Lecciones de una dimisión

Aunque esperada y lógica, la dimisión de quien fuera ministro de Justicia da una lección a todos cuantos, tanto desde el PP y desde tantas otras formaciones políticas como desde gran parte de los medios de comunicación españoles, requieren de los socialistas una autoexigencia moral que supera con creces la que ellos mismos se aplican. Por citar sólo unos pocos nombres que protagonizaron sonados episodios escandalosos, ¿qué deberían haber hecho y no hicieron personajes como Mariano Rajoy, Esperanza Aguirre, Eduardo Zaplana, José Mª Aznar, Ángel Acebes, Federico Trillo, Francisco Camps, Esteban González Pons, Pedro J. Ramírez o Federico Jiménez Losantos, en casos sin duda mucho más graves que los de la simplemente inoportuna coincidencia en una cacería del entonces ministro Fernández Bermejo con el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón?.

Por cierto, puestos a citar al juez Garzón, ¿por qué resulta que ahora se le considera tan “contaminado” políticamente cuando hace pocos años se le cantaron todo tipo de elogios cuando arremetió y procesó a destacados dirigentes socialistas?

La derecha española, tanto la estrictamente política como la mediática que le apoya como auténtico brazo armado, se caracteriza por una doblez moral escandalosa. La misma doblez moral que la llevó a escandalizarse ante la simple posibilidad que Endesa fuera a parar a manos de la catalana Gas Natural ?la “lideresa” llegó al extremo de decir que ello representaría que saliera del “territorio nacional”-, pero que apostó decididamente por su compra por parte de la alemana Eon y finalmente ha aceptado con complacencia que la gran empresa eléctrica acabe en manos de la empresa pública italiana Enel.

Demócratas de pacotilla, son también patriotas de hojalata, practicantes siempre de la doble moral, la moral de la conveniencia. La propia conveniencia, claro está.

*Periodista y analista político en elplural.com Jordi García-Soler*