Otro año de victimismo en el CB Gran Canaria por Julio Cruz

Vuelve a presentarse al club, desde la propia entidad, como el pobrecito de la clase, como el olvidado, como si todas las víctimas del mundo, especialmente las de la incomprensión, no pudieran ni compararse con el desvalido Gran Canaria. Todos los empresarios se equivocan, pero el consejo amarillo no. Que expliquen, que lo saben, por qué se quiere ir Dunas. Se potencia, para interés y tranquilidad del presidente y sus adláteres, una imagen de derrotismo, de depresión continua, que en nada ayuda al club, aunque los ayude a ellos. Arranca una nueva campaña sin el salto y el aprovechamiento lógico de los buenos resultados deportivos. (¡No se trata de ganar un título ni de endeudarse!) El CB Gran Canaria es el equipo que menos se ha reforzado de toda la Liga ACB. La cacareada continuidad tiene sus cosas buenas, pero comporta igualmente una falta de riesgo, de ganas de mejora y de honradez en el esfuerzo de los dirigentes que resulta insultante. Y en la nueva Corporación insular empiezan a darse cuenta, aunque otra cosa será lo que hagan más allá de lo que digan. Ojalá nunca llegue lo que los consejeros del Gran Canaria tanto temen: una mala temporada deportiva que deje al descubierto los errores y su poco compromiso con el proyecto. Este club no importa lo suficiente a sus consejeros. Se importan más ellos, preocupados ahora por hacerle la pelota a Luis Ibarra como se la hicieron a Rosa Rodríguez. Son los que ponen la pasta que no encuentran Lisandro Hernández y los suyos. Por no hablar de cosas más feas. Se puede engañar a muchos durante mucho tiempo, pero no a todos durante todo el tiempo.

Julio Cruz