La Vida arrodillada: Rachel Corrie grita de nuevo

Hay que hacer un esfuerzo muy importante para escribir estas letras sin que asome la pérdida de la cordura, después de saltar la noticia del asalto del ejército israelí a un buque perteneciente a una fotilla que se dirigía, en misión humanitaria, hacia Gaza.

Todo un acto del más puro estilo pirata en el inexcusable marco de aguas internacionales y contra los miembros de un buque que navega bajo bandera turca, país con el que mantiene Israel relaciones políticas y militares.

Nada nuevo y nada imprevisible en los capítulos que escribe con letras de sangre el ejército de Israel a las órdenes de su primer ministro señor Netanyahu.

Confieso que ya ni me produce ira sino un infinito sentimiento de frustración. Es lo que hay, más de lo mismo. Y la frustración produce melancolía, en palabras de Ortega y Gaset, porque faltan reflejos en Europa y su sempiterno sentimiento de culpabilidad, y en Estados Unidos con un Obama que se nos ha quedado de color gris marengo con el lobby judío que lo acosa hasta en las zonas más íntimas de su Blanca Casa.

Y si aún no lo tiene claro quién, -no dudando de su buena fe-, defiende este tipo de acciones amparado en el derecho a la defensa del estado judío, véase quién golpea y la desproporción de sus golpes, como se pasa por el forro de los caprichos la legalidad internacional, una y otra vez. Y la ONU en la ONU, ¿dónde si no?

Y siguiendo en la misma línea, la culpabilización de la víctima es el argumento fundamental en las declaraciones exculpatorias de los judíos sionistas. Es evidente que en el mayor esfuerzo de hipocresía y cinismo la responsabilidad es de los portadores de ayuda humanitaria. Explíquese que hace un contingente militar abordando desde helicópteros a un buque civil en aguas internacionales. Para Israel está claro que la culpa es de la víctima. Como siempre.

Turquía ha dicho por boca de su primer ministro que Israel ha llevado a cabo una acción de terrorismo de estado.

En un gigantesco ejercicio de cinismo el señor embajador de Israel en España afirma sin el menor pudor, que la “tragedia no debe ser un pretexto para interrumpir las negociaciones indirectas de paz” con el estado judío. Vamos que hoy lloverá en el Pirineo aragonés y aprovechemos que el Pisuerga pasa por Valladolid para colgar a los palestinos responsabilidad en este asunto. Parece ser que nos toma a los españoles y a los congéneres del planeta por idiotas mentales. Ítem más, no contento con esta declaración llena de sin sentido, se atreve a afirmar que no hay problemas humanitarios en Gaza, o sea, que Israel es un Estado que abastece de alimentos y medicinas al millón y medio de habitantes de la Franja palestina de Gaza, pero no lo justito, puesto que a tenor de lo que afirma, es pura y abundante la generosidad de Israel para con los gazauís.

Y que decir de aquellos que proclaman, a modo de excusa, que “el único estado democrático de Oriente Medio es Israel” para, a continuación, compararlo con las dictaduras del mundo árabe. ¿Tendrá algo que ver el culo con las témporas? ¿De qué estábamos hablando?

Sacarán argumentos, uno tras otro, acerca de que en los buques había un sinfín de terroristas. Israel y sus habitantes están en permanente estado de paranoia. No sè que podría ocurrir si explota una “sopladera” en un supermercado de Tel Aviv.

Gandhi manifestó que lo que “nace por la violencia se mantiene por la violencia” y no creo que Israel se mantenga como Estado por otros medios; los hechos son los que son y éstos adjetivan a la entidad sionista.

La acción contra los buques con ayuda humanitaria es un crimen contra la Humanidad y ahora quisiera ver a tanto ilustre jurista imputando a Netanyahu este gravísimo delito. Yo reclamo la presencia del Juez Garzón para que siente a este primer ministro judío ante un Tribunal Internacional.

Los muertos y heridos exigen Justicia, no vale el silencio, no vale argumento alguno que arrodille la vida. Rachel Corrie sigue gritando en la memoria de la gente de buena voluntad.

Carlos Juma