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Canarias y los dos niveles del lenguaje, vuelve el enemigo de las izquierdas

Eloy Cuadra Pedrini

Las Palmas de Gran Canaria —

Dos niveles del lenguaje reza en la primera parte, y nada nuevo vengo a descubrir aquí. Es sabido y aceptado que en nuestras sociedades modernas siempre han existido dos niveles básicos del lenguaje, uno coloquial, familiar, natural, cercano, elemental, que todo el mundo domina, y otro lenguaje más culto donde es factible el uso de abstracciones, inferencias, metáforas, soliloquios, ironías y un sinfín de razonamientos elaborados a la par de un vocabulario más amplio. En cada sociedad compartimos un lenguaje y en la nuestra es el castellano, pero con dos niveles de uso del mismo, dos niveles que por desgracia no todo el mundo domina en igual medida. Esto es así aunque a muchas personas no les guste. A mí tampoco me gusta, créanme, preferiría que todos aquí en Canarias pudiéramos dominar los dos niveles del lenguaje, pero por desgracia no sucede.

Muchas personas en Canarias por no haber podido estudiar lo suficiente o por otras diferentes razones sólo alcanzan a dominar el primer nivel, y aquí empieza el problema: ¿cómo hablarle a una persona que sólo domina el primer nivel del lenguaje, para que te entienda cuando necesitas hablarle de asuntos que requieren del segundo nivel? Es sencillo: no te va a entender, o entenderá algo diferente, sesgado, te malinterpretará, y en el peor de los casos puede que hasta lo vea como una ofensa. Dicho con otras palabras, o bajas a su nivel básico del lenguaje, o no te entenderá. Llevemos ahora este esquema al plano sociopolítico. Tenemos a buena parte de la población de la que peor está, económicamente hablando, dominando solo el primer nivel del lenguaje, el coloquial, el básico, y tenemos a nuestra clase política, donde unos mejor y otros peor hemos de suponer que todos dominan los dos niveles del lenguaje, el básico y el otro más elaborado y abstracto. 

Situados ya en el escenario político tenemos a nuestros amigos de los partidos en la tesitura de tener que darle o contarle algo a la gente para que los voten, y poder así llegar al poder para hacer las políticas a las que se deben por sus ideologías. Y aquí llega la diferencia sustancial entre unos partidos y otros, porque hay unos partidos que han entendido lo que vengo diciendo hasta ahora, esto es, que hay dos niveles del lenguaje y a la mayoría de la gente hay que hablarle en el primer nivel para que te entiendan, frente a otros partidos que no se han enterado todavía y siguen hablándole a la gente en el uso culto del lenguaje, poco menos que predicando en el desierto. Piensen ahora en Coalición Canaria, Partido Popular y PSOE, por poner a los tres más significativos de Canarias y los tres que más gobiernan y han gobernado hasta ahora.

¿Qué hacen? Ellos lo tienen claro, le hablan a la gente en el idioma que entienden, de lo que les preocupa, que no es otra cosa que comer, dormir y bailar. Así, usan de sus muy bien tendidas redes clientelares para darle a mucha gente un trabajo, un tingladito, un espacio con el que puedan comer, dormir y bailar, y si no pueden darle directamente ese trabajo, ese tinglado, ese espacio, se preocuparán al menos de procurarles que puedan comer algo (vete a la ONG a que te den la bolsita) y bailar un poco (los canarios somos verbeneros), por aquello del tenernos entretenidos y saciados, y contentos al fin y al cabo, aunque no durmamos mucho ni bien. Ahora piensen en otros partidos, en Podemos, en el Sí se Puede o en Izquierda Unida, por poner a los tres más alternativos y a la izquierda que tenemos en Canarias. ¿Qué hacen estos? Pues... ellos no tienen redes clientelares, no gobiernan en casi ningún sitio, esto es un problema. Pero está la crisis, les basta sentarse a ver todo lo que va mal y criticar lo mal que lo hacen los del poder, y en última instancia tienen un bonito programa electoral, ellos defienden un mundo más justo y equitativo, una Canarias más respetuosa con el medio ambiente, menos corrupta, menos privatizada, y como tienen ese programa electoral tan bonito no necesitan hacer nada más que contar y cantar lo chachis que son, y esperar, esperar a que la gente se de cuenta y los vote.

Y llegan las elecciones y... ¡Oooohhhh! ¡No puede ser! ¡Otra vez salen los mismos de siempre! ¡La maldita Ley Electoral! ¡Es que aquí la gente es...! Sea por lo que sea la culpa siempre la tienen otros. Se olvidan, mis amigos y amigas de los partidos de las izquierdas, que la gente, la mayoría de la gente no quiere oír hablar de sostenibilidad ambiental, de ética política, de remunicipalización de servicios o de fiscalidad progresiva y redistributiva, entre otras cosas porque muchos ni siquiera entienden de qué va eso. La gente, la mayoría de la gente por estas latitudes no tiene tiempo para programas electorales, sólo les preocupa saber si comerán mañana, y dónde, y dónde dormirán, y por cuanto tiempo. La mayoría de la gente en Canarias y fuera de Canarias desprecia o como mínimo desconfía de los políticos -algo que, me van a disculpar sus señorías, pero se lo han ganado ustedes a pulso-, y esta es la causa primera de que no se crean nada de lo que cuentan en los programas electorales, votando preferentemente a aquellos que mejor les procuren y garanticen el comer, el dormir, y en último caso también el bailar. 

Lo siento por mis amigos y amigas de las izquierdas, pero esto es así aunque no les guste. Hace ya unos cuantos años que me di cuenta de esto, y no lo sé por ninguna clase de intelectualismo político o filosófico, lo sé porque llevo ya muchos al lado de la mayoría de la gente que peor está en Canarias, que por desgracia no son uno ni dos. Y este ha sido mi discurso repetido durante años, pedirle a las izquierdas sociales y políticas en Canarias que bajen a la tierra y le hablen a la gente en su idioma, y luchen junto a la gente por sus problemas desde la dignidad, que ya habrá tiempo después para crear conciencia ciudadana, para empoderar -esa palabra que tanto gusta en las izquierdas-, y para que entiendan de qué iba el rollo ese del programa electoral. Lo he intentado por activa y por pasiva y por intentarlo hasta me embarqué en un proyecto político -Secretaría General de Podemos en Canarias- que se sabía perdedor de antemano, por el que también me han dado bien por cierto. Y por repetir una y otra vez esta cantinela soy el Satán de las izquierdas en Canarias, lo peor de lo peor. Tan malo que hasta hacen llamamientos públicos en redes sociales entre las izquierdas para acabar conmigo, metafóricamente hablando, espero, tildándome de despreciable como poco. 

Estoy seguro que tras este artículo algunos y algunas encontrarán también motivos para criticarme por clasista, por clasificar a la sociedad en dos grupos según se domine uno o los dos niveles del lenguaje. En mi defensa diré que es solo una clasificación pertinente para hacerme entender. No hay en mí el más mínimo ánimo de rebajar o separar a nadie, pudiendo estar, compartir y amar por igual a unos y a otras, ya dominen uno o los dos niveles del lenguaje, ya sean negros, blancos, ricos, pobres, guapos o feas. En fin, que no sea por no intentarlo.  

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