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PPOE: el partido popular obrero de España

Carlos Juma / Carlos Juma

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Si, pero ya prescribió, dijo el rey de los sombreros.

Ello no obsta para que cuando le convenga al mismo diga que el delito se cometió. Magistral lección de derecho.

El señor Soria, Fabra, Camps, y un largo etcétera de miembros del Popular Partido, ahora con una sigla nueva (PPOE, partido popular obrero español) proclaman su paranoia (nos persiguen?..) desde que confunden términos voluptuosamente.

La prescripción de un delito no significa la absolución del mismo pues es evidente que se absuelve al pecador que reconoce sus faltas, en este caso singular, en el confesionario público ante los medios de comunicación.

La prescripción de un delito no significa proclamación de inocencia. Estos justiciables son tan inocentes como Judas Iscariote de su traición.

Asistimos a las consecuencias de unas leyes que emanan del pueblo soberano, y que en aplicándolas por los administradores de la Justicia, han dado en ocuparse en acortar o alargar los períodos de prescripción. Variados como los menús de ésta época.

De esta manera, si no te andas rápido, el tiempo se les echa encima; son demasiadas las veces como para pensar que las fiscalías o los jueces son ajenos a la presunta comisión de actos que transgreden claramente la norma; y con los actuales medios de comunicación y un buen buscador en Internet tienen toda la información que precisan para “llamar a capítulo” a los presuntos autores. En su defensa puede valer el alegato de que no hay obreros para tanta mies.

¿Se puede permitir que un tolete político diga que está siendo perseguido por la Justicia, Fiscalía, Agencia Tributaria sin que obtenga una respuesta en forma de cogotazo? En casos como éste deberían mostrar silencio complaciente y complicidad pero les puede la soberbia y megalomanía.

Y si quién es el perseguidor en un medio de comunicación ¿por qué se lanzan al cuello de quién tiene la osadía de denunciar con argumentos de peso y contrastados? La cuestión aquí es no callar hasta que se ponga cada cosa en su sitio y haya un sitio para cada cosa. Es el sexto poder aunque para los presuntos corruptos, el sexto joder.

Los delirantes políticos que aspiran a gobernar tienen asientos de pago en el manicomio nacional: sus síntomas son propios de los estados psicóticos: alucinaciones más auditivas que visuales, delirios de variado contenido (megalomanía, entre otras), convicción delirante (lo negro es blanco y vaya usted a decirle lo contrario), resistencia a medicarse, iteración de movimientos, paranoias desde la más leve suspicacia a la más absurda de las persecuciones y el sexto poder como perseguidor implacable de la paranoia. Mal asunto.

Los jueces, fiscales e inspectores de la Agencia Tributaria, en los casos que nos ocupan, bien podrían ser más rápidos en sus actuaciones y no permitir que se de el tiempo suficiente para que burradas de este calibre se cometan una y otra vez y queden prescritas. Si, es verdad, reitero, que hay escasez de personal pero al que no pague el IBI le embargan la cuenta en menos que canta un gallo.

Hay muchos asuntos que cambiar: a los malos políticos por políticos de bien, políticos enfermos al manicomio, sinvergüenzas al trullo. Parlamentarios a legislar de manera que los delitos no tengan tiempo de prescripción; la muerte es el único acontecimiento que finiquita las responsabilidades penales, y las civiles para los herederos que se harán con los bienes y los males del causante.

A jueces y fiscales les sugiero un buscador de Internet acreditado y que den curso al significado “de oficio”.

Como simple opinante expreso mi disgusto por esta forma de actuar, de librarse de penas por el tiempo transcurrido, de permitir que se vanaglorien confundiendo prescripción con absolución e inocencia.

Y el “ascensorista” señor Rajoy, mordiéndole el cuello a Estebita Pons pero faltando al respeto debido a sus adversarios políticos,“Pepiño, la Chacón” ,etc.“; claro que el ministro de Fomento ha tardado poco en llamarle el NINI. Y en estas estamos. Muy divertido, si señor.

De los 426 euros, de las colas en Caritas, de los desfavorecidos, lo dejamos para cuando el señor Rajoy sea presidente, ya veremos de qué.

Franquismo incorrupto, poligamias, usurpación de persona y estado civil, estafas documentales, apropiaciones indebidas, cohecho, prevaricación, persecución de jueces (Rosell, Garzón) y la exasperante lentitud de la administración que debe ser diligente. Por cierto ¿Cómo se hacen montañas con los expedientes? Haberlos haylos que sepan hacerlo “ordenadamente”.

Y hablo con la “presunción” por delante de cualquier sustantivo, vayamos a gaitas.

* Médico Neurólogo, Profesor de Fundamentos Biológicos de la Conducta (Psicología)

Carlos Juma*

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