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La corrupción que no cesa

Rafael González Morera

Las Palmas de Gran Canaria —

La verdad no es nada original escribir un artículo sobre la corrupción en España. Además, cuando escribimos sobre este asunto, mañana surge otro trasunto, y deja viejo al asunto. La tangentópolis, y la targentópolis, lo invade todo, impregna hasta el aire que respiramos, que a lo mejor el Partido Popular nos va a cobrar también por respirar. Seguro que me dirá mi amigo Pepe Alemán que no esté dando ideas. Son muchos, incontables, los casos de abuso, fraude, robo, blanqueo, conspiración para delinquir, organizaciones criminales, que están poniendo a la poco democrática España a los pies de los caballos, y relatar todo de nuevo aquí parece un poco pesado, porque además los lectores de este periódico están muy bien informados. Pero resulta un poco descorazonador llegar a la conclusión que la corrupción a tope trae como consecuencia un derrumbe de la moral cívica. Lo peor es que la casta política, sí, la casta, cae también en el cinismo cuando trata de explicar tantos desafueros, afirmando siempre que los delincuentes son una minoría, y no se cansan de proponer nuevos códigos y leyes que persigan esas “desviadas conductas individuales”, y no reconocen que nos hallamos en una auténtica tangentópolis a la española y también a la catalana con Jordi Pujol a la cabeza. La corrupción es evidente que es sistémica, por lo que sólo podrá ser atajada con medidas que acaben con el actual sistema corrupto de la casta. Y no hablo de acabar con el capitalismo, líbreme Dios, sino ponerle freno a los robos de la casta. Un capitalismo civilizado con un socialismo igualmente civilizado, pueden coexistir.

Lo peor de todo es que muchos políticos unen a la corrupción el cinismo y la falsedad. El último caso en donde se reúne esta trilogía es el de Juan Cotino Ferrer, presidente de las Cortes Valencianas hasta hace un mes y pico, y que ha sido vicepresidente del Gobierno Valenciano cuando Francisco Camps era presidente. A Cotino le acusan de prevaricación, tráfico de influencias, malversación de caudales públicos y cohecho, y en este caso el cinismo y la falsedad sube muchos enteros, porque se trata de haber metido la mano en la caja del arroz valenciano con motivo de la visita del Papa Benedicto XVI a Valencia en 2006, y decimos que en este caso la falsedad es mayúscula porque Cotino es miembro del Opus Dei. Alabado sea Dios, familia que roba unida permanece unida.

De Gúrtel, de los ERES, de la Operación Púnica, de la familia Pujol Ferrusola, no les voy a volver a hablar ahora. Me detengo un poco en Canarias, y pasando de prisa y corriendo por Faycan, Góndola, Eolo, etc, etc, me llego a la Televisión Canaria y veo como un cara dura como Willy García se atrevió a desafiar en sede parlamentaria a sus señorías que le preguntaron cosas que no le gustaba a cuenta de unos contratos que hizo con Francisco Padrón de Canal 7 del Atlántico, una tv local chicharrera que se ha llevado unas buenas perras y no chicas para su empresa, amén de otras barbaridades realizadas por el tal García, y ya entiendo como Miguel Guerra, miembro del Consejo de Administración de TVC terminó por mandarse a mudar porque sus grandes esfuerzos tropezaban incluso con la “comprensión” de Paulino Rivero con García. La corrupción en Canarias ha sido también a manos llenas, y es la segunda región con más casos por número de municipios. Un estudio del Grupo de Desarrollo y Atraso Social del Departamento de Geografía de la Universidad de La Laguna es muy explícito, y en el que certifica que un 39,8 por ciento, lo que representa el segundo porcentaje por Comunidades Autónomas, clasificándose en primer lugar Andalucía, y detrás de Canarias están Baleares, Valencia y Murcia. Me sorprendí con estos datos, porque siempre pensé que Valencia y Baleares superaban a Canarias, pero es que en ambos casos la corrupción se centra mayormente en Palma de Mallorca y Valencia capital, y por aquí la cosa anda más repartida en pueblos pequeños, que el que menos corre vuela. El estudio de GISAS no contempla la última implosión de la Comunidad de Madrid, con la Operación Púnica superando casi a Gürtel, de ahí que ahora el Partido Popular de Madrid con su lidereza Esperanza Aguirre debe estar muy bien colocado. La corrupción que no cesa.

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