Nerviosismo en la Zarzuela

Ahora la salida de tono de Pilar Borbón viene a demostrar que hay personas en el Reino de España que se consideran por encima del bien y del mal. Y que la Monarquía de Juan Carlos Borbón anda algo nerviosa. La prueba del nueve es que a partir de primero de marzo, dentro de medio mes, el jefe de prensa de la Casa Real, Ramón Iribarren Udobro será sustituido por Javier Ayuso Canals, aunque fuentes oficiales indican que este relevo entra dentro de la normalidad de cambios que ha realizado el nuevo jefe, Rafael Spottorno. Sin embargo hay otras versiones que apuntan a que Ramón Iribarren no condujo el tema de Urdangarín a gusto de los máximos responsables de La Zarzuela. Ya saben los amables lectores que el resumen de la trama urdida por Iñaki Urdangarín y su socio Diego Torres dirigían un operativo contable de facturas falsas que tenían como objetivo final evadir impuestos de las importantes transferencias que recibían del Gobierno balear y valenciano y otras instituciones compinchadas con el Instituto Noos, y cuyos presidentes autonómicosde Baleares y Valencia eran Jaume Matas y Francisco Camps, respectivamente. El entramado sigue siendo investigado, y habrá que esperar porque me dicen que pueden surgir todavía muchas cuestiones de gran interés.

De momento el nerviosismo en Zarzuela es de alto calado, y no sólo por Iñaki Urdangarín, sino por los numerosos lios que atenazan a la monarquía, hasta el punto que la revista “Point de Vue”, especializada en temas de las casas reales europeas publicaba un reportaje en su último número en donde afirma que la única que puede salvar la crisis de la monarquía es Leticia Ortíz. Mientras Elena está desaparecida, y Cristina se enfrenta a los problema de Iñaki Urdangarín, Leticia es la que últimamente está dando la cara, incluso en El Hierro con el volcán. Por si fuera poco, el último libro de Pilar Eyre titulado “La soledad de la Reina”, desvela la vida más íntima de los Borbón, con relatos de auténtico escándalo. Y a todas estas viene ahora Pilar Borbón diciéndonos a los periodistas “a callar”. Y tente tieso.