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Zapatero se sentirá bien en Washington

José García Abad / José García Abad

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Mariano Rajoy ha restado importancia al éxito del adversario; asegura que es una silla prestada por Sarkozy, que tiene derecho a dos, uno como miembro del G-8 y otro como presidente de la Unión Europea, y alega que se sienta en ella con permiso del denostado anfitrión, George Bush. El presidente del PP ha ironizado una vez más sobre las amistades peligrosas con los Castro, Chávez y Morales pero lo cierto es que ZP se sentará en la cumbre y se sentará bien en una buena silla, la quinta de un país europeo, y no colgado en la lámpara y por supuesto no tendrá necesidad de enviar un papel con las propuestas de España como sugería piadosamente el todavía presidente USA.

Rajoy puede decir lo que quiera pero cualquier observador imparcial debe reconocer que Zapatero se merece el aplauso por su audacia y tesón; quien se equivoca y queda mal es el dirigente de la oposición al mostrar una actitud mezquina ante un éxito que es de todos los españoles.

Zapatero ha ganado el premio a los audaces que le permite intervenir en la gran reunión y que le permitirá, si juega sus cartas con habilidad, permanecer en este foro en el futuro con una silla en propiedad.

Yo mismo me mostré en El Plural crítico al énfasis puesto por el presidente en esta apuesta que yo estimaba arriesgada en extremo, casi suicida. “Si Zapatero consigue participar en la reunión del G-20 convocada por el presidente Bush para el próximo sábado 15 de noviembre- escribía en mi comentario - cosechará un gran éxito político que durará como mucho quince días. Si no consigue la foto será castigado por la oposición a lo largo de toda la legislatura.” El propio Solbes se había mostrado reticente a semejante órdago quitando importancia a la presencia española en la cumbre por si acaso, pero el presidente manifestó desde el principio sin la menor sombra de duda: “España estará presente” y el Rey fue más allá de lo que la cautela aconsejaba mostrando su “seguridad” en la participación española.

Participar es la condición necesaria pero sería insuficiente si se limitara a una presencia meramente fotográfica, si el presidente no llevara a Washington una propuesta coherente y a ello se ha puesto diligentemente recogiendo las opiniones de quienes pueden aportar ideas y propuestas. Esta semana es crucial para ello empezando por un lunes trepidante en el que el jefe del Ejecutivo se ha encontrado con banqueros y cajeros por la mañana y con patronales y sindicatos por la tarde. Mañana lo hará con Rajoy, a quien está ofreciendo lecciones de talante; hay que tener mucha generosidad o mucho humor para recibir a un señor que responde a su invitación con un “iré para regañarle” que es lo que ha dicho con otras palabras. Una vez más el correoso leonés haciendo gala de su falsa blandura y de su dominio de las tablas, ha puesto en evidencia al opositor gallego.

El formato de la reunión con los banqueros y cajeros ha sido, en esta ocasión, más razonable, empezando por la presencia de Pedro Solbes aunque sigue siendo extraño que no esté invitado el gobernador del Banco de España. Zapatero acertó al reducir el numero de banqueros invitados a cuatro: los presidentes de los dos grandes bancos, Emilio Botín, quien en esta ocasión estaba presente y a su vera luciendo la corbata roja del Santander, y Francisco González; así como los dirigentes de las dos grandes cajas, Isidro Fainé de la Caixa y Miguel Blesa de Cajamadrid; un grupo reducido que ha facilitado la operatividad. Por la tarde Zapatero se encerró con José María Fidalgo y Cándido Méndez, secretarios generales de CCOO y UGT y con Gerardo Díaz Ferrán y Jesús Bárcena, presidentes de la CEOE y la CEPYME respectivamente.

Es probable que Zapatero tenga ya en su poder papeles de unos y de otros pero con estas reuniones lo que pretende, en su gusto por lo simbólico y lo mediático ?es un ser intrínsecamente mediático - es escenificar sus mensajes, en este caso las aportaciones que España puede hacer a la cumbre para modificar el sistema financiero.

El primer escenario, el de los banqueros, está destinado a “vender” la solidez del sistema crediticio garantizada con procedimientos de regulación y supervisión eficaces. De hecho los cuatro grandes de las finanzas han reclamado al presidente que insista en Washington en la necesidad de aumentar los controles. El segundo, la reunión con sindicatos y patronales, quiere transmitir otro éxito español que apenas tiene parangón en otros horizontes: los pactos entre patronales y sindicatos para garantizar la paz social. Es un modelo que se inició en la transición política con “los pactos de la Moncloa” y que se ha mantenido con notable éxito a lo largo de tres décadas a pesar de episodios de muy contados episodios que se tradujeron en huelgas generales.

Cuando escribo estas líneas aún no se ha fijado una fecha para la reunión de Zapatero con Rajoy lo que escenificaría también el acuerdo de los principales partidos en un asunto en el que no debería prevalecer el sectarismo. Cuando el presidente del PP “apoya” al del Gobierno pasándole por las narices sus errores internacionales ? hay apoyos que matan ? debería recordar lo que pasó cuando gobernaba su partido de cuyo gabinete formaba parte. Debería recordar también el triste espectáculo ofrecido por Rodrigo Rato quien después de conseguir el apoyo de los socialistas para dirigir el Fondo Monetario Internacional, dio la espantada y España perdió una silla privilegiada en el organismo que saliera de Bretton Woods y que justamente ahora está en revisión.

*José García Abad es periodista y analista político de elplural.eselplural.es José García Abad*

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