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Lanzarote, una isla muy propia

Dimas Martín durante su regreso a la prisión de Tahiche.

Omar Batista

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Lanzarote es una isla de aproximadamente 150.000 habitantes, ha doblado su población en los últimos 20 años y su capital es Arrecife, de un tercio de la población insular. Fue la primera isla, junto con Fuerteventura, en ser poblada por europeos de todas las Islas Afortunadas, por lo cual, son las dos islas, junto a La Gomera, con mayor porcentaje de genoma amazigh.

Políticamente está connotada por tener tres tensiones constantes; una es la del insularismo transversal, otra es la socialista - muy conectada con un entendimiento estatal de la realidad - y otra la de carácter nacionalista de izquierda, no desdeñable, y constante en el tiempo.

Cuando escribo, normalmente busco un relato que tenga un sentido histórico, para poder situarnos con facilidad y buscar referencias que me permitan poner los puntos sobre las íes.

Con Lanzarote, como quizás pudo pasar con El Hierro y pasará con La Gomera, no puedo hacer un análisis con unas bases ideológicas fuertes sin subrayar la importancia de los personajes históricos que dan forma a las ideologías dominantes en cada una de las islas. Estoy hablando de Tomás Padrón en El Hierro, Casimiro Curbelo en La Gomera y de Dimas Martín en Lanzarote.

Lo interesante de estos líderes - y de su insularismo - no es, como pude plantear en piezas anteriores, que tengan la misma ideología entre sí, si no que plantean propuestas culturalmente hegemónicas en cada territorio para evitar ese conflicto inherente a la política, basando la ideología en unos términos diferentes a los marcos clásicos que podemos hallar en instituciones de otras dimensiones, marcados por un fuerte personalismo, y es que no hay insularismo sin liderazgo insular.

Canarias es una adelantada, pero esto no es sólo cosa del Archipiélago; construir en torno a la identidad con perfiles concretos con una ambigüedad ideológica calculada es un método que genera éxitos electorales en nuestras sociedades: ociosas, desmovilizadas, líquidas, emocionales, posmodernas, posmaterialistas, pseudo-urbanas, y profundamente participadas por un entendimiento de la realidad que cada vez tiene menos mimbres comunes.

Así, la isla ha tenido dos fenómenos propios que la pueden representar más allá de la personalidad que imprime el PSOE en esta isla. Hablo del PIL y de Somos Lanzarote.

Luego me detendré en Somos; jóvenes, creativos, y profundamente pragmáticos.

No puedo reparar en ellos sin atravesar antes el PIL y Dimas Martín, que es más o menos lo mismo. El PIL fue probablemente el evento político más importante de la historia de la isla, que en palabras de Borja Rubio – Secretario de Organización de Somos Lanzarote – representó “unos comienzos marcados por una verdadera impugnación política, marcada por un sinfín de casos de corrupción posteriores” en la Isla.

Fue, digamos, una construcción populista lanzaroteña, que supo representar, emociones mediante, una respuesta a la construcción de la Comunidad Autónoma que se estaba fraguando entre Tenerife y Gran Canaria. Cuando hay problemas concretos en un territorio, que superan una ordenación de preferencias políticas construidas previamente en otro diferente, se puede generar con facilidad un proceso de cambio, con nuevas referencias, nuevas estéticas e identidades.

Eso es lo que hizo Dimas Martín con el PIL: “salvar una isla”, mesiánicamente, atendiendo a demandas que a priori no casan entre sí, pero que en un momento dado, en un territorio concreto, sí pueden significar una construcción coherente que sea capaz de llegar a buen puerto. Lo cierto es que aunque a Dimas le pasó como a cualquier caudillo superado por su responsabilidad, significó en su momento un ejercicio emocional de lo político que no tiene comparación en la historia de Lanzarote.

Eso sí, la isla guarda suficientes elementos que traspasan la figura de Dimas para abarcar su ser común, tales como la realidad que enmarca el agravio comparativo con Gran Canaria y Fuerteventura, o la capacidad simbólica de Cesar Manrique como artista insular.

Las islas son territorios particulares, donde se dan oportunidades de construir entorno a una identidad muy sólida sin entrar en disquisiciones propias del nacionalismo y el marco Estado-Nación. Este es el caso de ASG, de AHI, de la API, y claramente, del PIL.

No el de Somos Lanzarote. Somos es una coalición electoral que toma parte de lo referente a la construcción insularista emocional y a la canalización de demandas aparentemente incoherentes, con la racionalidad de una ideología entendida en el eje nacionalista. Guarda gran juventud y perspectivas propias de la vanguardia política que vemos reflejada en el Movimiento 5 Estrellas de Italia o en la capacidad e agregar diferentes demandas de Nayib Bukele en El Salvador, por poner algunos ejemplos.

Somos mezcla dos elementos fundamentales, partiendo de la Alternativa Ciudadana 25 de Mayo y la Alternativa Nacionalista Canaria. El contexto de oportunidad que ofrece en la isla el espacio progresista, deja a Somos Lanzarote, en palabras del politólogo Ayoze Corujo como “una alternativa intermedia a la izquierda del PSOE y a la derecha Unidas Podemos, señalando que la frontera que separa al votante indeciso y descontento de Podemos del PSOE puede ser perfectamente Somos Lanzarote”, aún con los obstáculos que puede suponer su alianza con una Nueva Canarias estigmatizada por su pasado en la isla.

El partido, con la alianza, gana los puestos a Parlamento y Cabildo, pero pierde la capacidad que podía tener antes, con una esa ambigüedad no declarada, la cual le hacía llegar más lejos sin participar de esos “compartimentos estancos” que representan los marcos ideológicos cerrados.

Probablemente su máximo baluarte es Borja Rubio Francisco, el político de la juventud canaria - junto con la tinerfeña Laura Fuentes Vega - con más proyección del Archipiélago, candidato al Parlamento de Canarias por Somos-NC, concejal saliente de un Ayuntamiento como el de Arrecife, donde deja a Lidia Pla como referente en un consistorio controlado por la socialista Eva de Anta, alcaldesa de la capital. Para el Cabildo se da una situación también complicada, sin comparación a la notoriedad aparente a PARCAN, dado que a día de hoy no tienen cabeza de lista, y deberán competir con una candidatura ganadora como la de la socialista Loli Corujo, y con la candidata de Unidas Podemos, Nona Perera, conocida investigadora del patrimonio histórico y etnográfico de las Islas Canarias.

En resumidas cuentas, el espacio está muy abierto en una isla que de por si ya es muy plural, y que suele dar réditos a la izquierda y a las propuestas insularistas. Veremos en que queda todo, pero un resultado beneficioso para los tres grupos progresistas en el Cabildo, y una mayoría progresista de sus ocho representantes en el Parlamento de Canarias es perfectamente posible en los comicios que vienen el próximo 26 de mayo, de seguro fundamentales para la situación política que se puede abrir en nuestras Islas a partir de junio.

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