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Pacta Sunt Servanda

José Carlos Gil Marín / José Carlos Gil Marín

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El PP, que había pactado con UPN, con el PAR aragonés y con el CCN canario, ahora a lo mejor no quiere pactar con Coalición Canaria, si es que ésta a su vez no rompe con el PSOE. Un PSOE que para asegurar su posición autonómica podría jugar al billar parlamentario para apoyar a la formación insularista. Los números así lo hacen posible. Sería cuando menos curioso ver votar a Segura iniciativas con Oramas en la próxima legislatura a punto de iniciarse.

Pacta Sunt Servanda. Los pactos están para cumplirse. Y en el pacto PP-CCN está la consolidación del REF y del estatus canario en Europa, la consolidación de la inversión media estatal presupuestaria, que desde 1991 nunca nadie ha en verdad implementado; y la reforma estatutaria, entendida se supone con reforma electoral.

Si el CCN consigue en este legislatura con este pacto lo que Coalición Canaria no ha conseguido después de más de veinte años de presencia en Madrid... Pero no está en el programa liberal? Ergo? Do ut des habemus?

Los pactos están para cumplirse. Y el PP sólo tiene a los nacionalistas para ampliar su espectro parlamentario. Hacia la izquierda y Rubalcaba, tierra yerma.

La propuesta preelectoral de Aznar de que José María Fidalgo se incorporase al futuro ejecutivo de Rajoy ha causado estupefacción en algunos sectores. ¡Un sindicalista comunista en el Gobierno del PP! Daría su aceptación relevancia a la figura de lo que el exPresidente aún manda en su partido, que es mucho, y a lo poco que Rajoy mandaría en él. Quizás no en un primer momento, quizás ad futurum cuando la tensión social tome las calles. Que las tomará. Esta pax romana es una vana ilusión que se disolverá cual azucarillo de aguardiente.

Los números no hacen necesario los pactos, no los han hecho necesarios, pero sería hasta deseable que Rajoy intentara integrar al PSOE en su gobierno, en un gobierno a la alemana o a la griega, o a la italiana. Eso sí, sin que los tecnócratas sustituyan al pueblo. Cosas más entrópicas e imposibles se han visto en la democracia de un Estado que ya no es soberana nación. Cosas más entrópicas e imposibles hemos visto con la llegada de tecnócratas del sistema a las principales magistraturas de los ejecutivos de Italia y Grecia, socavando la soberanía popular. Pero no pidamos que se unan el agua y el aceite, ni aún en crisis como la actual.

Por cierto, el 21N tras las elecciones la bolsa de New York cayó 300 puntos, la española más del 3%, y la prima de riesgo llegó a 463 puntos básicos. A Bush le dijeron: es la economía, estúpido. A los políticos electos españoles les han dicho: no son las elecciones, estúpidos. Del 7 al 9 de diciembre lo veremos.

El pacto como acuerdo de voluntades entre dos o más actores de la sociedad internacional, poseedores de capacidad volitiva y legal, entre dos o más actores políticos, crea derechos y obligaciones entre ellas y que estas obligaciones que nacen de la relación tienen fuerza de ley.

Uno de los principios cardinales del Derecho Internacional Público es, pues, el principio de Pacta Sunt Servanda. Este es un axioma procedente del latín que encuentra como traducción en nuestro idioma “Lo pactado obliga”, “El pacto obliga”. El aforismo indica que el contrato obliga por el solo acuerdo de voluntades entre los sujetos y por ende debe ser cabalmente cumplido por los contratantes conforme a lo acordado en sus cláusulas. Mediante el principio de Pacta Sunt Servanda se pueden dilucidar algunos vacíos, puesto que bajo discernimientos interpretativos, la intención de las partes debe de ser apreciada y respetada como norma suprema en sus relaciones, salvo que contra lo pactado exista disposición en contrario. Los artículos 26 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969 y de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados celebrados entre Estados y Organizaciones Internacionales o entre Organizaciones Internacionales de 1986 respectivamente, estipulan que todo tratado en vigor obliga a las partes y debe ser cumplido por ellas de buena fe“. Basados en estos principios generales del derecho internacional la mayoría de los ordenamientos positivos consagran el principio Pacta Sunt Servanda siendo hilo conductor en el actuar de los tribunales para actuar en materia de interpretación.

¿Nombrará Rajoy a un ministro comunista siguiendo los consejos de Aznar para fomentar esos posibles pactos? No lo creemos. Fidalgo seguiría sin ser Hidalgo.

El alcance de los efectos de este principio abarca no solo el hecho de que el contrato produzca un vínculo entre las partes que es apoyado por el ordenamiento jurídico, sino que también se reconoce un vínculo de cara a determinados beneficiarios del contrato. “Los pactos están para cumplirse”, reza este adagio instaurado en la antigua Roma. El mismo es garantía de la confianza que la sociedad deposita en las relaciones de poder. Asumido por el Derecho Internacional Público desde los tiempos de Francisco de Vitoria, es norma de normas de los comportamientos de los actores políticos. Tras el 20N: ¿Los respetarán los actuales, si es que llegan a ellos?

José Carlos Gil Marín

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