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Usted, señor González Pons, lo sabe

Enric Sopena / Enric Sopena

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Ayer volvió a la carga, siguiendo la senda abierta por el líder de su partido respecto a la corrupción organizada en el interior del PP. Manifestó González Pons en TVE que “no es decente que al PP se le tenga contra las cuerdas con especulaciones”. Subrayó que los populares se sienten “indefensos” ante la actuación de la Justicia. Y precisó que se ha creado un “clima propicio para la insidia y la sospecha”. No podía faltar, y no faltó, una acusación contra la Fiscalía General del Estado y el Ministerio de Justicia por “acoso”.

Más prudente

Pero un político valenciano como González Pons debería ser, al menos, más prudente en esta oportunidad. Él ha sido consejero con Francisco Camps y no podrá negar que ha sido en la Comunidad Valenciana donde la trama dirigida por Francisco Correa ha trabajado más a sus anchas y ha recibido con facilidad adjudicaciones y prebendas cuyas sumas son hipermillonarias. Y esto hasta hace bien poco. Usted, señor González Pons, lo sabe perfectamente. ¡Y tanto que lo sabe!

Una enorme ciudad sin ley

El PP ha logrado transformar el País Valencià en un remedo de una enorme ciudad sin ley, donde hay cabecillas o caciques regionales ?como el inefable Fabra- a los cuales los jefes del PP rinden pleitesía, desde Camps hasta el último mindundi con ambición de prosperar. Con firmeza, Camps además controla su Canal 9 con la misma maña de censor que Aguirre en Telemadrid. En Canal 9 no se informa del embrollo de los correas, faltaría más, no es noticia, no tiene importancia. Mientras tanto, el presidente de la Generalitat está muy ocupado ?entre otras cosas- en cómo conjugar el ahorro con adquirir trajes a la medida de su alto cargo.

Hilos privilegiados

Y todo ello no ha sucedido hace tiempo, sino hasta hace unos días. ¿Quiénes han creado el “clima para la insidia y la sospecha”? Fundamentalmente, los que, moviendo hilos privilegiados en el interior del PP, han conseguido enriquecerse sin límite y también aquellos dirigentes ?todos por lo que se ve- que han dejado hacer sin decir enérgicamente: “¡Basta, hasta aquí hemos llegado!”.

Actividades tenebrosas

Las actividades tenebrosas de Correa y sus secuaces no se remontan a unas semanas o unos meses. Cuando Rajoy se convirtió en presidente del PP, en 2004, fue el momento en el que, según él mismo ha explicado, cortó las amarras con los correas y compañía.

Puntualización incompleta

Esta puntualización de Rajoy es incompleta, puesto que no ha justificado por qué permitió que, sin embargo, pulularan los corsarios por otras organizaciones territoriales ni por qué no investigó entonces el alcance de los presuntos delitos cometidos hasta esa época. Sin embargo, lo cierto es que antes de 2004 ya funcionaba esta especie de mafia sin sangre ni violencia. ¿Habrá que evocar una vez más que cuando se celebró la boda imperial, Correa y su mano derecha, Álvaro Pérez, eran hombres de confianza del novio, Alejandro Agag, y del padre de la novia, Aznar?

Insidias y sospechas

El clima de insidias y de sospechas no lo han creado ni José Luís Rodríguez Zapatero, ni Cándido Conde Pumpido, ni Mariano Fernández Bermejo, ni Baltasar Garzón, ni los medios de comunicación que hemos aireado este lamentable espectáculo.

La indecencia

Ese clima perverso lo ha generado, señor González Pons, la indecencia ?por acción o por omisión- de la cúpula del PP, incapaz de frenar la espiral de corrupción que parece haberse introducido en determinados segmentos de la derecha española. Es más, con su réplica negando la mayor, tirando balones fuera y, sobre todo, inventando de nuevo una teoría conspirativa para salir del paso, lo único que consiguen es situarse en la derecha extrema y mancillar el Estado de Derecho.

A pique

Atrévanse a tirar de la manta y castiguen a los verdaderos culpables. No se acojan a los embustes ni tampoco a la doctrina de Goebbels. No traten de limpiar la mierda con más mierda. Ni traten de crear más comisiones de investigación, como la de la Asamblea de Madrid, que es una burda maniobra de provocación, propia de aquella democracia orgánica con la que intentó el franquismo tapar sus vergüenzas totalitarias. Y, al final, ese régimen se fue a pique. Tomen nota.

* Director de elplural.com* Director deelplural.com Enric Sopena*

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