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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal
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Colombia, una historia sin final

Rafael Morales / Rafael Morales

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La presión nacional e internacional obligará a quien se comprometió a realizar el intercambio humanitario si las FARC liberaban secuestrados. De nada sirvió a Uribe excluir a Hugo Chávez (a quien había solicitado la mediación) y a la senadora colombiana Pilar Córdoba. Salvo que a última hora inicie otra operación de despiste con la idea de imponer su política de siempre, intentar la liberación de los rehenes con la impotente fuerza de las armas. Lo tiene complicado. Más lo tendrá en el caso de que el proceso culmine felizmente, porque entonces se verá forzado a pronunciarse de una manera distinta al “yo no negocio con los terroristas” sobre las propuestas para tratar sobre la paz lanzadas tantas veces por la guerrilla, así como por organizaciones políticas, sociales, gobiernos y organismos internacionales de derechos humanos.

Vale la pena recordar que uno de los argumentos para excluir a Hugo Chávez de la mediación fue la ausencia de pruebas aportadas sobre el estado de salud de los secuestrados y si estaban con vida. Los negociadores disponían hasta el 31 de diciembre para presentarlas, a pesar de los cual Álvaro Uribe suspendió la mediación antes de cumplirse el plazo. Poco después saltó la verdad. Los encargados de hacer llegar tales pruebas fueron detenidos por las autoridades colombianas, a pesar de lo cual salieron a la luz pública, entre ellas las correspondientes a la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt. Este hecho inadmisible provocó la indignación de su marido Juan Carlos Lacompte, quien declaró: “No creo en Uribe, busca ganar tiempo, distraer, él apuesta a la solución militar y eso termina con los rehenes muertos, con Ingrid muerta en la selva”. Y añadió: “George Bush quiere la guerra, los gringos la financian, y quieren a Colombia como punta de lanza de sus políticas, ahora que Argentina, Brasil, Venezuela, Ecuador van en otra dirección”.

Las personas cuya liberación anunciaron las FARC son Clara Rojas, su hijo Emmanuel (nacido en cautiverio) y Consuelo González. Clara Rojas, aspirante a la vicepresidencia junto a la candidatura de Ingrid Betancourt, lleva en manos de la guerrilla desde 2002. La ex congresista Consuelo González padece esta situación desde 2001. Los familiares esperan encontrarse con ellos estas fiestas navideñas si fuera posible. “Espero que esto sea una realidad. Nos da mucha emoción que estas personas sean liberadas”, dijo Yolanda Pulecio (madre de Ingrid Betancourt). “Estoy segura -añadió- de que se trata de una demostración de lo importante que era la mediación del presidente Chávez y de la senadora Piedad Alarcón”. Juan Carlos Lacompte declaró que “nosotros le pedimos al presidente Chávez que no nos abandonara a pesar de la decisión de Uribe, que continuara, y al parecer estamos ante el fruto de que él cumplió con su palabra”. Ojalá que todo termine bien, es decir con la libertad de todos los presos y el inicio de negociaciones para alcanzar la paz en Colombia. Hay que seguir intentándolo.

Rafael Morales

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