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Flexibilidad, más que una palabra

David Veloso Larraz / David Veloso Larraz

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De esta manera, empiezan a brotar palabras que prescriben caminos y cierran márgenes, al mismo tiempo que, construyen autopistas de información y comunicación que marcan las lógicas de acción de la sociedad-red. La presencia de esta palabra es tal, que la encontramos en todos los espacios, en el campo laboral, académico e incluso hasta la hora de comprar un billete de avión, soy flexible en fechas.

Pero, ¿cuándo empieza a configurarse la retórica en torno a la flexibilidad como vector ideológico de la nueva economía? Para comprender y responder a esta pregunta, hemos de contextualizar el fenómeno social para generar una genealogía de éste. La flexibilidad como vector ideológico es la asimilación capitalista de los sentidos políticos de 68; que exigían espacios para el desarrollo personal, la autonomía y la creatividad, es decir, una crítica frontal a las condiciones alienantes del trabajo fordista; que estaba fundamentado en la monotonía, estabilidad y la rigidez burocrática; y cuya organización productiva gira en torno a la cadena de montaje. Las coordenadas críticas del 68 no concebían que aquellos trabajos fueran en sí una especie de seguro para la clase obrera y terreno fértil para el discurso neoliberal-managerial. Falto más imaginación a la imaginación.

El capitalismo post-68 articula todos sus mecanismos de control en base al cambio social, político, cultural que aquellos años de lucha dieron como frutos. Su victoria es aplastante durante casi dos décadas hasta bien entrado los noventa. La contrarrevolución o revolución conservadora que tiene lugar en estos años, es un giro de ciento ochenta grados a los principios críticos del 68, la producción del arrasador pensamiento débil y posterior pensamiento único. La historia del capitalismo es la historia de crisis sistémicas, revoluciones sociales y asimilación de los principios antagónicos que amenazan su estructura. Su dinámica es cíclica.

El management posmoderno es el dispositivo central de la nueva economía, su capacidad es total ya que llega a todos los componentes de la sociedad, así pues, el yo emprendedor, la empresa-red, la política de la eficiencia, son productos del management y de una nueva forma de gubernamentalidad que se basa en éste. El nuevo espíritu del capitalismo ha fragilizado el mundo del trabajo, sus postulados, sus mecanismos de protección social, sus derechos, incluso hasta sus referentes, los trabajadores creativos y el congitariado, son desde finales de los noventa más madera para la hoguera de la precariedad estructural.

La estructura financiera del capitalismo de casino está en estado de descomposición, la política neoliberal ha perdido la legitimidad, pero ¿está en crisis el management posmoderno? El efecto dominó de la crisis actual empieza a licuar su retórica y a escucharse con más intensidad a los Critical Management Studies, pero, todavía su posición es hegemónica, y por ende, un cáncer para la construcción de otro mundo posible.

Los contemporáneos tiempos precarios son resultado del capitalismo flexible y su puesta a punto de la gran transformación tecnológica de la economía-red. Se fundamentan, en la afable flexibilidad y la constante incertidumbre, dos caras de la misma moneda, que se retroalimentan, sinónimos, son el desarrollo de la palabra flexibilidad.

David Veloso Larraz

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