Tegueste en la penumbra

En lo que respecta a los usuarios, y viendo las deficiencias de servicios que tienen las mencionadas obras, tendrán que llevar un casco con una linterna al estilo de los mineros de Asturias, pues por la noche lo único que se ve en las polvorientas obras son las corujas y otras aves rapiñas que salen de caza. También, y con las últimas lluvias, cantidad de ranas croando y saltando de un charco a otro. Por si fuera poco, la vida empresarial se ha visto afectada, donde algunos negocios han tenido que cerrar y otros visto disminuidas sus respectivas ventas, al margen de la crisis económica mundial existente. La “tortura” psicológica de miles de conductores que tienen que padecer cada día por culpa de unas obras ridículas y mal planificadas, sin que antes las partes responsables que en su día acordaron llevar y ejecutar las mismas; hayan tenido en cuenta las consecuencias que tendría para un pueblo como Tegueste y para los miles de conductores que cada día tienen que desplazar a sus respectivos centros trabajos por la “carretera maldita”. Insisto una vez más, quiero lo mejor para nuestra isla, pero de una manera que no perjudique a sus habitantes.

Muy a pesar mío, entiendo los responsables son los políticos de turnos, los cuales no han sabido ofrecer un compromiso sincero, fiel y seguro al pueblo tinerfeño, al pueblo de Tegueste y los que lindan a su alrededor, especialmente aquellos que tienen que ver con la gestión de mejora de acondicionamiento de la TF-13. Unas obras, que han costado unos cinco millones y medio de euros. Aunque han puesto unos focos enormes, más parecidos a los campos de concentración de la Segunda Guerra Mundial, el problema sigue siendo el mismo. De momento, y entre tantas anomalías den la mencionada carretera general de Tegueste; sin luz ni señalización, las corujas, ranas, ratones, grillos etc., son los dueños y protagonistas de las noches de las obras de acondicionamiento de la TF-13.

Rafael Lutzardo