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Sanidad pública de calidad: llegó el momento

Iñaki Lavandera

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Termina la novena legislatura en Canarias, cuatro años marcados por dos etapas bien diferenciadas que debemos separar de manera inequívoca también en materia sanitaria. En la primera, tuvimos una Consejería de Sanidad gestionada directamente por el Partido Socialista durante año y medio, y en la segunda, los largos dos años y medio de Coalición Canaria al frente del departamento, una eternidad para las miles y miles de personas que en nuestros centros sanitarios públicos han sufrido largas esperas, desesperación ante el colapso de las urgencias y, en definitiva, las consecuencias de la ausencia de respuesta del Gobierno Clavijo.

Para poder realizar un diagnóstico más certero, no debemos olvidar que en julio de 2019 se cumplirán 25 años de la creación del Servicio Canario de la Salud (SCS), un cuarto de siglo del que CC ha estado en el Gobierno asumiendo en exclusiva las responsabilidades de la Consejería de Sanidad durante dos décadas exactas. Así, no cabe duda de que el SCS que tenemos en estos momentos es obra de Coalición Canaria.

En nuestra primera etapa, y a pesar de contar con bastante menos presupuesto en el Servicio Canario de la Salud, en concreto 2.627 millones de euros en 2015 frente a 3.007 millones en 2019, se pusieron las bases para corregir una deriva de falta de planificación que ha acompañado al SCS en su historia. Aprobamos el Plan de Salud, el Plan de Urgencias Sanitarias -requerido por la Ley de Ordenación Sanitaria de Canarias de 1994, aunque no se redactó y presentó hasta 2016-, el Plan de Cuidados Paliativos -requerido por la Ley 1/2015 de Derechos y Garantías de las personas al final de su vida y se redactó, asimismo, estando nosotros al frente de la Consejería de Sanidad-, iniciamos la redacción del nuevo Plan de Salud Mental y también del Plan de Grandes Equipamientos Tecnológicos.

Aun así, el SCS sigue careciendo de un plan de recursos humanos que aborde las necesidades de personal en función de las previsibles jubilaciones, crecimiento y variaciones demográficas o la movilidad del personal. Tampoco existe un plan de obras sanitarias que enfoque las necesidades de nuevos centros o las reformas en aquellos que las precisen.

La eterna etapa de CC no solo no ha abordado la planificación pendiente, sino que la que estaba en marcha o ya aprobada no ha sido desarrollada a pesar de contar con más recursos o de la posibilidad de destinar mayores cantidades si la política presupuestaria no se hubiese enfocado a la reducción de determinados impuestos o el destino de ingentes recursos a políticas fallidas y clientelares como el lamentable Fdcan.

Detrás de estas decisiones se evidencia la apuesta política de Coalición Canaria por perpetuar la dependencia de la actividad concertada de la actividad quirúrgica, hospitalización, pruebas diagnósticas, rehabilitación, radioterapia o diálisis, entre otras cuestiones.

Esta concertación se potenció desde la salida del Partido Socialista del departamento de Sanidad, sin ningún análisis de necesidad o conveniencia y, con ello, detrayendo recursos imprescindibles para el desarrollo y la inversión en los centros públicos.

El resultado final es que se vuelve al círculo vicioso de la no planificación, la justificación (previo consciente deterioro de la actividad propia del SCS) de una mayor concertación en centros privados, la falta de recursos suficientes para una cartera de servicios pública de calidad y, por último, unos malos resultados en salud que evidencian que el modo de gestionar que ha impuesto Coalición Canaria es, a todas luces, perverso e insostenible para el sistema canario de salud.

No es casual la falta de equidad entre el acceso y calidad de las prestaciones sanitarias que se ofrece en las diferentes islas, las altas listas de espera, la saturación constante de los servicios de urgencias, la infradotación de la atención primaria, el olvido de políticas efectivas -que no efectistas- de promoción de la salud, prevención de la enfermedad y educación para una vida saludable, que Canarias presente la esperanza de vida con buena salud más baja de toda España o que según el CIS, la sanidad preocupe en Canarias el doble que en España y que sea el segundo problema que más afecte a los canarios después del paro.

El PSOE de Canarias tiene como prioridad la defensa de un servicio público de salud de calidad, gratuito y universal, que aborde de forma ambiciosa las listas de espera, la infrafinanciación, el déficit en recursos humanos, la infradotación estructural y de recursos tecnológicos. Lo haremos, y lo haremos sin olvidar que Canarias presenta un grave problema de inequidad, entendida como diferencias en salud innecesarias o injustas, por razón de género, identidad sexual, lugar de residencia y, sobre todo, por nivel socioeconómico.

Llegó el momento de Canarias y de la recuperación por la gente de su sanidad, de una sanidad que es de la ciudadanía y que por fin colocará al paciente en el centro. Llegó el momento y lo tenemos en nuestras manos.

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