El boli de colores

El debate sobre el estado de la nacionalidad de Canarias, que comenzó el mismo día en el que José Miguel Barragán cumplía 55 años, nos descubrió a la pareja Pimpinela del parlamento: Fernando Clavijo y Noemí Santana, la cara y cruz de la misma moneda. Han nacido para pelearse y quererse, para odiarse y amarse al mismo tiempo. El uno no es completo sin la otra y la otra no es plena sin el uno. Se necesitan mutuamente.

Santana llamó Jim Carrey a Clavijo, una forma cinematográfica de denominarle mentiroso compulsivo, el título de una película de hace veinte años protagonizada por este actor norteamericano. Sin embargo, tras un enfrentamiento bronco y altisonante, Santana regaló a Clavijo un bolígrafo de colores, como le prometió desde el estrado después de acusarlo de estar investigado. El presidente le rogó a la diputada que se retractase y se disculpara, pero ella solo se disculpó y no se retractó. Cedió en las formas pero no en el fondo. También le recordó que nueve de cada diez casos de corrupción en Canarias están protagonizados por CC y PP.

Ninguno de los portavoces de los partidos políticos que intervinieron apoyó al Gobierno (excepto el de CC, claro), por lo que no se explica que lleve el último año gobernando solo, a pesar de ser el tercer partido en número de votos. El más votado fue el PSOE seguido del PP. El cuarto partido más votado fue Podemos y quizá ses previso recordar que su representación canaria en las Cortes triplica a la de CC.

Todos los portavoces, tras el discurso de Clavijo, hicieron declaraciones a la prensa rodeados y arropados por correligionarios. PP y PSOE solo fueron acompañados por un compañero. En el caso de Ángel Víctor Torres podría escenificar que solo le apoya la mitad del partido, pero no sé qué explicación tiene lo de Australia Navarro. Podemos, Nueva Canarias y el partido de Casimiro Curbelo parecían equipos de fútbol a punto de ser fotografiados antes del partido.

Si todos los portavoces parlamentarios, excepto el de CC, criticaron tan duramente al Gobierno, ¿por qué sigue gobernando solo, sin más apoyo en la cámara que los votos del tercer partido más votado en Canarias? Habrá que llamar a Iker Jiménez para descifrar el arcano en Cuarto milenio. Pero sobre todo habría que preguntarle por qué Barragán cumplió los 55 como consejero de Presidencia, Justicia e Igualdad y no como chef en un restaurante de fusión en Puerto del Rosario cocinando lapas al ajillo, que es lo que a él le gustaría.