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Glad som en lax

Juan García Luján / Juan García Luján

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También pudimos ver sonrientes y saltarinas a Irina Svistunova, viuda de Bjorn Ling y a Mari Carmen Benítez, esposa de José Manuel Soria. Svistunova contó en inglés que no entendía el escándalo montado por un viaje sin importancia ocurrido entre el 22 y el 28 de agosto de 2005. La viuda de Lyng fue citada a declarar como testigo, pero antes de comparecer ante la jueza y el fiscal Anticorrupción expresó su deseo de que queden limpios el nombre de José Manuel Soria, el de su difunto esposo y el de su empleado Manuel Fernández. No quiso aclarar Irina quién pagó el viaje del matrimonio Soria-Benítez a Salzburgo y Noruega en aquel verano en el que el cabildo de Gran Canaria estudiaba un expediente presentado por la empresa de Bjorn Lyng para la concesión de 3600 camas en Anfi Tauro. Después del amistoso y placentero viaje, el gobierno insular presidido por Soria aprobó un informe favorable al empresario noruego a pesar de las dudas sobre la legalidad del proyecto planteadas en un informe de la consejería de Medioambiente. También el grupo parlamentario del PP dirigido por Soria votó favorablemente a ese proyecto turístico.

El único que no estaba alegre como un salmón ayer era Manuel Fernández, que acudía también en calidad de imputado. Fernández intentó esquivar a los periodistas pero finalmente declaró ante los micrófonos y dijo a la jueza que él no tuvo nada que ver con la organización del viaje de los matrimonios Lyng y Soria a Austria y Noruega. El diputado herreño lleva más de 30 años combinando su participación en la política con el mundo de los negocios. Ayer Fernández tenía razones para no sonreir, el denunciante del caso salmón, Carlos Sosa, presentó ante la jueza y el Fiscal Anticorrupción el contrato que vincula al secretario general del PP con el Grupo Anfi. El contrato contempla en su objeto número 2 su asesoramiento en materia de “aspectos administrativos, tales como la obtención de licencias, autorizaciones, documentación oportuna, relaciones con arquitectos y otros agentes intervinientes en la construcción, relaciones institucionales con organismos públicos, etcétera”. Por este contrato Manuel Fernández cobra 12000 euros mensuales, una cantidad que triplica el dinero que percibe como diputado que pertenece a dos comisiones que le vienen muy bien a la empresa Lyng: la Comisión de Medioambiente y Ordenación del Territorio y de la Comisión de Turismo y Transportes.Las preguntas son muy sencillas: ¿a quién defiende Fernández cuando se sienta en esas comisiones parlamentarias. ¿Qué significa para la mano derecha de Soria y número 2 del PP el refrán “no muerdas la mano que te da de comer”? ¿Qué consecuencias ha tenido ya en el medioambiente canario esta relación laboral de Manuel Fernández?

Después de escuchar a Soria, a Fernández y a Irina Svistunova, y de ver los datos bancarios que le presentó el líder del Partido Popular, la jueza decidió mantener la imputación por los presuntos delitos de cohecho y prevaricación contra el vicepresidente del gobierno canario, y el cargo de cooperación necesaria para esos delitos contra el número dos del Partido Popular. No tengo ninguna duda sobre la inmoralidad del viaje del salmón. Desconozco si fue ilegal o no. Pero ayer José Manuel Soria no tenía ninguna razón para sonreir y mostrarse alegre como el salmón ante las cámaras de televisión. A lo mejor le parece gracioso haber hecho historia por situar en el más alto escalafón de sospecha a alguien que ostenta la vicepresidencia del gobierno canario. Siguiendo su repetido guión volvió a acusar al PSOE de ser el responsable de su propia debilidad por mezclar amistades, pesca y aprobación de licencias turísticas. Y se atrevió a decir ante los periodistas que “en política no todo vale”. Está claro que padecemos un vicepresidente del gobierno que no se aplica el cuento que él mismo pregona.

Juan García Luján

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