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Rezar en la escuela por decreto

Teo Mesa

En la cruzada de las contrarreformas educativas del catequista ministro de Educación (el más incompetente en su ramo desde tiempos inmemoriales) en todos los ámbitos de su cartera, ahora se emperra en catolizar a toda la España roja o azul o violeta o del arco iris, sin respeto a la diversidad y derechos de libre conciencia en los individuos. Acosado por el nacionalcatolicismo que padece, en su fanático adoctrinamiento para imponer a toda la sociedad su credo religioso, como único y verdadero, y a las órdenes de los dirigentes de la mitra y la púrpura.

Ha hecho entrar en vigor el Gobierno del PP el día 25 del mes de febrero, un nuevo decretazo en la educación, en descarado favor al catolicismo que hace enervar a la crispada sociedad con su menosprecio a la libertad de conciencia y una más de las trasnochadas elucubraciones de su ministerio, con tantas trapisondas en la educación, amparado por el cuasi opusiano Gobierno. Los chicos tendrán que rezar en las escuelas y hacer la catequesis, como materia evaluable.

La catequesis impuesta por el pío ministro Wert, súmmum de la mala gestión en la educación estatal, la hace engullir a los estudiantes de primaria y secundaria como asignatura evaluable. Sean creyentes, ateos, agnósticos o de otras adoraciones y credos. Todo un despropósito anticonstitucional. Que dicho sea, en este artículo de la Carta Magna, su literatura es ambigua e interpretable a gusto de quien la lee. Con toda certeza, que el ministro será recibido bajo palio en las iglesias católicas y ya se tiene ganado su misericordioso cielo.

Para la iglesia católica y el Gobierno pepista (seguro que bajo propuesta de Faes), estaba siendo muy doloroso que casi el 50% de los alumnos de todo el país, renunciaran a la religión como asignatura. Y en cada curso era creciente la demanda por la Ética. El arcángel ministro, para aguar la fiesta de la libertad de conciencia y de las ganadas atribuciones de libertad de culto de nuestra democracia (aunque la nuestra sea sucedánea). Intenta dogmatizar católicamente con la aprobada catequesis a los jóvenes estudiantes y futuras conciencias librepensantes, para que no se salgan del redil, con este horribilis decretazo, en el parcial y sórdido mandato del ministro eclesial.

En una sociedad de principios democráticos, en un Estado laico como es el nuestro y no confesional, no se puede anular los derechos de los no creyentes y es incoherente imponer una materia educativa de contenidos confesionales. La conciencia y librepensamientos no son evaluables en la educación. Cada persona tiene que asumir sus credos de forma singularizada en la intimidad de su ser espiritual. El aula es para impartir conocimientos culturales, humanistas, científicos y universales. Y en ella se debe enseñar la libertad de conciencia de las personas, el saber vivir y el comportamiento ético en la vida; y el incondicional respeto a las doctrinas que practique cada persona en su doctrina religiosa con total independencia.

Con todos los respetos a los creyentes de cualquier credo místico, éstos los deben practicar en su vida privada y no en la comunidad educativa por imperativos legales gubernamentales y eclesiales católicos. La religión tiene un carácter muy íntimo y unipersonal. No puede figurar en el temario curricular por flemáticas leyes oficiales, para que los alumnos deban rezar juntos y hacer tareas escolares de carácter piadosas comunes en el aula.

España ha dejado de ser un país católico y confesional con la Constitución. El Estado debe ser imparcial con todas las religiones. Y este inviolable derecho incide sobre cada una de las personas y en obligado acato a la libertad de conciencia, a su intimidad y credos religiosos de otras devociones. Derecho democrático éste, que no quieren admitir: ni la intolerante iglesia católica, apostólica y romana, ni el conservador gobierno del PP, con sus aberradas ideas de gobierno, queriendo estereotipar o aborregar en los principios religiosos a toda la sociedad plural. Bien está que ambos lo practiquen, pero que respeten a todos los que en antagónica conciencia de cualquier fe religiosa no la practiquen o simplemente carezcan de ellas.

La nueva Catequesis, cuyo temario curricular ha sido ideologizado por la Conferencia Episcopal, con máximas eclesiales que horrorizan la cordura del más elemental intelecto, que serán obligatorias para todos los alumnos que la escojan. Los alumnos que no profesen la religión católica-cristiana, serán segregados y sin garantías de derechos constitucionales. Éstos tendrán la obligación de cumplir con otra materia equivalente en tiempos y obligaciones, indicada por el currículum para que no estén en cómodas ventajas con los que asuman la catequesis católica.

En la distancia de oscuros tiempos pasados para la libertad de credo y manifestación de toda índole social e individual, en plena dictadura franquista, parece ser la añorante soflama a la que el Gobierno central desea trasladarnos con tantas leyes contrarreformistas, a la que nos abocan con extravagantes pretextos. La historia la quieren repetir, o hay algunos, con cargo ministeriales, que no han evolucionado con la nueva sociedad que todos deseamos de libertad y derechos, y se hayan perdidos en el túnel del tiempo.

Tristemente la educación de este país es el hazmerreir de los gobiernos de turno. El gran error está en la inexistencia de acuerdos prioritarios de los gobernantes para dar máxima primacía para que se respete este derecho fundamental de los ciudadanos. Saben, pero no la practican, que es la mayor de las riquezas que tiene un pueblo: la buena educación, libre e imparcial.

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