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Usted no sabe con quién está hablando

Cristóbal D. Peñate

No es la mejor carta de presentación para una consejera de Cultura confundir al presidente actual del Museo Canario, o al director gerente, con el fundador de la institución. Una consejera que no sabe que Chil y Naranjo falleció hace más de un siglo parece más responsable de Deportes que de Cultura. De hecho ocupa estas dos carteras en el Gobierno autónomo, además de las Políticas Sociales y Vivienda.

A esta mujer le chifla la política y por ello nos obsequia de vez en cuando con alguna chifladura. Mucho debe gustarle la cosa pública a Inés Rojas para que lleve tantos años en el machito, aunque el palabro no parezca adecuado tratándose de una mujer. A ella se le podría espetar aquello tan clásico de los cargos públicos: usted no sabe con quién está hablando. No lo sabe, los confunde.

Ella misma manifestó recientemente en una entrevista que le chifla (sic) la política y que quiere seguir en ella, en primera línea, porque es lo que más le gusta hacer, algo por lo que puede perder literalmente la cabeza.

Claro que chiflar tiene varias acepciones. Una es encantarle a uno algo o sentirse atraído por alguien, que en este caso seguro que no es José Miguel Ruano, que le disparó a matar a pesar de ser compañeros de partido. O precisamente por eso.

Pero el verbo chiflar tiene otra acepción, que es perder las facultades mentales. No creo en absoluto que esto sea lo que le ocurre a Inés Rojas, que por cierto tiene un nombre muy bonito, aunque después del episodio en el que asegura que habla con los muertos, ya uno no sabe qué pensar.

La falsa conversación de la consejera con el fallecido doctor Chil, aunque absolutamente surrealista y disparatada, no deja de ser una anécdota, a pesar de que sus enemigos políticos (más los suyos que los ajenos) la hayan elevado a categoría.

Los que no han podido con Rojas, criticándole su cuestionada política de vivienda o de servicios sociales, quieren tumbarla por hablar con muertos del siglo pasado. Ella, como el niño protagonista de El sexto sentido, a veces ve muertos. Y lo que es peor: habla con ellos.

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