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¿Mentiras? ¿Falsedades?

Eusebio Bautista Vizcaíno

El orden del día del pleno del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria de abril incluía varias mociones formuladas por los grupos de la oposición municipal. Es norma que, en todos los plenos municipales ordinarios, los grupos que conforman la oposición formulen mociones.

Las mociones suelen tratar sobre temas muy diversos, como por ejemplo, solicitar al Ayuntamiento que se dirija a Costas para que retire la arena sobrante de Las Canteras, o instar al Cabildo a finalizar las obras de revestimiento de los túneles de la GC-1 (a su paso por la capital), o recuperar la Base Naval y La Isleta para uso ciudadano.

El grupo socialista presentó una moción, que defendió la concejal Carmen Vargas (la responsable de la Concejalía de Servicios Sociales en el anterior mandado municipal), en la que pedía al grupo de gobierno del PP que “reconsiderase la directriz que se había dado a los Equipos de Familia e Infancia (EFI), [...] y se permitiera continuar con el trámite de la Prestación Canaria de Inserción (PCI)...”. La PCI es la ayuda económica que tramita el Ayuntamiento y concede y paga el Gobierno de Canarias.

Cuando los Equipos de Familia e Infancia intervienen con una familia con menores en riesgo de exclusión social, hasta ahora tramitaban también la PCI. Después de la aludida directriz, la familia que se ha desnudado ante los diversos técnicos del EFI tiene que pedir hora para ser atendida por el Servicio de Información, Orientación y Valoración (SIOV), para solicitar la PCI.

La familia tiene que volver a desnudarse nuevamente ante unos nuevos técnicos municipales, contándoles con detalle su situación, además de los 20 días que han tenido que esperar para ser atendidos por el SIOV. Esto es lo que significa la directriz en cuestión: retraso y vergüenza.

A priori, parecía una moción muy bien fundamentada y nada guerrera, pero la sorpresa saltó cuando en su primer turno de intervención, la actual concejal responsable de Servicios Sociales del PP, Rosa Viera, tachó de mentira y de falsedad la afirmación de Carmen Vargas. También le dijo que era una mentirosa. Según Rosa Viera, esa directriz no existía y, por lo tanto, no había nada que reconsiderar.

El tono de la intervención fue muy duro, no solo por las palabras empleadas (falsedad, mentiras, mentirosa, etc.), sino por la actitud de Rosa Viera hacia la anterior responsable de los Servicios Sociales.

No conozco mucho a Carmen Vargas, pero desde que era concejal de Servicios Sociales y ahora, en la oposición, siempre que trata un tema en público lo hace con mesura, de ahí que desentonara mucho más el tratamiento que le estaba dando al asunto Rosa Viera.

En su segunda intervención, Carmen Vargas dijo que la moción tenía por objetivo ayudar, y que si, tal y como decía la concejal responsable, no existía esa directriz, mejor que mejor.

Rosa Viera, en su última intervención, arremetió nuevamente contra la concejal y su moción, con los mismos epítetos anteriores (falsedad, mentiras, mentirosa, etc.).

Al finalizar las intervenciones, el alcalde preguntó a Carmen Vargas que si, habiéndose demostrado que era falso lo que decía en su moción, la retiraba antes de proceder a su votación. Ésta le dijo que no, y la moción no prosperó gracias a los votos en contra del grupo popular.

Pero, como casi siempre, la mentira tiene poco recorrido, y mientras escribo estas líneas, tengo delante las páginas de las DIRECTRICES TÉCNICAS (Unidad Técnica Familia e Infancia) a la que aludía la concejal socialista en su moción.

En la segunda de las dos páginas del documento, hay una directriz (la número 11) de fecha 28/02/2014, modificada el 17/03/2014, denominada “Tramitación de prestaciones”, que en su línea octava dice literalmente “No se tramitarán PCI, PIPM, PIM u otras prestaciones...”

O sea que la moción de Carmen Vargas decía la verdad y la mentirosa (o ignorante) era la concejal de Servicios Sociales, Rosa Viera. No sé si es peor que mintiese descaradamente conociendo la directriz o que ignorase que la directriz existía.

Si mintió, en un país serio, el alcalde ya estaría tardando en cesarla o pedirle su dimisión. Y si ignoraba que existía la famosa directriz y, en vez de cerciorarse de ello, cargó contra la concejal socialista, tachándola de mentir y de falsedad, más razón para dimitir o ser cesada por el alcalde por incompetente.

¿El alcalde sabía que existía la directriz? ¿Cuántas otras mentiras y falsedades nos habrá contado la concejala de Servicios Sociales?

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