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El descrédito, la verdad y la transparencia

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En las últimas semanas hemos asistido a un bombardeo de noticias en este país sobre asuntos de supuestas corrupciones que minan la credibilidad de la política, que están haciendo que conceptos como honradez, honestidad, integridad y confianza sean, para muchas personas, incompatibles con la política y con quienes la ejercen. La ciudadanía necesita hoy, más que nunca, constatar que la acción política en las administraciones públicas no ofrecen duda.

Por eso, se precisa de actuaciones transparentes, de actuaciones ejemplares y los miembros del gobierno de Gran Canaria lo que están ofreciendo es justo lo contrario.

Hoy hemos celebrado en el Cabildo de Gran Canaria un pleno extraordinario a petición de los grupos políticos de la oposición en el Cabildo ante los graves acontecimientos recientemente acaecidos en Infecar, que obligaban a que este asunto no fuera despachado como una inestabilidad más, una crisis más de la que ya nos tiene acostumbrados este grupo de gobierno y su Presidente.

Un tema que no puede ser tratado como una crisis más, como una trapisonda más, porque en esta ocasión, tras la comparecencia del Señor Olarte y las manifestaciones del Presidente del CCN, el Señor González, lo que hay sobre la mesa son acusaciones graves, sobre presuntos ilícitos penales, como la falsificación documental, la malversación y la prevaricación, y un modo de actuar en política ciertamente repulsivo.

Asociamos verdad con transparencia. Por eso, creímos absolutamente necesario que el gobierno del Señor Bravo, si no tenía nada que esconder, nada que ocultar, votara a favor de la creación de una Comisión de Investigación que, sin incidir en los asuntos a investigar por la Fiscalía -para no provocar ninguna injerencia política- analizara con detalle la gestión realizada por el Señor Domínguez en Infecar y determinara las posibles responsabilidades Políticas. Es lamentable que el Presidente del Cabildo haya denegado crear esta Comisión. Es evidente que el Señor Bravo y el Partido Popular no se han decantado por la verdad y la transparencia, sino por el ocultamiento.

La corrupción mata la democracia. La duda y la sospecha la hieren de muerte. La política con el PP en el gobierno y el Señor Bravo en la presidencia ha pasado a ser un lugar en el que se administra la opacidad y el estancamiento, y Gran Canaria necesita de un gobierno y de una Presidencia que sean los motores de la configuración del cambio y de la transparencia. Y para eso, no tengo dudas, habrá que esperar algún tiempo.

Decía Marx, no Karl, sino Groucho, “que la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnostico falso y aplicar después remedios equivocados”. El Señor Presidente sigue con su política de proteger y de tapar en lugar de actuar, investigar y separar hasta que haya un pronunciamiento judicial, es el responsable de que esta definición de Groucho Marx sea absolutamente cierta bajo su presidencia.

El Presidente del Cabildo, lejos de mantener una posición institucional y defender los intereses de la Corporación en el caso Infecar, ha actuado a favor de quien no debía. El Grupo Socialista le pidió que hasta que no hubiera pronunciamiento de la fiscalía no se produjera destitución alguna y menos de quien había denunciado los hechos en cuestión. Esta decisión del Presidente, porque es sólo de él, de su responsabilidad, de cesar a quien destapó y denunció esas presuntas irregularidades, y mantener, y no separar de las funciones de Infecar, al Señor Domínguez, es sencillamente, impresentable.

El Presidente se ha limitado a remitir a la Fiscalía la intervención del Señor Olarte y del Señor Domínguez, porque no le quedaba otra salida, estaba obligado a ello. Y no ha hecho nada más. El envío a Fiscalía era imprescindible, pero insuficiente para lo que se espera de un Presidente. Se esperaba, como medida cautelar, que apartase de las funciones de Infecar al Señor Domínguez para que no quedara sospecha de que pudiera intervenir, de algún modo, sobre los hechos denunciados. La actuación del Presidente del Cabildo lo único que ha conseguido es incrementar las sospechas sobre Infecar, sobre la gestión del Consejero y, ahora, sobre la Presidencia que ampara y protege dichas actuaciones.

Por si todo fuera poco, hemos tenido conocimiento, a través de los medios de comunicación de que el Señor Domínguez intentó pactar con el Señor Olarte el contenido de su comparecencia, y de que en una reunión celebrada en Gran Canaria, entre el PP y el CCN, con motivo del seguimiento del pacto entre ambos partidos, el Partido Popular, a través del Señor Bravo, la Señora Navarro y el Señor Antona le ofrecieron al Señor Olarte la presidencia de la zona franca a cambio de su silencio. Ciertamente, repulsivo. Me hubiera gustado escuchar decir al Presidente que eso es mentira. Y no lo he escuchado a pesar de que el Presidente ha tenido la oportunidad de desmentirlo. Y no lo ha hecho. Por tanto, no cabe duda de que es verdad.

Lo que para el Señor Domínguez es una cacería política para el PSOE es un descrédito. El tiempo dirá quién tiene la razón. Mientras tanto, estamos asistiendo a un deterioro de este gobierno insular y de su Presidencia nunca visto hasta ahora en este Cabildo, desprestigio que por extensión está afectando a la propia Institución.

La situación es grave, y el problema no es sólo las posibles actuaciones al margen de la ley en Infecar, sino que el Presidente, con su actitud protectora hacia el Señor Domínguez, pasa a formar parte del mismo paisaje. Esta manera de actuar del Partido Popular no es nueva. Conocemos esa táctica de querer tapar, de querer silenciar, de querer desviar, y si no que se lo pregunten al Señor Rajoy en relación con el escándalo del Señor Bárcenas si le consta o no le consta.

El problema es el fondo, la forma y el estilo de encubrir a quienes han sido denunciados ante Fiscalía. En el caso que nos ocupa, por demasiados, diría yo, presuntos delitos penales, porque no debemos olvidar que, además, el propio CCN ha presentado en Fiscalía denuncia contra el Señor Domínguez por apropiación indebida, falsedad documental y fraude.

Gran Canaria no se merece un Vicepresidente en estas condiciones y menos un Presidente que lo ampara. El esfuerzo que hace en proteger al Señor Domínguez debería destinarlo a defender a Gran Canaria de los atropellos del Partido Popular, que son demasiados: se pospone al menos hasta 2025 la construcción de la pista operativa del aeropuerto de Gran Canaria, sigue en el aire la central hidroeléctrica de Chira-Soria, recorte en los descuentos a los billetes de los residentes, tasas aeroportuarias, y muchos más. A defender y a gestionar el gobierno de la isla es a lo que debe entregarse quien ocupa la Presidencia, justamente lo opuesto a lo que hace el Señor Bravo.

Allá por 1861, Abraham Lincom, en su discurso inaugural de toma de posesión dijo, “Vigiladme, ponedme a prueba”. Este principio democrático hoy, 152 años después, está plenamente vigente y resulta más necesario que nunca, a pesar de las negativas y de las actitudes del Partido Popular.

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