Sobre este blog

Espacio de opinión de Canarias Ahora

A Sánchez se le caen los ministros

Rafael González Morera

A Sánchez le desaparecen los ministros en muy poco tiempo, y si pusiera un circo le crecen los enanos. Si Sánchez fuese entrenador de fútbol, para elegir a los jugadores sería un desastre, y pronto se iría descendido a la Segunda División. Asisto apenado al acontecer de la política española que sigue en un callejón casi sin salida. El Gobierno de Sánchez se ha convertido en una caja de sorpresas, y todo comenzó cuando el flamante ministro de Cultura, Maxim Huerta, tuvo que dimitir batiendo el récord de duración en el cargo con sólo seis días al conocerse que había cometido un fraude fiscal de tomo y lomo entre 2006 y 2008. La dimisión de la ministra de Sanidad, Carmen Montón, a consecuencia de las presuntas irregularidades del máster que cursó en la Universidad Rey Juan Carlos fue el segundo palo que recibió Pedro Sánchez. Pero no queda aquí la cosa tenebrosa, porque incluso el Ministro de Agricultura, Luis Planas, se ha visto involucrado en una trama de robo de agua en Doñana, y para remate del asunto de los ministrables desahuciados o casi noqueados está también la titular de Justicia, Dolores Delgado, cuyas amistades con el comisario Villarejo, el puto amo de las cloacas del Estado, no son desde luego una buena carta de presentación. Para colmo, la Dolores calificó a su compañero el ministro de Justicia, Marlaska, de maricón, cosa que para una presunta progresista no es muy de recibo ni en su lenguaje ni en su pensamiento. También la ministra de Hacienda está en entredicho.

Por si todo esto fuera poco, hay ministros que están haciendo declaraciones preocupantes, como es el caso nada menos que la ministra Vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, que ha declarado que “la libertad de expresión no lo resiste todo y no lo acoge todo” y considera que la Unión Europea tendrá que revisar de forma conjunta la legislación sobre la información periodística, y yo con estas canas. Y la tal Calvo añadió que hay que regular la información, hay que intervenir, y se me ponen los pelos de punta pensando que si me agarra Jaime Mayor Oreja, al que le gané una querella, con estas nuevas disposiciones que pretende la ministra Calvo, se me cae el pelo. No queda aquí la cosa de declaraciones desafortunadas (estoy hoy muy educado) de los ministr@s de Pedro Sánchez, porque la de Trabajo y Seguridad Social, Magdalena Valerio, ha afirmado que no es posible que el año que viene haya una pensión mínima de 1080 euros y un salario mínimo de 1.200 euros, porque eso sería comprometer el Sistema. Un sistema que sigue con los recortes, los ajustes, la ley mordaza, la sanidad y la educación pública por los suelos, y la Valero se apresura a defender este sistema. Con su pan se lo coma. Pero también la ministra de Hacienda, María Jesús Montero (no confundir con Irene Montero, compañera de Pablo Iglesias) tiene sus entresijos desde la época que fue Consejera de Sanidad de la Junta de Andalucía, por un asunto/trasunto de nombramientos y oscuro entramado con la Unidades de Gestión Clínica. La causa está abierta y pendiente resolución judicial. De momento a Sánchez se le caen los ministros y otros se tambalean.

Pero hay que darle a Sánchez algunas cosas positivas, y una de ellas la postura del Gobierno con respecto a Catalunya, y su presidente Quim Torra, que anda el hombre entre ultimatums y peleas con Esquerra Republicana que están debilitando al independentismo. Me parece más positiva la posición de Sánchez de diálogo y de tender la mano, que la de Rajoy de judicializar las relaciones y optar por la tremenda represión interpretada el 1 de octubre de 2017, con escenas horrorosas que impactaron en la opinión pública mundial. Vamos a ver si todo se reconduce, aunque sigo convencido que lo mejor será organizar un referéndum pactado y vinculante como hizo Gran Bretaña con Escocia y Canada con Quebec, y los independentistas perdieron. De no ser así creo que, con mayor o menor intensidad, esta cantinela durará hasta el siglo XXV, Por aquí, aparte de las incógnitas judiciales de Fernando Clavijo y Santiago Alba de las cuales estoy harto de escribir y de decir que las cosas de Palacio van despacio, lo más jacarandoso ha sido las declaraciones del concejal del Partido Popular en el ayuntamiento capitalino, diciendo que el alcalde debería impulsar la celebración del Día de la Hispanidad (sic) “sin complejo ni rubor”, vamos, que Augusto Hidalgo no debe ponerse colorado si el 12 de octubre aparece con una bandera española por la Plaza de Santa Ana y recorre el trayecto hasta la Casa de Colón dando alaridos “¡Viva España, coño!”. Ángel Sabroso, que es un chico joven, debió estudiar muy bien aquello de “España es una unidad de destino en lo universal” y “Por el Imperio hacia Dios”, y nada digamos de las monedas de peseta que con la cara dura de Franco decían “Caudillo de España por la Gracia de Dios”. Sólo le falta a Sabroso reivindicar que se celebre de nuevo el 23 de abril, como se hacía cuando la dictadura fascista de Franco, de la incorporación de Gran Canaria a la Corona de Castilla. Con estos calores que no se quitan estas veleidades del concejal pepero son refrescantes, y hasta hilarantes.

Sobre este blog

Espacio de opinión de Canarias Ahora

Etiquetas
stats