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Energías renovables: el lío interminable

Antonio González Viéitez

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En las etapas de transformación social, y más aún si nos encontramos en medio de una auténtica mutación, lo esencial es acertar en la elección de las estrategias para gestionar e intentar solventar esa enorme complejidad. Y, apostando por un proceso de pedagogía y participación, llevarlas a la práctica.

A mi juicio y desde la exclusiva perspectiva económica estructural, en Canarias nos enfrentamos a la imperiosa necesidad de transformar el viejo modelo energético de quema de combustibles fósiles. Porque, como todos sabemos, tanto a escala global para luchar contra los procesos contaminantes que desbocan el Cambio Climático, como a escala canaria para dejar de importar costosísimos crudos (3,1 millones de toneladas anuales) y dejar de dilapidar nuestros fastuosos recursos de todas las renovables conocidas.

Estoy convencido que no hay argumentos solventes contra estas afirmaciones. Y si eso es así ¿cómo es posible lo que está pasando, mejor sería decir lo que no está pasando aquí? ¿Cómo se puede explicar que durante años y años se bloquee y se impida aprovechar y disfrutar de unos recursos que son nuestros, limpios y mucho más baratos para producir energía? ¿Qué nos está pasando?

A mi juicio este sinsentido se debe, sobre todo, a la falta de un proceso social, no solo político, que plantee en su globalidad, con inteligencia, coraje, y a lo largo de un par de décadas, la insustituible necesidad de tener un Plan para la introducción y consolidación de un Nuevo Modelo Energético (NME) basado en las renovables. Y con el horizonte de la Soberanía Energética del Archipiélago.

Y para eso tenemos que concebir, estudiar y diseñar el modelo óptimo para ese proceso.

Y esa necesidad es incompatible con cuestiones como las siguientes y que están actuando de manera simultánea. 1). El Gobierno del Estado es el que fija cada equis tiempo un volumen genérico, muy abierto, de potencia a instalar en renovables. Con tarifas establecidas y exigencias de inmediata puesta en uso, sin ni siquiera tener garantizado el vertido en red. Además, estableciendo prohibiciones arbitrarias de localización por “tráfico aéreo”, con graves consecuencias en el caso de Gran Canaria. 2). Con cada uno de esos cupos máximos, el Gobierno de Canarias es el responsable de distribuirlo y adjudicarlo entre los posibles operadores. En una primera etapa se utilizó el sistema de concesión. Y la resultante tenía que ser, como así fue, una imprevisible localización geográfica, fruto de la elección puramente administrativa por cada uno de los concursantes, sin consideraciones territoriales, ni de eficiencia energética. Como una pieza que no corresponde al puzzle. Más adelante, en una segunda etapa, argumentando que el sistema de concurso era muy conflictivo y que no funcionaba (en realidad lo que ocurrió fue un conjunto de corrupciones de todo tipo ¡que les pareció que invalidaban el sistema de concesión!), se pasó al sistema de adjudicación por ¡orden de llegada! ¡Sí, como cuando usted va a la charcutería del supermercado! De este modo se favorecía a las grandes empresas capaces de presentar cualquier documentación en tiempo y condiciones inigualables para el resto. Por supuesto, la infraestructura energética así concebida, será un montón de artilugios colocados sin orden ni concierto exactamente como, en su momento, decidieron su localización cada uno de los adjudicatarios a su aire. 3). Todo esto se hace al margen de Red Eléctrica Española, que es la encargada teórica de construir las nuevas conexiones de vertido en la red del nuevo galimatías que vaya surgiendo con estos absurdos sistemas para instalar potencia. 4). Además estas pesadas infraestructuras de transporte energético se levantan sin estudiarlas y acordarlas con los cabildos y ayuntamientos. Lo que genera conflictos sin fin. Basta recordar la luminosa victoria del “todos somos Vilaflor”, o los actuales conflictos con los previstos tendidos en Lanzarote y, sobre todo, en Fuerteventura.

Como era de esperar por todo lo dicho, en la mayoría de los casos las grandes multinacionales eléctricas (Enel-Endesa, Gas Natural) se están haciendo con la mayor parte de la energía adjudicada. Y no solo con las nuevas instalaciones, porque debemos recordar que Endesa ya se hizo con la pieza superestratégica de Chira-Soria en la anterior etapa del Cabildo de Gran Canaria, que se tapó los ojos y los oídos, para simular no ver lo que todos sí veíamos y luego se comprobó: que su objetivo era paralizarla. Así se verifica que el sistema institucional descrito facilita que el desarrollo de las renovables en Canarias esté a lo que interesa a las multinacionales eléctricas. Si, por ejemplo, Gas Natural está liderando la construcción de una desgasificadora en Granadilla y pretende, todavía, otra en Arinaga, con un coste unitario cercano a los 300 millones de euros, su principal interés, como es lógico, va a ser amortizar esa tremenda inversión a largo plazo. Porque ¿qué interés tendría en fomentar las renovables que le harían la competencia y dificultarían la amortización de sus armatoste?

Además, en este escenario, los recursos ante los tribunales y los enfrentamientos judiciales, planteados por los que se quedan fuera de esos absurdos concursos y esas estrafalarias adjudicaciones, están a la orden del día, empantanando más si cabe la situación.

Y más o menos así están las cosas en la actualidad. Y el que este tremendo lío interminable haya sido diseñado por un inescrutable Estado Mayor o haya sobrevenido azarosamente, da exactamente lo mismo a nuestros efectos. Lo evidente es el bloqueo y el descontrol.

Y hay que denunciar que el Gobierno de Canarias lo viene permitiendo, con toda la irresponsabilidad que esto supone.

¿Qué se podría hacer?

1). Hay que tener en cuenta que el problema es complejo y que, por tanto, su planteamiento y posible solución también tendrán que serlo. Porque se trata, nada menos, que superar el Viejo Modelo Energético y transformarlo en uno Nuevo.

2). Lo específico y original es que, para eso, Canarias cuenta con unos recursos renovables excepcionales y de muy diverso tipo. Y, por tanto, una de las primeras cuestiones será encontrar el óptimo actual de combinación (lo llaman mix) de ese conjunto de energías primarias (sol, luz, viento, mareas, temperaturas…)

3). En contraposición con el Viejo, el NME se caracteriza por organizarse en tupidas redes de producción energética en donde las pequeñas instalaciones jugarán un papel esencial y donde también habrá grandes instalaciones. De ahí que la localización de estas sea una cuestión importante para, por ejemplo, disminuir en lo posible sus infraestructuras de transporte y la salvaguarda del paisaje como bien público.

4). Se tendrá que lograr un robusto sistema de almacenamiento para garantizar la continuidad del sistema. Hasta ahora (y mientras no se avance en otras posibilidades que habrá que investigar también aquí) el agua potable en altura es uno de los más adecuados (Gorona del Viento). Y, por ejemplo, Gran Canaria tiene una formidable red de presas y embalses en altura y una red de conducciones, canales y acequias que, incluso, deberían aprovecharse para producir energía al tiempo que se riegan las fincas.

5). En el mundo de las Renovables nadie tiene que preocuparse por producir la energía primaria. Simplemente hay que aprovecharlas porque ya existen en la Naturaleza y son de todos. Técnicamente se trata de Bienes Públicos. Y son bienes, de cuyo aprovechamiento pueden obtenerse importantes ganancias. Así las cosas, una cuestión elemental es quién debe beneficiarse de esos aprovechamientos. El actual sistema canario dice que tiene que beneficiarse el que llega primero a la distribución del cupo que fija el Estado en las condiciones tarifarias en vigor. En otras palabras, los recursos energéticos se han privatizado y han dejado de tener su carácter público originario. Sin embargo, en otros sitios, por ejemplo Noruega, no ocurre así y sus crudos del Norte son propiedad de todos los ciudadanos noruegos. Soy de la opinión que los grandes parques que puedan construirse en el Archipiélago deberían ser propiedad pública y beneficiar a todos los canarios.

6). De esta manera y con un sistema de adjudicación directa a los Consejos Insulares de Agua, que deberían ampliarse a la Energía, se facilitaría mucho la consecución de otros objetivos esenciales del NME. A). Recordemos que se trata de una planificación global de las renovables para buscar el óptimo sostenible de su utilización, tanto desde el punto de vista territorial como energético. Y si una planificación global es imprescindible para montar el modelo de las renovables, mucho más imprescindible es si tenemos en cuenta que, al tiempo de montar el nuevo modelo, hay que ir desconectando el viejo. B). Este proceso, si se hace de esta forma global y con la participación genuina de la ciudadanía, servirá para hacer pedagogía de lo que puede suponer el ahorro energético, como elemento constituyente de la sostenibilidad general. C). En su día las tarifas eléctricas deberían recoger el importante abaratamiento de costes económicos, al tiempo que los beneficios del NME contribuirían a financiar la ampliación de los servicios sociales de todos los municipios canarios. D). La contabilidad de todo lo referido a los nuevos Consejos de Agua y Energía, estaría colgada en la red, para el conocimiento y el control social.

¿Cómo hacerlo?

I).- En la inminente reforma del Estatuto de Autonomía de Canarias, habrá que modificar el apartado 26 de su artículo30 (que trata de las competencias exclusivas de Canarias) para que la totalidad de las competencias necesarias para alcanzar el NME sean de competencia exclusiva isleña. El hecho de ser un sistema extrapeninsular y técnicamente independiente, habrá de ser razón suficiente para conseguirlo.

II).- La elaboración del Plan hará hincapié, de una parte, en la implicación de la ciudadanía, intentando generalizar el sistema de balance neto para todas las edificaciones con instalación eléctrica, y de otra, con la participación de Universidades, Patronales, Sindicatos, Heredamientos de agua, ONG y cualquier otra organización afectada.

III).- Como sabemos y de acuerdo con los principios más genuinos del REF y para compensar el coste de la insularidad, Canarias recibe todos los años cerca de 1.000 millones de euros para subvencionar la importación de combustibles fósiles. Subvención que, en su día hace casi medio siglo, cuando todo dependía del crudo, tenía razón de ser, pero que hoy es un auténtico disparate. Esa cantidad debería transformarse en la principal fuente de financiación para la instalación del NME, en el bien entendido que, una vez en funcionamiento, esa subvención desaparecería por innecesaria. De otra parte, los Fondos Comunitarios dedicados a combatir el Cambio Climático y el Banco Europeo de Inversiones, habrán de jugar también un importante papel. Sin olvidar que un asunto de tal envergadura y con demanda solvente asegurada sería de interés para la Banca Comercial internacional, al tiempo que obtendría un marchamo de respetabilidad.

IV).- A destacar que el NME no tendría que pagar ni un solo euro (en especial, al monopolio natural Endesa.) Porque no se trataría de ninguna nacionalización convencional. Simplemente se irían eliminando poco a poco sus funciones, al tiempo que nos liberaríamos de todos sus bloqueos.

Resultado final

Como El Hierro que, en algunas coyunturas especiales, ya se suministra exclusivamente de renovables, el conjunto del Archipiélago 15 años después y con los excepcionales avances tecnológicos que ha habido, podría comenzar a presentarse ante el mundo como islas “libres de contaminación interna”. Alcanzando el nivel más elevado de excelencia de sostenibilidad ambiental, para sus ciudadanos y también para quienes nos visiten como destino turístico.

Al tiempo, el tan deseado nivel de diversificación económica, especialización productiva y generación de empleo cualificado que pudiera impulsar el NME, podría ayudar a convertirnos en un centro de multiservicios de elevado nivel en el Atlántico Medio. A mi juicio, muy ligado a nuestro personal y recursos universitarios.

Con este desbloqueo de nuestras potencialidades, se debería desarrollar otro elemento de enorme trascendencia para el futuro de Canarias, como es el hecho de nuestra vecindad con los cercanos pueblos africanos. Nuestra presencia, como vecinos con personalidad propia (y no como mera plataforma logística) podría basarse en el codesarrollo centrado en energías renovables y agua potable.

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