde el punto de vista volcánico, hay que tener en cuenta que en otros casos del mundo, las actividades extractivas en busca de gas o petróleo han provocado “Volcanes de lodo”; erupciones de barro, agua humo y ceniza, igualmente violentas que han matado a decenas de personas. Un ejemplo claro de esto fue el ocurrido en la Isla de Java en el año 2006, cuando una prospección en busca de gas provocó la erupción de Volcán Lusy. Desde entonces, ha continuado vomitando entre 7.000 y 150.000 metros cúbicos diarios de barro, destruyendo infraestructuras y arrasando cuatro pueblos y más de una veintena de fábricas que daban trabajo a la zona, quedando hoy en día un paisaje devastado. No debemos olvidar, que las Canarias, son una ventana volcánica en el Atlántico y aún muy desconocidas.

Estas prospecciones se contraponen además a lo que el pasado mes de abril pedía el Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC), “favorecer las energías renovables e intentar abandonar cuanto antes los combustibles fósiles de nuestro  modelo energético”, pues estamos ya ante un cambio climático peligroso en el que continuar con estas actividades va en contra de la sostenibilidad y el clima. Se incumple además la Declaración Internacional de Geoética, aprobada en 2011 he incluida en el Código Deontológico del Colegio de Geólogos y del Colegio de Geógrafos de España, en el que el principio de sostenibilidad y el principio de cautela ante algunos factores que se puedan desconocer, deben ser una constante.

La Declaración de Impacto Ambiental sin duda, presenta una gran laguna en estas cuestiones y hace a las Canarias enfrentarse a un riesgo ambiental y geológico mucho más severo de lo que se expresa, olvidando que las islas de por sí ya tienen una riqueza propia, que las hace singulares y que potenciar esa riqueza, es favorecer al archipiélago creando verdaderos puestos de trabajo y haciendo conservar un territorio único.

Jonathan Gómez Cantero

@JG_Cantero

Geógrafo – Climatólogo experto en riesgos naturales miembro del IPCC de las Naciones Unidas Vocal del colegio de geógrafos de España

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