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La Naturaleza (también) en poder de los fondos de inversiones

Teo Mesa

Las multinacionales financieras de los catalogados como fondos de inversiones, que son las empresas que manejan la gran mayoría de los dineros de las finanzas mundiales, radicadas prácticamente en Nueva York o la City londinense, han descubierto el inmoral gran negocio que se avecina a corto plazo, por la compra y acaparación de los bienes naturales del planeta. Como buitres (o en la forma de actuar de los llamados fondos buitre), se están aprovechando del Cambio Climático y sus alarmantes carencias. Estas son: Goldman Sachs, Merril Lynch, o las superpotencias como China, comprando gran cantidad de terreno fértil y agrícola en todo el mundo.

Las inversiones por medio de compra-venta de bonos, para extraerles réditos en un próximo futuro, lo ejecutan sobre estos y otros valores de la Naturaleza: seres vivos de producción y reproducción, avispas, tierras de cultivos, aguas, plantas, especies, semillas, bosques, ríos, playas, etc.; además de grandes extensiones de terreno con especies de animales y plantas en peligro de extinción, para ser vendidas o alquiladas posteriormente, como bonos de inversión. Para estos ejecutivos son gélidamente, productos financieros. Fríamente, bienes gananciales a corto plazo.

Todas aquéllas materias naturales y animales que son imprescindibles para que se genere el ciclo natural de la vida —o el ocio en los terrenos: playas, campos, etc.—, sobre nuestro herido planeta Tierra, habrá que sacarles beneficios económicos inmediatos. Ya todo se paga a los ojos de las políticas del fatal neoliberalismo que invade nuestra sociedad. Todo tiene un precio, y nada de caritativa sociabilidad con los menos favorecidos. Invierten en todos los elementos naturales que hacen posible la inexorable existencia, de los cuales depende esencialmente la agricultura que nos alimenta.

Los ciclos fértiles de la vida y de la propia Naturaleza serán controlados por los fondos de inversiones. Para ello, vendarán —por ejemplo—, las avispas para la polinización. Estos insectos imprescindibles para la agricultura y demás plantas, ya no revoletearán libremente, sino que estarán enjauladas y disponibles solo para quienes compren esos bonos de naturaleza de alquiler para la fecundación de los cultivos. Las trasladarán de un lugar a otro de la geografía. Estos inversores han puesto precio a la Naturaleza a su libre albedrío. Los demás, los que no tenemos dineros, somos convidados de piedra. Privatizarán un bien que es de todos los seres vivos que habitamos este planeta (incluidos vegetales y animales irracionales —sin referirse a las personas—).

Las nulas políticas ejercidas por los Estados han sido una reprochable obligación y derecho bajo unos principios éticos, ni la de crear conciencia sobre la delicada Naturaleza, en cuanto a proteger el medioambiente y sus ecosistemas, que tan imprescindible son para todos. Invariablemente han imperado las presiones, y a ellas se han doblegado los Gobernantes, en los intereses económicos de las multinacionales con la quema de combustibles fósiles y del alocado y desproporcionado consumo de materias industrializadas, sin las debidas mesuras medioambientales.

El deterioro palpable y creciente de la Naturaleza, con el Cambio Climático y su efecto invernadero, que hemos generados los humanos, con una evolución industrial que no ha sido proporcionada ni sostenible. Y de ello estamos sufriendo las aciagas consecuencias climáticas. De la inoperancia programada por los nocivos mandatarios mundiales, en descarado favor de las economías de las multinacionales, ha surgido este descalabro. Ese es el precio y el riesgo que estamos padecemos. De esos polvos estos lodos.

En esta crisis medioambiental existente, aducen los banqueros, que pueden salvar (¿…?) el planeta de las consecuencias del Cambio Climático y sus negativas consecuencias, con sus dineros con la venta de bonos controlada. Alegan los infaustos financieros, que perdemos la Naturaleza porque es gratis. Pueden salvarla con dinero. O sea, que vivir es solo para ricos que puedan comprar bonos de la naturaleza. Es poner al zorro a cuidar las gallinas.

Determinados usureros economistas, inmisericordes fondos de inversión, avaros banqueros y despiadados financieros de todo tipo, ante todos y también de la Naturaleza que los cobija, para sacarles réditos gananciales están muy interesados en la crisis medioambiental que padece el planeta. Al olido dinero con las finanzas verdes. Toda esta grey maniquea y juega a sus antojos, como hilos de marionetas, con los dineros y personas de todo el globo, a través de simples órdenes por la informática. Triste es vivir así.

Esto es lo que nos faltaba para más inri. Es el sumo en este sainete de trágica comedia griega, que es la vida para tantas personas que malviven sobre la Tierra. Vivir lozanamente solo será factible para aquellos Estados o personas que puedan pagar los bonos a las multinacionales de los fondos de inversión. O de los fondos ‘buitre’, en otros apartados de los negocios, que impera a ya sus anchas. Poderoso caballeros es don dinero.

La despensa de la Naturaleza dejará de ser libre y gratis para todos. Solo será posible coexistir a través de las decisiones impositivas de estas multinacionales de las inversiones de la compra-venta. La vida será símil de un mercado persa a escala mundial, sobre los bienes dados por la propia Naturaleza a todos los que en ella moramos, en un corto espacio de tiempo.

Qué es el ser humano sin los productos agrícolas trabajados en libertad y de respeto a los equilibrios naturales y ajustados a los ciclos ecológicos. Aunque, a priori, no le demos ningún valor. Y sí, mucho más, al consumo de bienes materiales innecesarios. ¡Porca miseria…¡

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