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¿Recuerda Rajoy un viaje familiar a Canarias tras el 14-M?

Enric Sopena / Enric Sopena

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“Si en España ?afirma Aznar- se ha producido el fenómeno, es que han fallado esos mecanismos [los de vigilancia], y la forma que debe reaccionar una sociedad democrática es exigir las oportunas responsabilidades políticas”. Hay que reconocer que, en efecto, Aznar en aquella época ?en la que hubo algunos graves casos de corrupción vinculados al PSOE-, denunciaba en público, y con rotundidad, el mal funcionamiento de tales mecanismos. En paralelo, el líder conservador ?que en 1996 se convirtió en presidente del Gobierno- exigía casi a mandobles la asunción de “responsabilidades políticas”. Se las exigía, naturalmente, al presidente entonces del Ejecutivo, Felipe González.

La medicina de Aznar

Pues bien, también conviene decir que Aznar nunca se aplicó a sí mismo la medicina que él recetaba imperiosamente a González, porque los episodios de corrupción en el PP existieron -¡vaya si existieron!-, aunque mediáticamente pasaran mucho más inadvertidos que los del PSOE. No en vano, las plataformas periodísticas de la derecha iban ya -hace casi veinte años- a toda máquina, y por lo general se desplegaban de manera compacta y orquestada. Incluso José María García, Pedro J. Ramírez, Antonio Herrero, Luis María Anson y el tutti quanto montaron un lobby, sólo encaminado a destruir al Gobierno socialista. Se llamaba formalmente la AEPI y se le conocía como el Sindicato del Crimen.

Eficacia conservadora

La eficacia conservadora en este género de acontecimientos siempre ha sido superior a la progresista. ¿Cómo se explica, si no, que Aznar saliera indemne de la condena judicial en firme contra Miguel Pérez Villar, vicepresidente y consejero de Economía del Gobierno de Castilla y León, acusado de haber cometido cohechos y prevaricaciones? Pérez Villar fue designado vicepresidente por Aznar, una vez alcanzada por éste la presidencia del Ejecutivo autonómico. Esto sucedía hacia 1987. Además, una sucia maniobra, de baja estofa, contra Demetrio Madrid, primer presidente autonómico de esa comunidad y dirigente del PSOE, abrió las puertas a Aznar en su fulminante ascensión a los cielos del poder político.

El Algarrobo

Otro ejemplo de la inmunidad que se autotorgaba Aznar ?quien predicaba una cosa y hacía la contraria- es el caso Méndez Pozo. Antonio Miguel Méndez Pozo era, en aquellos años del aún joven Aznar, amigo personal del flamante presidente castellano-leonés. Constructor de éxitos y pelotazos, estuvo implicado en la trama denominada de la construcción, con epicentro en Burgos. La justicia condenó al alcalde burgalés, José María Peña, apodado El Algarrobo, y a Méndez Pozo. Peña presidía un partidito local, denominado SI (Solución Indepediente). En buena parte, gracias a SI, Aznar en 1987 fue investido presidente. ¿Asumió “responsabilidades políticas” Aznar? Jamás.

Vericuetos estrambóticos

Ahora es Rajoy el que transita por los vericuetos más estrambóticos con el fin de desactivar el oprobio de tanta corrupción ?que viene de lejos- y que sitúa a la derecha en una posición especialmente enojosa. Hemos visto en El Plural el relato del mítin de Elche y unas fotografías inapelables, el 28 de febrero de 2008, a 9 días de los comicios generales. Aparece en las fotos Álvaro Pérez, llamado El Bigotes, mano derecha de Francisco Correa. Ambos, en la órbita de Alejandro Agag y su clan de Becerril. Ambos, organizadores de la boda imperial de Agag y Ana Aznar Botella. Ambos, especialistas en el arte de enriquecerse a la sombra del PP.

El año 2004

Rajoy ha dicho que él terminó con la trama Correa en 2004. Pero ello no es verdad porque seguían trabajando, y ampliando así su fortuna gigantesca, para el PP en la Comunidad de Valencia, mientras el presidente Camps se dejaba regalar sus trajes, como si estuviéramos en una república bananera. Las actividades de Correa en Valencia son numerosas y han sido denunciadas. Abarcan desde la fórmula 1 ?ojo a Agag- a la visita del papa Benedicto XVI en el verano de 2006 y otros notorios eventos. Rajoy hace extraños ejercicios con su memoria. Y se queda tan fresco. En 2004 no terminó con los negocios de Correa a costa del PP y en connivencia con instituciones públicas. Correa era muy obsequioso. ¿Recuerda Rajoy, por cierto, si hizo, después del 14-M, un viaje familiar a Canarias para relajarse de las tensiones electorales y de su derrota, lo que es perfectamente normal? ¿No recuerda nada más? Tranquilos. Se trata únicamente de dos sencillos interrogantes.

* Director de elplural.com Enric Sopena*

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