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Masacre en Palestina: silencio, se rueda

Carlos Juma / Carlos Juma

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Desmesurados, complacientes con sus propios actos, anhelantes de provocaciones para poner en marcha una maquinaria que devuelve un cohete de fabricación casera o una pedrada con toneladas de bombas lanzadas desde un aviación que se jacta en todo tipo de acrobacias aéreas: es que no tienen enfrente una aviación enemiga. Es muy sencillo dar lecciones de brillantes militares contra una población cuyo derecho a la defensa legítima está siendo vilmente arrollado desde hace sesenta y un años.

La misma ONU que crea el estado judeo sionista no aplica sus propias resoluciones condenatorias contra este repugnante conglomerado de lobos disfrazados de corderos abrahánicos.

Los palestinos estamos rodeados de dos enemigos: los sionistas amparados por los Estados Unidos de América y la Unión Europea hipócrita y silente.

Pero hay un tercer enemigo: es nuestro propio mundo árabe, lleno de pueblos mudos y ensangrentados que ya no saben ni quejarse, cuyos gobernantes no dudan en teñirse las canas y seguir en el mundo de la apariencia e hipocresía convocando reuniones “al más alto nivel”. Los mismos hermanos que no dudan en negar la libertad para los saharauis, los que se besan con la podrida administración del imperio, los mismos estúpidos que consideran buena la idea de Moratinos de dedicar un día de enero al Holocausto, en el que vamos a seguir insertos hasta el fin de los días para explicar el porqué del sionismo judío fascista y racista. No tendrán justificación nunca, mientras ellos mismos sean los asesinos de los palestinos, los genocidas de un pueblo que su única desgracia fue ser gacela entre leones.

¿Por qué no se van al infierno de las heces fecales todos juntos?

No estoy inventando nada sobre lo que no haya escrito previamente o sobre lo que yo mismo me he pronunciado y sobre la cruda realidad del sufrimiento de los palestinos a manos de las hordas sionistas, un auténtico baño de sangre, de humillaciones, de vejaciones a la dignidad, a la libertad y a la vida.

No tienen ni un ápice de vergüenza los que amparan a estos terroristas de estado, con su eterna queja de que están siendo atacados, ¿por un ejercito?

Conocen de sobre lo que quieren, sus intereses bastardos están más claros y transparentes que el agua de roca. Tienen estos sionistas espurios un cáncer eterno que acabará con ellos y lo saben: la determinación de un pueblo al que han querido borrar de la historia, que han señalado como terrorista y que no dudan en culpabilizarnos de todas sus desgracias. Es la historia de siempre, más de lo mismo, víctimas culpabilizadas que no hicimos ni holocaustos ni nada hemos tenido que ver con esta maldición.

Algo habremos hecho, ¿verdad? Merecido castigo en boca de los pudientes y desvergonzados sustentadores de esta ridícula entidad sionista, al que le dieron aposento en Tierra Santa los legisladores internacionales para sacudirse las pulgas molestas de una conciencia estúpida que aún sigue culpabilizando a los judíos de todas las desgracias. Así pues, mejor cuanto más lejos estén de Estados Unidos, de Europa, del propio mundo árabe que les cobijó y aún cobija.

Esa Tierra Santa tiene un toponímico y se llama Palestina.

Resistiremos con uñas y dientes, parirán nuestras mujeres hasta doblar el número de mártires, permaneceremos encima de vuestros crujientes pechos de cartón.

Está claro que se equivocaba el ángel: “¿Paz a la gente de buena voluntad?” A estos no les hace falta, les sobra. “ Busquen a judíos sionistas que quieran la paz, uno sólo, para construir una Tierra verdaderamente Santa.

Hamás fue la vencedora en una elecciones ejemplares, a la occidental. Pues hay que aceptar la voluntad de los palestinos. Torcer, comprar, servir, doblegarse ante los intereses de los espurios y pactar con quienes te machacan, te humillan en centenares de puestos de control policiales, con los que juegan al palo y la zanahoria está fuera de cualquier pensamiento y hoy, llenos de una ira justa, este pueblo que existe y existirá, enterrado con nuestras propias raíces milenarias, está convocado a luchar por su propia dignidad, por liberar su suelo de una ocupación que dura más que cualquier otra.

Gracias, comunidad internacional por echarnos el muerto encima; no cabe duda que lazos históricos tienen los sionistas con Palestina. Mañana será la excusa,- que no razón-, para que vengan los descendientes de los bereberes a proclamar su Estado en nuestra Islas Canarias. Al que quiere caldo le pueden dar más de dos tazas.

* Médico Neurólogo y ex Presidente y cofundador de la Comunidad Palestina en Canarias

Carlos Juma

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