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Saavedra es la solución por EDITORIAL

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Saavedra encomendó a Carmelo Padrón el urbanismo de la ciudad. Y este hombre tan preparado, a priori un lujo para la ciudad, entró sin brújula y sin manual de supervivencia. Ocurrencias casi diarias jalonaron un semestre sin apenas concreciones de ningun tipo. De entre aquellos que estamparon su firma a favor de la candidatura de Saavedra cuando aún no había empezado la partida electoral, y la incertidumbre era grande, recordamos a una docena de arquitectos. No fueron nunca llamados a consultas. Al parecer sobraban iniciativas. A veces parecía que iban sobrados.

No sabemos qué escasea más en el Metropol, si el dinero o las ideas, pero mucho nos tememos que el dinero sea la excusa para tapar la falta de ideas.

Sucedía el nuevo equipo de gobierno a otro equipo de pesadilla, impensable si no fuera porque fue real. El grado de incompetencia de la anterior alcaldesa y de su concejal de Urbanismo era de tan grueso calibre que cualquier escenario de futuro era esperanzador.

Pero la pesadilla Soria-Luzardo tenía retranca: un cuerpo de trabajadores desmotivados, sin estructura y anacrónico esperaba a las fuerzas del cambio para desarticularlas. Sólo un equipo experto podría superar a corto plazo una inercia fatal de un Ayuntamiento que se venía moviendo a impulsos grotescos de la alcaldesa, mitad soberbia y mitad ignorancia. Y el nuevo equipo era inexperto.

Las expectativas eran grandes, pero el instrumento del cambio era obsoleto.

Lo que debió ser un cambio de estrategia al contacto con la realidad fueron errores: un plan estratégico mal pensado y peor gestionado, diferencias entre los concejales, acaso producto menos de la ambición que de la impotencia, han llevado al municipio a un punto muerto.

Pero la ciudad no puede renunciar al litoral, del que sólo se sabe que sería objeto de un concurso de ideas, ni a las infraestructuras que se necesitan, ni al mejor uso del Estadio Insular, que lleva meses pudriéndose sin una idea redentora.

Fuera del Metropol, de las oficinas municipales, los agentes sociales esperan y desesperan: quieren saber si al final en su solar serán diez o treinta el número de plantas; otros quieren saber la solución al Guiniguada y al tráfico en la Torre de Las Palmas, otros esperan la oferta de viviendas sociales.

Sólo un camino es posible: ese que active las fuerzas creativas y de progreso que tiene la ciudad y que sean canalizadas con fortuna. La maquinaria municipal está engrasada para ediles autoritarios e incapaces. Hay que cambiarla para este otro equipo de gobierno más capaz y más moderno. Saavedra ha cometido errores, pero no es el problema: es la solución.

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