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Las aguas turbias de Emalsa

Juan García Luján / Juan García Luján

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La sentencia describe el laberinto político en el que se metió el gobierno municipal presidido por José Manuel Soria en el verano de 2001. La sentencia del TSJC califica como “curiosa” el acta de la comisión informativa de contratación del ayuntamiento con fecha del12 julio de 2001. En esa reunión se tomó en razón un informe del 2 de julio de los miembros de la Comisión de Valoración de Ofertas nombrada por un decreto de la alcaldía (18 de junio). Ese informe señalaba que “como el proceso se retrotajo por una sentencia judicial al momento en el que el Secretario General del ayuntamiento emitió el informe ( 25-02-93) serán validos los actos previos a dicha fecha como el nombramiento de la comisión técnica de valoración ( 8-01-93) , el informe de la comisión técnica 16-02-93) los acuerdos de la Comisión de contratación 24-02-93 y el propio informe del secretario general del 25-02-93 ”. La comisión informativa del 12 de julio de 2001 concluye que no hace falta una nueva valoración de méritos, y la concejal de Patrimonio sacó un nuevo decreto el 25-9-2001 para dejar sin efecto un decreto anterior del 18-6-2001 que nombraba una nueva comisión técnica. Pero es que antes de la aprobación del decreto pidiendo la nueva comisión técnica el concejal delegado de Hacienda ya había publicado otro decreto el 2 de agosto por delegación del alcalde donde se decidía prescindir de crear una comisión técnica. Se volvió a encargar al ingeniero Luis Verge del Castillo que emitiera un informe y lo hizo el 24 de septiembre.

Todo ese recorrido de comisiones, de decretos y contradecretos que realizó el gobierno municipal de José Manuel Soria aprovechando la sombra de la panza burro veraniega terminó con un pleno el 26 de octubre que en la práctica ignoraba la sentencia del Tribunal Supremo y volvía a readjudicar las acciones de Emalsa a UNELCO Saur las mismas empresas ganadoras del concurso aprobadas durante la alcaldía de Emilio Mayoral, aunque cocinada en el terrorífico pacto del time sharing liderado por José Carlos Mauricio y formado con tránsfugas del PP y concejales del CDS. Esa readjudicación fue recurrida por Aquagest y el TSJC decidió investigar el asunto y designó dos peritos que realizaron sendos informes que echan abajo el informe de Luis Verge del Castillo. Uno de ellos concluye que la oferta de Aquagest suponía un superávit inmediato para el ayuntamiento de 1134 millones de pesetas y, además, mantenía la propiedad municipal del 51% de las acciones, la oferta de UNELCO Saur suponía un déficit para el cosistorio capitalino de 1400 millones y se dejaba sólo el 34% del capital en manos públicas. En cuanto a puntuaciones los puntos que suman los méritos de Aquagest son el doble de los que merecían UNELCO Saur. Según los peritos “la oferta ganadora no sólo no era la más ventajosa para los intereses públicos sino que era manifiestamente perjudicial para los intereses generales” . La sentencia anula todo lo acordado en el pleno del 26 de octubre de 2001. Y dice que es susceptible del recurso de casación ante el Tribunal Supremo

Ayer desde el PSOE y el PP reaccionaron con el habitual espectáculo de echarse las culpas. Soria y Luzardo dicen que el origen de todo está en la primera adjudicación realizada por el gobierno de Mayoral, una adjudicación que el PP ratificó cuando estaba en el gobierno. Y desde el PSOE se recuerda que la sentencia que ahora hay que cumplir responde a un recurso presentado contra la readjudicación decidida por el gobierno del PP. Está claro que el disparate de Emalsa comenzó con música de Edi Piaf en el mandato municipal en el que el genio Mauricio experimentó la fórmula de las alcaldías alquiladas. Recuerdo que en los mentideros políticos y periodísticos se hablaba entonces de viajes de políticos a París pagados por Saur. También se habló que el concurso de adjudicación vivió momentos “sobrecogedores” También se dijo que Soria se olvidó de su promesa de recuperar toda la propiedad de Emalsa para el ayuntamiento porque lo convenció el concejal de Hacienda Francisco Fernandez Roca, más conocido por el sobrenombre de Curro (como el famoso bandolero televisivo). El mismito concejal al que Soria confió la compra de La Favorita. Se dijo que Curro cambió la música francesa de Edith Piaf por la canción “Cuando pá Chile me voy?”. Pero no fue realmente una apuesta por la música sudamericana, sino más bien el deseo de vivir una experiencia que para los dirigentes del PP resultó tan enriquecedora en 2001 como lo fue para los coleguitas del time sharing y el PSOE en 1993.

La empresa Aquagest (hoy Canaragua), que perdió los concursos y ganó en esta sentencia dice que no solicitará indemnización al ayuntamiento, que lo que demanda es la gestión de Emalsa. Su consejero delegado José Juan González Batista declaró ayer en El Correíllo de CANARIAS AHORA RADIO que la sentencia es el final de 15 años de aguas turbias. Lo peor de todo es que el máximo responsable de este cúmulo de ilegalidades es el actual presidente en funciones del gobierno de Canarias (¡mejórate Paulino!) y responsable de Economía y Hacienda, y el político que presidía el ayuntamiento cuando se aprobó la privatización de Emalsa también sigue en un cargo público en el cabildo de Gran Canaria. Ellos siguen cobrando de los presupuestos públicos y nosotros seguiremos pagando los impuestos para poder limpiar toda la mierda que en los últimos quince años ha vuelto turbias las aguas de Emalsa.

Juan García Luján

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